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«Padecer periodontitis puede incrementar el riesgo de padecer un accidente coronario entre un 20 y un 30 por 100»

Doctor en Médicina y Cirugía, Blas Noguerol está especializado en Periodoncia e Implantología y ha participado como co-coordinador del libro Patología periodontal y cardiovascular, editado conjuntamente por la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Una obra de la que el doctor Noguerol destaca «la filosofía que trasmite, en la que los problemas periodontales y cardiovasculares se contemplan dentro de un grupo de patologías ligadas al síndrome metabólico y el estilo de vida».

Recientemente se ha presentado el libro Patología periodontal y cardiovascular, del que es co-coordinador. ¿Cómo surgió la idea de este manual en el que han participado más de 30 odontólogos y cardiólogos?
—La colaboración con los cardiólogos era valorada como muy importante por SEPA desde hace tiempo. La oportunidad surgió por la disposición favorable de un cardiólogo del prestigio del Dr. Eduardo de Teresa, expresidente de la Sociedad Española de Cardiología y de la Fundación Española del Corazón, muy sensibilizado con estos temas y con el que me une una amistad personal. Ambas sociedades decidieron que era necesario poner al día los conceptos científicos de relación entre ambas especialidades.

Aunque existe mucha literatura al respecto, éste es uno de los primeros libros que aborda la relación entre las patologías periodontal y cardiovascular, ¿qué novedades ofrece y qué aporta esta obra al mundo de la Medicina en general?
—Necesariamente es un tratado muy actualizado. A la vez que aborda la relación entre las periodontitis y la cardiopatía isquémica, no deja de considerar aspectos relevantes como la actuación odontológica en pacientes anticoagulados o antiagregados y la siempre controvertida profilaxis antibiótica.

Un aspecto a destacar es la filosofía que trasmite, en la que los problemas periodontales y cardiovasculares se contemplan dentro de un grupo de patologías ligadas al síndrome metabólico y el estilo de vida.

Como experto en el tema, ¿en qué medida pueden las enfermedades periodontales incrementar el riesgo de infarto?
—El ser la cardiopatía isquémica una patología en la que se mezclan diferentes causas posibles, a veces es difícil establecer el peso de un factor tomado como variable independiente, desligada de las demás. Esto incluso sigue siendo aplicable a los factores de riesgo bien conocidos como el tabaquismo, dieta, colesterol, sobrepeso etc. Los estudios que más se han aproximado a una valoración cuantitativa del riesgo de infarto derivado de las periodontitis son metaanálisis de estudios individuales. Se ha establecido en los publicados un riesgo relativo que oscila entre 1,14 y 1,34. Podríamos decir que padecer periodontitis puede incrementar el riego de padecer un accidente coronario entre un 20 y un 30 por 100. Este dato nos parece de una gran importancia sanitaria.

¿Existe más o menos riesgo en función de la edad del paciente?
—En los estudios realizados se ha visto que las personas más jóvenes, que suelen padecer formas más agresivas de periodontitis, presentan un riesgo mayor.

Teniendo en cuenta que 8 de cada 10 personas mayores de 35 años sufren enfermedad periodontal –según la última Estadística Nacional de Salud–¿podemos deducir que una gran parte de la población podría tener problemas cardiovasculares?
—Creo que ese dato del 80% debe estar relacionado con el porcentaje de los que padecen algún problema gingival, incluida la gingivitis o la presencia de cálculo, más que enfermedad periodontal destructiva. Hay que pensar que la periodontitis es un factor de riesgo adicional. No podemos pretender que pase a explicar la mayor parte de los casos de infarto. El porcentaje de población afectado por infarto de miocardio oscila entre 600 y 800 por 100.000 habitantes/año. La prevalencia de periodontitis es mucho mayor, pero no hay que olvidar que el infarto tiene unas tasas de mortalidad de aproximadamente 80 por 100.000. Podríamos decir que uno de cada 10 afectados por infarto fallece. Es un cuadro de una enorme trascendencia sanitaria.

¿Cuál es la base científica o médica de la relación entre los problemas periodontales y los cardiovasculares?
—Desde el punto de vista fisiopatológico el biofilm de las periodontitis podría relacionarse con la etiología del infarto agudo de miocardio por diferentes mecanismos, la presencia directa de bacterias, la carga antigénica de las mismas y los mediadores inflamatorios liberados en las periodontitis. Se ha demostrado que algunas de estas bacterias tienen múltiples mecanismos, potencialmente favorecedores de la movilización de la placa de ateroma. Lo más probable es que sea la acción a distancia de los mediadores inflamatorios como las interleukinas, factor de necrosis tumoral alfa y otros, la causante del problema.

¿Qué investigaciones se han desarrollado sobre este tema y en qué punto están en la actualidad?
—Queda por demostrar la relación directa de causalidad, el peso de la misma y el papel que el control de la infección periodontal pueda tener en la prevención del infarto. Son muchos los grupos multidisciplinares de periodoncistas y cardiólogos que están en la actualidad trabajando en el tema a nivel mundial. En España podemos destacar a los profesores Sanz de Madrid, Bullón de Sevilla o Mesa de Granada.

Uno de los temas en los que se hace hincapié en el libro es en la anticoagulación en pacientes cardiológicos. ¿Es uno de los principales problemas?
—El número de pacientes sometidos a tratamientos antiagregantes o anticoagulantes está aumentando y debido a que los dentistas realizamos con frecuencia actuaciones que conllevan sangrado, se requiere con frecuencia la interconsulta con el médico de cabecera o el cardiólogo. Con frecuencia los cardiólogos entienden que se deberían tomar estas decisiones directamente por el dentista. Recomendaron no suspender el tratamiento antiagregante para cualquier intervención de nuestro campo y en anticoagulados, solo cuando el INR sea mayor de 3.

¿Además de los problemas cardiovasculares, la periodoncia está asociada a otros problemas de salud?
—Es conocida de antiguo y bien documentada científicamente, la relación entre la diabetes y las periodontitis. Los paciente diabéticos presentan formas más agresivas con tendencia evolutiva y respuesta al tratamiento algo peores que las formas de periodontitis de evolución crónica. También se ha documentado la relación entre la presencia de patología periodontal y el nacimiento pretérmino de niños inmaduros. Este último aspecto, muy relevante sobre el que se sigue en la actualidad aportando información se tratará en una mesa específica en el congreso de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, que se celebrará en mayo en Oviedo.

De cara al paciente, ¿en qué aspectos puede (y debería) mejorar la relación entre el odontólogo y el cardiólogo?
—Tradicionalmente la estomatología y odontología siguieron un devenir bastante desligado de otros ramos de la medicina. Los dentistas nos hemos formado aparte de otros profesionales médicos y hemos tenido nuestras propias organizaciones profesionales y científicas. Esta labor que ahora toca a la SEPA, debe continuarse con un planteamiento de estrategias más general de toda la profesión. Nos gustaría igualmente que los cardiólogos comprendieran que se debe incluir el cuidado bucal y más específicamente periodontal, entre los consejos que sobre salud cardiovascular dan a sus pacientes.

Uno de los principales destinatarios de este libro es el médico de Atención Primaria. ¿Por qué se ha pensado en él y qué puede aportarle esta obra?
—El primer frente de abordaje del paciente cardiológico con su problema, es con mucha frecuencia el médico de atención primaria. Mal haríamos si nos quedamos sólo en los cardiólogos al establecer estrategias de comunicación. Hemos realizado una edición resumida del libro para distribuir entre ellos.

En la presentación del libro hizo una referencia a la necesidad de revisar la formación que reciben los Odontólogos en la actualidad. ¿Cuáles son las principales carencias y cómo debería ser la formación universitaria en esta materia?
—Esta reflexión es pensando en el futuro. La población envejece y cada vez presenta más enfermedades crónicas. Los dentistas del futuro deberán enfrentarse a situaciones cada vez más frecuentes de interacción con problemas médicos y relacionarse con otros ramos de la medicina.

Los currículos de formación de profesionales a veces son lentos en recoger estas nuevas tendencias y dan lugar a que el dentista pueda estar algo alejado de la realidad asistencial. Ello genera un proceso de estrés formativo que se traslada a la formación continuada. No me corresponde a mí la adopción de medidas, pero si me parece oportuno, incidir sobre el tema.

¿Va a seguir SEPA trabajando en esta línea?
—Aunque ya no estoy en labores de responsabilidad, he hablado mucho al respecto con la Dra. Vallcorba, actual presidenta. En las líneas directrices de su mandato se encuentra mantener la imagen de la SEPA en la mente de los dentistas como sociedad de vanguardia, con deseos de tener el máximo rigor científico y potenciar la salud global del paciente. No me cabe duda de que este es el comienzo de estrategias que van mucho más allá en la misma línea de actuación.

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