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Frenillo lingual corto: ¿cuándo es un problema y cómo tratarlo?

Cuando el frenillo es anormalmente corto o grueso, se denomina frenillo lingual corto o anquiloglosia. Esta condición puede causar dificultades en la lactancia materna, problemas en el habla y limitaciones en actividades orales.

El frenillo lingual es una estructura que se encuentra en la cavidad oral, específicamente en la zona debajo de la lengua. Consiste en una fina banda de tejido fibroso que conecta la parte inferior de la lengua con la base de la boca, cerca del suelo de la boca. Su función principal es mantener la lengua en su posición adecuada y limitar su movimiento excesivo.

Suele ser delgado, flexible y lo suficientemente largo como para permitir un amplio rango de movimiento de la lengua, lo que es esencial para funciones como hablar, masticar y tragar. Sin embargo, en algunos casos, el frenillo lingual puede ser anormalmente corto, grueso o poco elástico, lo que puede provocar una anomalía conocida como frenillo lingual corto o anquiloglosia. Según la Asociación Española de Pediatría, se estima que un 1,7-4,8% de los niños nacen con un frenillo sublingual corto o anquiloglosia y es tres veces más frecuente en los niños que en las niñas.

Tipos de frenillo lingual corto o anquiloglosia

El Servicio de Pediatría del departamento de Salud Alicante-Hospital General destaca diferentes tipologías de frenillo según el anclaje del mismo en la lengua:

  • Tipo I. El frenillo se ancla en la punta de la lengua con forma de corazón. La movilidad de la lengua es muy limitada y no permite elevarla ni extenderla.
  • Tipo II. La inserción del frenillo se encuentra a unos milímetros detrás de la punta de la lengua. Esta colocación impide la elevación y extensión de la lengua, aunque en menor medida.
  • Tipo III. En este caso la lengua puede tener un aspecto convencional, sin embargo, tiene una inserción posterior que puede limitar la elevación de la misma.
  • Tipo IV. A simple vista no puede verse bien el frenillo ya que está cubierto por una capa de tejido submucoso. La lengua queda anclada en el suelo de la boca, sin posibilidad de elevarse y de aspecto compacto.

Principales efectos negativos

No todos los bebés que presentan un frenillo lingual corto o anquiloglosia tienen por qué sufrir consecuencias negativas. Sin embargo, el Servicio de Pediatría del departamento de Salud Alicante-Hospital General realizó un estudio donde se hace referencia a las principales dificultades que puede presentar un bebé con esta anomalía.

Dificultad para la lactancia materna

Los bebés con anquiloglosia experimentan dificultad para lograr un agarre profundo, lo que provoca que se suelten con frecuencia durante la lactancia. Además, esto conlleva a una mayor demanda de pecho con tomas mucho más largas y cansadas para el bebé. Esta situación también afecta su capacidad para ingerir una cantidad suficiente de leche.

Otro síntoma evidente de la anquiloglosia es el chasquido lingual, que indica la pérdida del vacío durante la succión. Estas consecuencias pueden llevar al destete temprano del bebé.

En este sentido, la madre también puede presentar algunos inconvenientes como pezones doloridos y con grietas.

Problemas de articulación del lenguaje

Según este estudio, el problema del habla no está bien definido, ya que no dificulta la vocalización ni el retraso de la misma. No obstante, los frenillos que impiden que la lengua llegue a la encía superior pueden generar problemas al pronunciar el fonema de la “r” (rotacismo) o dificultad para realizar sonidos sibilantes y linguales “t”, “d”, “z”, “s”, “th”, “n”, “l”.

Problemas mecánicos

El frenillo lingual corto puede dificultar otras actividades habituales como lamerse los labios o limpiarse los restos de alimentos de los dientes con la lengua. También pueden encontrar dificultades a la hora de tocar instrumentos de viento, comer helados o cualquier actividad oral.

Soluciones para tratar la anquiloglosia

Para evitar estos problemas existe un procedimiento llamado frenectomía, en la que se realiza una pequeña incisión para liberar la tensión del frenillo sublingual y aumentar la longitud del mismo. Este procedimiento debe hacerse siempre por un profesional que evaluará el caso y determinará si es necesaria la cirugía. No obstante, la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial y de Cabeza y Cuello (SECOM CyC) hizo un llamamiento ante “un elevado número de cirugías de frenillo lingual innecesarias”.

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