Unos de los tratamientos más demandados por los pacientes son las carillas dentales. Cada vez hay más personas que buscan una solución para mejorar su sonrisa y las carillas pueden ser la mejor solución al tratarse de un tratamiento rápido y totalmente individualizado con el que se consigue recuperar la función y la estética en tan solo un par de citas. Pero, una vez colocadas, ¿cómo debo cuidar mis carillas dentales? ¿Qué mantenimientos debemos hacer para mantenerlas blancas e intactas?
Carillas como el primer día
Las carillas son unas finas láminas que recubren nuestros dientes. Por muy resistentes que sean, no dejan de estar adheridas al diente, por lo que debemos tener en cuenta ciertos cuidados para evitar posibles problemas: la duración de nuestras carillas será totalmente proporcional al cuidado que les demos en nuestro día a día.
En primer lugar, debemos diferenciar de qué material están hechas nuestras
carillas, pues hay dos tipos: carillas de cerámica y carillas de composite.
- Las carillas de cerámica o de porcelana son más resistentes y duraderas, siendo su vida media de 10 años. Este tipo de carillas se realizan en dos citas y son confeccionadas por el laboratorio por lo que su coste es más elevado. No necesitan una limpieza o cuidados tan específicos.
- Las carillas de composite, por otro lado, son más económicas, dado que se realizan en una cita y de forma directa en el paciente. Su duración aproximada es de 5 años, pero su material se tiñe con más facilidad (al ser más poroso), por lo que debemos hacer un mantenimiento y limpieza más recurrentes.
Cuidado con los alimentos muy rígidos y duros
Una de las situaciones más comunes es la fractura de la carilla o el descementado de la misma. Se produce por la ingesta de ciertos alimentos duros, crujientes o pegajosos.
Por lo tanto, debemos evitar todo lo que pueda hacer palanca, como, por ejemplo, una zanahoria, manzana, pan tostado, frutos secos o caramelos que se puedan quedar pegados en la carilla… Cualquiera de estos alimentos puede provocar la rotura de una parte de la carilla o incluso su totalidad.
Esto no significa que no podamos comer este tipo de alimentos, solo que debemos masticarlos de forma cuidadosa. En vez de usar los dientes de delante, podemos comerlos cortados en trozos pequeños. Y hábitos como abrir paquetes o morder hielo, obviamente, quedan prohibidos, incluso para los dientes naturales.
El hábito de apretar los dientes (bruxismo)
Actualmente, una elevada parte de nuestra población aprieta o rechina los dientes.
Esto puede provocar pequeñas fisuras o grietas tanto en la cerámica como en el composite de nuestras carillas, generando la fractura de las mismas.
Es fundamental, si nuestro odontólogo considera que es necesaria, el uso de una
férula de descarga para así evitar fuerzas no deseadas por este hábito patológico, sobre todo por la noche. La férula se coloca fácilmente en los dientes superiores para que no contacten entre sí, evitando así que el rechinamiento pueda debilitar o fracturar nuestras carillas.
Cómo perjudica el tabaco a las carillas
Somos conocedores que el hábito de fumar nos provoca manchas en los dientes, y por tanto, también a nuestras carillas de composite. Si llevas este tipo de carillas, es aconsejable reducir los cigarrillos, y a ser posible, eliminar su consumo.
En realidad, el hábito del tabaquismo es incompatible con tener una buena salud bucodental, por lo tanto es algo que deberíamos erradicar de nuestro día a día.
Bebidas y alimentos con colorantes
Evitaremos alimentos y bebidas con mucho color como el vino tinto, café, té, refrescos de cola, curry, chocolate negro, frutos rojos…
Este tipo de alimentos, sobre todo en nuestras carillas de composite – que tienen más facilidad de teñirse -, pueden provocar ciertas discoloraciones y que el aspecto de nuestra carilla se vuelva más oscuro o amarillento.
No es necesario eliminar su ingesta, sino que debemos restringir su consumo y tomar ese tipo de alimentos de forma esporádica para evitar que produzcan esos cambios de color tan indeseados en nuestras carillas estéticas.
Limpiar las carillas adecuadamente
La higiene de nuestras carillas será la misma que en nuestros dientes naturales tras cada comida. Debemos eliminar los restos con cepillo dental manual o eléctrico, podemos añadir el hilo y el irrigador para hacer más hincapié en los espacios entre dientes y eliminar cualquier pigmentación que pueda perjudicar nuestras carillas.
Para finalizar, recuerda que debemos asistir de manera regular a la consulta de nuestro dentista para realizar un adecuado mantenimiento y, efectivamente, poder mantener las carillas como el primer día. La frecuencia de las revisiones será pautada por el especialista y puede ser cada tres, seis meses o una vez al año.