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Presentado el 4.º “Estudio de salud bucodental de los niños y adolescentes de Navarra”

Las caries continúan disminuyendo pero la higiene es todavía insuficiente

Las caries continúan disminuyendo pero la higiene es todavía insuficiente

La consejera de Salud, María Kutz Peironcely, presentó, el pasado 3 de marzo en rueda de prensa, las conclusiones del cuarto “Estudio de salud bucodental de los niños y adolescentes de Navarra”, un proyecto financiado por el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra y galardonado con la Beca “Mikel Larumbe Zazu 2006” cuyo objetivo ha sido describir el estado de salud oral y hábitos de higiene de población infantil y adolescente de la Comunidad Foral con el fin de prevenir problemas bucales y establecer cuántos niños y niñas necesitarían tratamiento en la actualidad.

Acompañaron a la consejera en la presentación, la doctora Beatriz Lahoz Fernández, presidenta del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Navarra, y los doctores Javier Cortés Martinicorena y Joaquín Artázcoz Osés, primeros firmantes del estudio.

Entre las conclusiones de la encuesta destacan el continuado descenso de la incidencia de caries, si bien en los últimos años esta patología disminuye a menor ritmo, así como la todavía mala higiene dental de los escolares (un 11% de los adolescentes confiesa no cepillarse nunca los dientes). Además, por primera vez se analiza el impacto que tiene la salud oral en la calidad de vida de los menores.

Se trata de la 4ª encuesta de salud oral de escolares de Navarra, como monitorización epidemiológica de la evolución de las enfermedades orales y su tratamiento, y cuyos antecedentes son las encuestas de 1987, 1997 y 2002. En ella se han estudiado los siguientes conceptos: nivel de caries, salud periodontal, maloclusiones (necesidad de ortodoncia), hábitos (higiene, visitas al dentista…) y calidad de vida relacionada con la salud oral (CVRSO).

El estudio se ha realizado sobre 1.397 escolares de 6, 12 y 14 años que cursan 1º y 6º de Educación Primaria y 2º de Educación Secundaria Obligatoria pertenecientes a 49 centros escolares de 20 localidades repartidas por Navarra y seleccionadas al azar. Los datos se recabaron entre los meses de abril y mayo de 2007.

Una de las conclusiones del estudio es que la caries continúa con su ritmo descendente, si bien decrece de forma mucho más moderada que en la década anterior. Los niveles de caries en la población de origen extranjero son significativamente mayores. Además, a pesar de los avances, esta enfermedad presenta una distribución asimétrica entre la población, siendo el sector de nivel socio-económico bajo el que presenta niveles más altos de prevalencia. Sin embargo, desaparecen las diferencias por entorno rural y urbano.

Los índices de restauración de piezas dentales, (representativos del tratamiento de caries), aun siendo altos, descienden ligeramente con respecto a estudios anteriores (realizados en 1987, 1997 y 2002). No obstante, en la última década, aumentan tanto la asistencia al dentista como el número de profesionales adscritos al PADI (Programa de Atención Dental Infantil).

La consejera Kutz destacó la importancia que la higiene bucal tiene en la infancia, porque es cuando se crearán hábitos para el resto de la vida, así como la buena posición de la Comunidad foral en lo que se refiere a salud dental en general, “en buena parte gracias al PADI”.

Por su parte, el doctor Cortés quiso incidir en la necesidad de cepillarse los dientes al menos dos veces al día para garantizar una buena salud bucal y recomendó a los padres y madres con hijos e hijas en edad de recurrir al PADI (6-18 años), que lo utilicen: “la prevalencia de uso en la Comunidad foral es alta y satisfactoria pero es necesario llegar a todo el mundo”.

Los datos
Descendiendo a los datos concretos y por conceptos, los resultados arrojan las siguientes conclusiones: en cuanto a caries, en dentición temporal (dientes de leche) la enfermedad afecta al 35,9% de los niños y niñas de 6 años y la media de dientes afectados es de 1,26 (sobre 20 dientes temporales). Su distribución en la población es asimétrica: una mayoría (64%) no tiene caries (0 lesiones), mientras que unos pocos las padecen en gran medida (el 15% acumula el 70% de las lesiones).

En dentición permanente, la caries afecta al 28,5% de la población de 12 años y al 46,4% de la de 14 años; con una media de dientes afectados de 0,63 y 1,28, respectivamente. Aquí también se repite el fenómeno de la distribución asimétrica: el 16% acumula el 80% de las caries. Cabe destacar también que los niños y niñas residentes en la Comunidad Foral de origen extranjero presentan entre 2 y 3,8 veces más de caries que aquellos nacidos en Navarra.

No existen diferencias de enfermedad ni de tratamiento entre los residentes urbanos o rurales, pero sí por nivel socio-económico (NSE); siendo los de NSE bajo quienes presentan más caries en todos los grupos de edad y tipo de dentición. Sin embargo, no hay diferencias significativas en el número de dientes obturados (empastados), aunque la población de menor nivel socioeconómico acude menos al dentista que los de medio y alto.

Respecto a encuestas anteriores, la tendencia observada es que sigue descendiendo el nivel de caries, aunque a menor ritmo que en décadas anteriores: en el período 1987-1997 el descenso fue del 60%; en el período 1997-2002, del 17%; y en el 2002-2007, del 16%.

El porcentaje de diente tratados es bajo en dentición temporal (26,1%) y alto en permanente (68,9-74,1%), aunque desciende respecto a encuestas anteriores donde llegó, aproximadamente, al 80%. Cabe recordar que el PADI cubre las obturaciones de dientes permanentes pero no de temporales. La presencia de selladores de fisura es alta (una práctica preventiva impulsada por el PADI).

Por otro lado, en lo que a la salud periodontal se refiere, sólo 2 de cada 10 escolares tienen unas encías completamente sanas (sin sangrado al sondar ni cálculo acumulado entre los dientes). Esto significa, teniendo en cuenta el tramo de edad del estudio, un bajo nivel de eficacia de la higiene dental. En cuanto a la ortodoncia, un tercio de los escolares necesitaría tratamiento o son portadores actualmente de aparato dental corrector.

Por lo que se refiere a los hábitos de higiene, se observa una mejora respecto de las encuestas anteriores pero aún están por debajo del mínimo recomendable (2 cepillados diarios). Así, sólo el 63,3% de los adolescentes de 14 años manifiesta tener este hábito y en torno al 11% afirma no cepillarse nunca o casi nunca. En 1997, estos porcentajes eran del 46% y 23%, respectivamente.

La asistencia regular al dentista mejoró notablemente desde la puesta en marcha del PADI, tendencia que comenzó ya a observarse en el estudio de 2002, y se considera en la actualidad, alta.

Los datos indican también que la mayoría de los padres y madres perciben la salud oral de sus hijos como satisfactoria; lo mismo ocurre con la propia percepción de los protagonistas del estudio, que la consideran “muy buena” o “buena” (el 83% de ellos). Por otro lado, una mayoría de los niños y niñas encuestados no cree tener necesidades de tratamiento dental y quienes dicen tenerlas (30%), se encuentran relacionadas en su mayoría con la estética y la necesidad de tratamiento de ortodoncia (75%). Estas variables no habían sido medidas en encuestas anteriores.

Calidad de vida relacionada con la salud oral (CVRSO)
En el estudio también se valoró un concepto que no se había incluido en encuestas anteriores: el impacto de la salud oral en la vida diaria. Así, se pone de manifiesto que, consecuentemente con los resultados mostrados en el esto de conceptos, este impacto es muy bajo, o lo que es lo mismo, la calidad de vida de estos chicos y chicas se ve poco o nada condicionada por su salud oral.

Por ejemplo, a los 14 años, su salud oral no les condiciona nada para “realizar sus trabajos escolares”, “hablar” o “tratar con la gente”. Unos pocos (5,1-9,7%) manifiestan tener algún problema a la hora de “relajarse” o “mantener su estado de ánimo”, aunque de forma muy leve.

Las actividades diarias que más se ven condicionadas para una parte de estos adolescentes son “comer” y “cepillarse los dientes” a los 12 años y “reír-sonreír” a los 14 (concepto y tramo de edad que registra el mayor impacto). Cabe recordar que es en esta edad cuando termina de producirse el recambio de la dentición temporal y tanto la masticación como la higiene pueden verse afectadas negativamente.

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