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El dentista de mi madre

Lunes 21 de agosto. Hoy, me advierte la Agencia Estatal de Meteorología, que se alcanzarán los 39º en mi pueblo de adopción desde donde tecleo cuando no voy a la oficina.

¡Vaya veranito! Temperaturas al alza, alcanzando récords históricos; incendios devastadores a uno y otro lado del mundo, lluvias torrenciales, inundaciones… Sí, señores, parece que esto del cambio climático no es para tomárselo a guasa. Afortunadamente, el concepto de sostenibilidad, cada vez, suena más en el sector dental y me aventuro a decir que mucho más lo hará en el futuro más cercano.

Volviendo a mi verano, mis días a remojo en mi querida Mallorca también han sido de órdago. El cóctel de altas temperaturas y humedad para los que somos de secano es
difícil de digerir. Pero es que la cosa en mi Segovia natal no os creáis que ha cambiado mucho. La «rebequita», antaño tan necesaria en las noches castellanas, espera con ansia el otoño para ser rescatada del fondo del armario (bueno, vale, me ha salido la vena andaluza, que alguna que otra noche o mañanita madrugadora sí ha salido de paseo).

En una de mis frecuentes visitas a casa este verano -Segovia para mí es casa-, mi madre me pidió que la llevara y acompañara a su revisión periódica al dentista. Y para allá que nos fuimos.

Mientras su dentista examinaba su salud oral, busqué refugio en el aire acondicionado de la sala de espera. Un amplio espacio con las paredes completamente vestidas de los títulos del equipo clínico. Y cuando digo completamente, esta vez sí que no exagero. Desde las orlas universitarias a los títulos de cursos de especialización de los campos más diversos lucían en la sala. Quizás a ojos de los pacientes, esto pueda pasar casi desapercibido, pero no para mí.

Me llevó, irremediablemente, a pensar en nuestra Guía de formación, cuya nueva edición verá la luz en los próximos días, y que intenta ayudar a los muchos profesionales del sector dental que apuestan por mejorar su cualificación para ofrecer el mejor tratamiento posible a sus pacientes. Tal como hace, por suerte, el dentista de mi madre.

Autores

Directora de Gaceta Dental

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