Así lo indican los resultados del estudio dirigido por Antonio Nanci, investigador y profesor del Departamento de Estomatología de la Universidad de Montreal, y la investigadora postdoctoral Charline Mary, en colaboración con colegas de la Universidad Laval y la Universidad McGill, y que se han publicado recientemente en «Scientific Reports», de la revista Nature.
El entorno bucal constituye el segundo microbioma más importante del organismo, y su equilibrio es fundamental para la salud bucodental. Tanto, que la investigación del microbioma oral está cambiando el concepto de cómo los microbios contribuyen a la salud dental y la general. En este caso concreto, refiriéndose a las bacterias y el alzhéimer.
No es la primera vez que se relaciona a la salud oral con el alzhéimer. Por ejemplo, el científico Piotr Mydel afirmaba que existen «pruebas basadas en el ADN de que la bacteria que causa la gingivitis puede pasar de la boca al cerebro».
Para poner en contexto la situación, el número de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer en España, según publicaba CEAFA en 2020, se calculaba superior a las 700.000 entre los mayores de 40 años. Pero es que en 2050 el número de enfermos se habrá duplicado y se acercará a los dos millones de personas.
Lo relevante de este estudio, liderado por Nanci, es que ha demostrado que una proteína presente en el epitelio gingival puede tener propiedades antimicrobianas, en particular contra la Porphyromonas gingivalis. Bacterias como la P. gingivalis, cuando el equilibrio del microbioma oral se rompe, no solo están implicadas de forma relevante en la aparición de la enfermedad periodontal, diversos estudios indican que también podrían estar relacionadas con enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
En concreto, la investigación sugiere que la fosfoproteína secretora rica en prolina y glutamina 1 (SCPPPQ1), – una proteína producida normalmente por el epitelio gingival para favorecer su adhesión a los dientes, – es bactericida.
El objetivo de este equipo de investigación ha sido seguir explorando el potencial antibacteriano de la SCPPPQ1 humana al caracterizar su modo de acción e identificar sus partes activas.
Los resultados fueron los siguientes:
- El análisis in silico (procesos que se realizan a través de ordenadores gracias a programas y bases de datos) demostró que tiene un paralelismo molecular con los péptidos antimicrobianos.
- La incubación de Porphyromonas gingivalis con la proteína de longitud completa dio como resultado la disminución del número de bacterias, la formación de agregados y alteraciones de la membrana.
- El análisis de los péptidos derivados de la SCPPQ1 indicó que estos efectos se mantienen en regiones específicas de la molécula.
Estos resultados sugieren que la SCPPQ1 humana presenta capacidad antibacteriana y además proporcionan una nueva visión de su mecanismo de acción.
Tal como declara el coordinador del estudio, Antonio Nanci, a la Universidad de Montreal, «el potencial antibacteriano de la proteína SCPPPQ1 podría utilizarse no solo para limitar la enfermedad periodontal, sino también como un enfoque de tratamiento para controlar los efectos de las bacterias en el cerebro o en otros sitios a los que se propagan».