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¿Un paciente con pérdida de hueso alveolar y dientes puede desarrollar un COVID más severo?

Según escribieron los autores del estudio, los pacientes con pérdida de hueso alveolar tenían mayores probabilidades de morir o terminar ingresados en la unidad de cuidados intensivos; y las probabilidades de desarrollar un COVID-19 más grave aumentaban dramáticamente en aquellos que presentaban pérdida de dientes.

«Los profesionales dentales deben ser conscientes de que los pacientes con una pérdida extensa de dientes son aquellos con mayores posibilidades de tener una progresión clínica más grave y un peor resultado en lo que se refiere al COVID-19«, escribió el grupo, dirigido por la Dra. Marie-Chris Donders, del departamento de cirugía oral y maxilofacial de Hospital Isala en Zwolle, Holanda.

Durante la pandemia, la investigación ha demostrado que varios factores de riesgo y comorbilidades están asociados con el COVID-19. Por ejemplo, en julio, un estudio mostró que los pacientes con inflamación inducida por periodontitis pueden experimentar complicaciones de COVID-19 más graves.

Esto sucede porque cuando hay una mala higiene bucal, las bacterias de las encías ingresan al torrente sanguíneo, provocan la liberación de la proteína interleucina-6 (IL-6) y esta a su vez desencadena la inflamación. De hecho, si la IL-6 se encuentra en altos niveles, puede matar el tejido, así como el revestimiento de los vasos sanguíneos y los pulmones, por eso es importante que las fuentes de inflamación, – como la enfermedad de las encías, – sean eliminadas para prevenir complicaciones.

En octubre, los investigadores presentaron datos que revelan que la mala salud bucal puede aumentar la gravedad del COVID-19, especialmente en pacientes cardíacos. Ya que su mala salud bucal se relacionó con el retraso en la recuperación y el aumento de los niveles de proteína C reactiva, que indican inflamación.

Debido a que la relación entre la salud bucal y COVID-19 sigue sin estar del todo clara, a fecha de hoy se continúa investigando los factores de riesgo y sus asociaciones al virus.

Precisamente para explorar la conexión entre los parámetros de mala salud bucal y la gravedad del COVID-19, Donders y sus colegas realizaron un estudio de cohorte retrospectivo en el cual se revisaron las radiografías extraorales de 133 pacientes con COVID-19 confirmado para analizar en ellas la pérdida de hueso alveolar y de dientes. A los pacientes incluidos en el estudio se les tomaron radiografías dentales en un período de cinco años.

La gravedad de COVID-19 se midió utilizando la escala de progresión clínica de la Organización Mundial de la Salud, que incluye los siguientes niveles:

  • Leve / ambulatorio.
  • Moderado / hospitalizado.
  • Grave / ingresado en una unidad de cuidados intensivos o muerte.

Para evaluar las asociaciones, se realizó un modelo de regresión.

Los análisis revelaron un vínculo profundo entre la gravedad de COVID-19 y la pérdida de hueso alveolar y la pérdida de dientes, ya que las probabilidades de ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos o de morir eran 5,6 veces mayores para los pacientes con pérdida ósea alveolar.

Por cada diente perdido, los pacientes tenían un 4,2% más de probabilidades de desarrollar COVID-19 grave en comparación con un resultado leve. Además, por cada diente adicional perdido, los pacientes tenían un 6% más de probabilidades de desarrollar COVID-19 severo versus moderado.

Una de las limitaciones del estudio fue el tamaño de muestra pequeño. Hubiera sido ideal tener más registros dentales y radiografías de pacientes confirmados con COVID-19, pero fue imposible debido al rápido desarrollo de la pandemia.

Se deben realizar más estudios para comprender mejor la relación entre la mala salud bucal y la gravedad del COVID-19, escribieron los autores.

«Sin embargo, los hallazgos actuales se suman a la riqueza de la investigación que muestra la relación entre la salud bucal y la salud general, que probablemente sea el resultado de factores de riesgo compartidos y condiciones subyacentes», concluyeron Donders y sus colegas.

Fuente: Dr. Bicuspid.
Leer el estudio completo en Science Direct.

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