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Posicionamiento en la web

Como todos los años, y después de pasado el primer mes, todos hemos hecho buenos propósitos y muchos de ellos ya han pasado a la historia, como dejar de fumar o perder algo de peso. Así que quizá sea conveniente plantearse otros más asequibles o, por lo menos, más rentables a corto plazo.

El 2012 tiene todo el aspecto de que no va a ser un año más y que, en cierto modo, nos va a obligar a tomar algunas decisiones, y desde mi punto de vista es el momento de la acción más que el momento de la predicción.

En lo que concierne a la tecnología, y especialmente a la informática, podemos esperar todo tipo de novedades como portátiles más ligeros, móviles con baterías que duran más, televisores inteligentes y, por supuesto, más tratamientos a pacientes asistidos digitalmente. Pero sea como sea, parece que de momento nuestras propias manos van a ser el avance tecnológico que más vamos a necesitar en los próximos meses.

Por supuesto que ya disponemos de más de 400.000 aplicaciones para móviles con sistema Android y otras tantas miles para el iPhone, y seguro que son muy interesantes y útiles pero, como alguien que dedica gran parte de su tiempo a la red, cada vez tiendo más a utilizar la filosofía del cliente de ferretería.

La ferretería –lugar que, estoy seguro, algunos de los más jóvenes no han pisado nunca– es algo así como un Apple Store de tornillos, tuercas y herramientas, miles y miles de ellos, pero normalmente cuando vas allí a comprar, sólo te interesa un tornillo concreto de una longitud concreta y con una rosca concreta. Así que cuando sales de allí, en el bolsillo llevas un pequeño trozo de papel doblado conteniendo una pequeña pieza metálica de escasos gramos que es la solución a todos tus problemas (literalmente he tenido esa sensación en más de una ocasión cuando he conseguido el tornillo exacto).

Y es aquí donde la tecnología ha fallado hasta el momento: no han conseguido sustituir al ferretero, esa persona que de un vistazo (a veces parece que ni siquiera te ha prestado atención) es capaz de suministrar la pieza adecuada en un abrir y cerrar de ojos, en vez de desparramar un montón de tornillos diversos en el mostrador y decirte «seguro que entre esos hay uno que te vale». Desgraciadamente, hasta ahora todo lo que tenemos es Google.

Todo esto nos ha llevado en ocasiones a la falsa conclusión de que ya está todo hecho, aunque no hayamos sido capaces de encontrarlo, y que es mejor el «que me quede como estoy». Pero eso, este año que empieza, parece que no va a ser tan fácil.

Así que, modestamente, intentaré hacer que todo este maremágnum tecnológico sea un poco más llevadero, o quién sabe, incluso nos sirva para algo.

Posicionamiento en Google

Particularmente, encuentro descorazonador que algo que se supone que sirve para encontrar respuestas precisas a preguntas precisas, algo que nos debe ahorrar horas leyendo interminables artículos y que nos propone ir directamente a la enjundia del asunto, sin embargo, nos propone emplear horas leyendo su propio manual de uso, licencias y las innumerables posibilidades que encierra, repartidas en varios miles de páginas del propio Google. Así que empecemos a desmitificar algunos puntos al respecto basándonos en la experiencia.

Por ejemplo, una de las cuestiones más demandadas cuando alguien decide instalarse por primera vez en la web es aparecer en los buscadores, y lo que es más, aparecer en los puestos de cabeza.

Considerando que en la web las páginas se cuentan por miles de millones y aumentando, y que en la primera página de resultados aparecen diez entradas, pretender aparecer el primero bajo el concepto «Odontología» va más allá de una quimera. Por supuesto, siempre podemos considerar la opción de gastarnos una cantidad razonable de dinero y pagar por la publicidad, pero eso sólo nos servirá mientras sigamos empleando recursos en ese sentido, y desapareceremos rápidamente de los puestos de cabeza cuando dejemos de hacerlo.

Así que, y vds. me perdonen por esto, me pondré como ejemplo. Para el que tenga tiempo y ganas, puede buscar en Google «Iñaki Lauret». No me he preocupado en comprobarlo todo, pero por lo menos de las más de 35.000 entradas que aparecen, los primeros cientos se refieren a mí (y sólo a mí) específicamente. He de aclarar que nunca he pagado y no tengo intención de hacerlo en el futuro, para aparecer en los buscadores.

Esta es la primera clave en lo que respecta al éxito en buscadores. Da la casualidad de que mi nombre es una combinación, al parecer, muy poco común, así que Google no tiene más remedio que hacer lo que le han enseñado a hacer.

Lo que podemos aprender de esta experiencia es que cuanto más específicos seamos a la hora de definirnos a nosotros mismos, así como a la hora de buscar, más posibilidades tendremos de flotar sobre los demás.

En este sentido, para los que tengan página web, una buena estrategia puede ser, aparte del nombre de la clínica, los de los doctores y demás, añadir algo como «cerca de…» y añadir algún monumento o hito emblemático, o incluso la boca de metro más cercana.

Cuantas más referencias le demos a Google, más posibilidades tendremos. Así que cuando alguien simplemente busque «boca de metro Suances», es posible que incluso aparezca en los resultados «Clínica …, cerca de metro Suances», aunque la persona que ha hecho la búsqueda realmente lo que quiere es ir a un concierto de Shakira. Pero cuando salga del metro, puede ser que hasta vea el rótulo de la clínica en cuestión, y podemos estar seguros de que esa es la única clínica que ha visto ese día y probablemente en mucho tiempo.

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Conclusión: introduce algunas líneas de texto en tu página web, con referencias a cosas cercanas y no sólo «el mejor tratamiento dental en el mejor ambiente, etc.». Y si eres creativo, pon de moda entre tus clientes alguna palabra o frase de cosecha propia que haga referencia a la clínica y que tenga cierta gracia, como «Limpieza sin dolor» porque eso es lo que recordarán los pacientes a la hora de buscar. Si la frase te parece absurda o con poca entidad, búscala en Google, te llevarás una sorpresa. A la hora de escribir este artículo, no hay ninguna entrada con esa frase exacta y sólo las tres primeras hacen una referencia concreta y se refieren a limpieza dental.

Mi página Web

Por supuesto, poco rendimiento se le puede sacar a todo lo anterior si no tenemos página web, pero ¿realmente necesito una página web? ¿Realmente me serviría para algo?

Una vez más debemos atenernos a la experiencia, y como siempre, haré referencia a la mía propia que es la que mejor conozco.

Hace ya unos tres años puse en marcha una página personal orientada al tema de juegos, «3dnemo.com», y me perdonen la publicidad gratuita. El caso es que, lo confieso, hace más de un año que no le presto mucha atención, vamos que no la he actualizado.

Lo gracioso del tema es que a los pocos meses de ponerla en marcha ya tenía unas 300 visitas diarias aproximadamente, media que se ha mantenido estable, mes tras mes, hasta hoy, sin hacer nada. He de decir que en el último año he trabajado con varias empresas extranjeras que han contactado conmigo a través de la página.

Así que, a la hora de considerar la creación de una página web, podemos considerar que, ya que no debe suponer en ningún caso una inversión onerosa, el retorno está prácticamente asegurado siguiendo unas simples líneas de actuación y que, en cualquier caso, actualmente es la forma más económica de publicitarse.

La página web puede sobrevivir con sencillas actualizaciones y, en cualquier caso, nos aseguramos que cualquier avance en la facilidad de acceso a la información de la web, ya sea a través de dispositivos móviles o Web-TV, juegue a nuestro favor.

Al fin y al cabo, la primera toma de contacto por parte del paciente va a venir normalmente por algún tipo de urgencia, por lo que no es seguro que contemple aspectos como la experiencia en tratamientos de cirugía asistida por ordenador, sino más bien lo cerca que le queda la clínica de casa o del trabajo, el horario y, por supuesto, si el aspecto es de confianza.

Una vez en la clínica, se puede reforzar la imagen y la información de la página web mediante un folleto o directamente de palabra, guiándole hacia contenidos de mayor valor añadido que se pueden consultar en la página y que el paciente probablemente no ha visto.

Por lo tanto, y siempre considerando que cada uno tendrá su punto de vista, en los tiempos que corren una forma barata de publicidad, con un aspecto atractivo y que además cualquiera puede mostrar a terceros en cualquier ocasión, se me antoja una inversión interesante.

El error que no se debe cometer es pensar que la página web por sí sola puede ser la solución a todos los problemas, o que puede ser el soporte de la clínica, ya que lo que podemos llamar formación on-line, atención on-line, diagnóstico on-line o lo que se quiera, no tiene nada que ver con la práctica odontológica diaria y consiste en un negocio completamente diferente.

Web-TV

Parece que uno de los lanzamientos estrella de este año van a ser los televisores con conexión a internet, ya que corre con fuerza el rumor de que Apple está preparando el lanzamiento de su propio modelo y, ya se sabe, si Apple lo hace, podemos esperar una avalancha por parte de todos los fabricantes.

En realidad, la navegación web a través del televisor existe desde hace algún tiempo, pero la integración hasta la fecha no ha sido muy satisfactoria. Hasta el momento, se puede navegar con más o menos limitaciones si se dispone de una consola de juegos, de un iPad2 junto con un Apple-Tv o, directamente, conectando el ordenador a la televisión con los adaptadores correspondientes. Pero la experiencia no ha sido completa y la configuración ha requerido de molestos cables o menús de configuración más o menos confusos.

Lo que nos han prometido este año es que podremos encender el televisor y cuando nos cansemos de la anodina programación (cosa que ocurrirá casi de foma inmediata), podremos optar por abrir el navegador y acceder directamente a las páginas de Youtube, Facebook o lo que más gracia nos haga.

A este respecto sólo tengo un par de consideraciones que hacer, ya que he visto anunciados en algunos folletos dispositivos que se pueden conectar directamente si disponemos de puerto USB y que prometen navegación web. Pero ¿y cómo lo hago sin teclado ni ratón?

Esta es la pregunta que, en cierto modo, debe contestar Apple (y deben seguir los demás), si la solución es satisfactoria. Al fin y al cabo, el teclado y el ratón en la mesita del salón no son muy decorativos y, además, si la mesita es de cristal, el ratón óptico no funcionará. Veremos qué truco nos tienen reservado esta vez.

En realidad, esta evolución de la tecnología me parece la más emocionante de los últimos años, ya que, en cierta manera, puede volver a poner las cosas en su sitio, o lo que es lo mismo, devolvernos al sofá sin nuestro ardiente compañero portátil encima de las piernas, o decir adiós a la silla y la mesita del ordenador.

Puede que, incluso, en un futuro cercano los ordenadores desaparezcan definitivamente de los hogares, lugar en el que muchos piensan, nunca deberían haber entrado. Por supuesto, en ese caso el televisor será el ordenador, pero nadie se dará cuenta y la pelea por el mando a distancia volverá con renovado ímpetu.

Y ya que las grandes compañías indefectiblemente pelearán porque todo el mundo utilice sus servicios a través de la renovada Tv-Web, como han hecho con los móviles, tener nuestra propia página puede no ser tan mala idea y quizá podamos aprovechar el tirón.

Sólo una última recomendación que quizá se le pase por alto a más de uno. Este tipo de aparatos que está por venir va a integrar, casi con toda seguridad, una cámara al modo en que lo hacen los portátiles o los teléfonos móviles, así que hay que ser precavido a la hora de conectarse a Skype y cosas similares, sin acordarse de desconectar después lo cual puede dar lugar a situaciones embarazosas. Para los más olvidadizos, recomiendo tener a mano un poco de cinta aislante negra para tapar eventualmente el ojo que todo lo ve.

3D (TV–Ordenador–Móvil–Tableta)

Y aunque no es ya una novedad, porque llevamos meses viéndolas en las tiendas, es muy probable que el logo 3D empiece a aparecer de forma ubicua en casi todos los aparatos que tengan una pantalla.

Aunque no ha sido de conocimiento público, las grandes compañías tienen desatada una guerra acerca de cuál es la tecnología más adecuada para la reproducción de contenidos 3D, y se han madurado al menos tres sistemas que entrarán de lleno en la batalla comercial este año.

Por un lado, hemos podido probar el sistema que se utiliza, por ejemplo, en los cines para ver películas como Avatar o Toy Story 3D con unas simples gafas de plástico y cuyos resultados, al menos para el que escribe, no son muy concluyentes. Es lo que se denomina 3D pasivo.

Por otra parte, está el sistema activo que utiliza Sony y que requiere unas gafas especiales y más aparatosas que van alimentadas con baterías y que se sincronizan inalámbricamente con el aparato de TV. Son, con mucho, las que mejor resultado dan, pero tienen el inconveniente del precio de las gafas.

Y, por último, la eterna promesa del 3D sin gafas y que ya hemos podido probar por ejemplo en la Nintendo 3DS.

Este último era el sistema que más complicaciones presentaba debido a su reducido ángulo de visión para evitar el problema de la doble imagen, pero era el único factible para dispositivos móviles o portátiles. Si ya algunos necesitamos ponernos gafas cada vez que tenemos que ver los mensajes o el correo en el móvil, resultaría bastante ridículo tener que sacar unas segundas gafas (por lo general poco vistosas) para ver el efecto 3D.

El problema fundamental hasta el momento es que al tener que reproducir dos imágenes diferentes (una para cada ojo), la resolución se veía disminuida a la mitad, lo cual resultaba especialmente problemático a la hora de trabajar con el ordenador. Pero con la introducción de los displays Retina de Apple en el iPhone (pantallas de muy alta resolución) se desató la carrera por las pantallas de súper alta definición, tanto en pequeño como en gran formato.

Con una pantalla que doble el número de píxeles se puede tener una reproducción de alta calidad, incluso si hay que dividirla en dos imágenes diferentes.

Esto ha abierto las puertas a la posibilidad de que a partir de ahora no sólo los aparatos de televisión, sino también teléfonos y tabletas puedan reproducir contenidos 3D sin gafas. Pero, al mismo tiempo, propicia que se puedan comercializar televisores de súper resolución conocida como 4K (que cuadruplica la que ofrece el HD), utilizada hasta ahora sólo en sistemas como el IMAX.

Y de paso, ya podemos empezar a pensar en algo así como la Web 3.0 que necesariamente será en 3D, o a lo mejor, la gente decide que ya es suficiente y que un mundo con tanta resolución nos permite ver cosas que a lo mejor no nos apetece ver con tanto detalle, y si no, que se lo pregunten a un adolescente con acné.

Sólo un detalle a tener en cuenta. En toda esta vorágine, como en tantas ocasiones, conviene prestar atención a la letra pequeña, y siempre que vayamos a comprar un aparato de última generación, buscar la palabra «ready» que en muchos casos acompaña a grandes logos «HD» y «3D» y asegurarse en la propia tienda de lo que realmente implica, ya que la traducción más apropiada suele ser «casi»: casi alta definición, casi 3D, sea lo que sea lo que eso signifique.

MÁS ALLÁ DEL WIFI

Recientemente he tenido que padecer en propias carnes (más concretamente en las carnes de un pariente cercano) el problema de no poder conectar por Wi-Fi dentro de la misma casa donde se encuentra la instalación (no nombraré compañías proveedoras de internet, porque casi todas adolecen de lo mismo).

Seguro que más de uno ha experimentado la desagradable sensación de querer enseñar algo en el móvil, el iPad o el portátil, para acabar comprobando que no tiene cobertura suficiente, aunque el router inalámbrico se encuentre a escasos metros de donde nos encontramos.

En más de una ocasión, esto no pasará de ser una anécdota y, en el peor de los casos, algún familiar más impuesto en tecnología punta intentará algún tipo de manejo informático que conseguirá, en muchas ocasiones, dejarnos sin internet del todo. Sin embargo, cuando en casa han de convivir varios ordenadores y dispositivos (en ocasiones pertenecientes a diferentes miembros de la familia), la lucha por el router puede ser encarnizada y, como poco, acabará en una frustración general.

Así que, si tu hija/hijo se hace con el router y decide instalarlo en su habitación para poder navegar a toda velocidad y la señal no llega con suficiente potencia al resto de la casa, debes hacerte con un par como el que aparece en la fotografía (los hay de diversos precios y aspectos, pero todos funcionan de la misma manera).

Es lo que se llaman dispositivos PLC y que por unos pocos euros funcionan lisa y llanamente como un alargador del cable de red del ordenador.

La cosa funciona de la siguiente manera, se necesita un cable ethernet (los venden en cualquier gran superficie) que se conecta, por un lado, a un puerto libre en el router y, por el otro, a uno de los dispositivos de la pareja, en un enchufe de corriente normal.

Ahora con otro cable ethernet y el otro dispositivo de la pareja, sólo necesitamos un enchufe de corriente para disponer de conexión a internet en cualquier habitación de la casa (siempre que enchufemos el cable ethernet al ordenador, claro).

Desde luego no es tan elegante como el Wi-Fi, pero navegaremos a la máxima velocidad que tengamos contratada y sin interrupciones.

Artículo elaborado por:

D. Iñaki Lauret, Responsable del Departamento, de Audiovisuales e Informática de i², Centro i² Implantología Madrid

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