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La UEM inviste doctores honoris causa a Valentín Fuster, Joan Rodés y Pedro Alonso

El pasado 31 de enero, en un acto presidido por los Príncipes de Asturias y que contó con la presencia del ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, la Universidad Europea de Madrid (UEM) ha investido como Doctores Honoris Causa a Valentín Fuster, Joan Rodés y Pedro Alonso.

Sentados en la mesa presidencial, de izda. a dcha.: D.ª Elena de la Fuente, secretaria general de la Universidad Europea de Madrid; Dr. Antonio Bañares, rector de la Universidad Europea de Madrid; S.A.R. D. Felipe de Borbón, príncipe de Asturias; S.A.R. D.ª Letizia Ortiz, princesa de Asturias; Dr. Bernat Soria, ministro de Sanidad y Consumo, y D. Miguel Carmelo, presidente de la UEM. En la pantalla, de izda a dcha: el Dr. Pedro Alonso, Doctor Honoris Causa, director del Centro de Investigación en Salud Internacional (CRESIB), jefe de Servicio de Salud Internacional y Medicina Tropical del hospital Clinic-Universidad de Barcelona y director científico del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM) (Mozambique), y el Dr. Joan Rodés, Doctor Honoris Causa, jefe de Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona.

Las distinciones concedidas por la Universidad Europea de Madrid a estos doctores se suman a los que en años anteriores se dieron a P.I Branemark, fundador de la Implantología, el arquitecto Miguel Fisac, el publicista Luis Bassat, el escritor Mario Vargas Llosa y el abogado Antonio Garrigues Walker. El objetivo de estas distinciones es hacer un reconocimiento no sólo a un trabajo bien hecho, sino también a una labor con trascendencia social.

En su intervención, el rector de la UEM, Dr. Antonio Bañares calificó estas distinciones como “un reconocimiento global a la biomedicina y de manera particular al trabajo que ha desarrollado cada uno de ellos, que ha trascendido su propio ámbito de competencia y ha tenido un gran impacto en la sociedad» y añadió que “queremos demostrar así nuestro apoyo a las investigaciones biomédicas, terreno en el que se han producido los avances con más trascendencia social en los últimos años».

Durante su discurso de investidura, el jefe del servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona, Joan Rodés, abogó por el desarrollo de la investigación traslacional para lograr la aplicación de los conocimientos biomédicos básicos en el proceso asistencial con el fin de pasar de este modo de la «medicina preventiva» a una «predictiva» con tratamientos individualizados.
“Con la combinación de ambos tipos de investigación, básica y clínica, todas las partes ganan. En primer lugar, la investigación traslacional y la asistencia médica mejoran y, además, es un potente estímulo para que los investigadores básicos realicen una investigación que beneficiará a corto o medio plazo la asistencia médica a los ciudadanos”, afirmó.

Sin embargo, cree el doctor Rodés que, “a pesar del gran desarrollo de la investigación fundamental, en la actualidad hay pocos ejemplos en los que se puede constatar la aplicación real de los nuevos conocimientos en la práctica clínica“. En su opinión, los centros donde se combinan la investigación básica y la clínica “por la colaboración entre universidades, centros de investigación básica y hospitales de alto nivel asistencial son las instituciones ideales para realizar este tipo de trabajo”.

La producción investigadora es precisamente el aspecto que el Rector de la Universidad Europea de Madrid resalta más de este doctorando. “El doctor Rodés es el investigador biomédico con un mayor impacto científico de los últimos 20 años en nuestro país. Lidera un equipo que supone el primer polo de producción científica en términos absolutos. Al frente de la unidad de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona, ha conseguido formar un grupo de investigación mundialmente conocido como el número uno”, subrayó el doctor Bañares.

El objetivo del doctor Rodés es que toda esa labor se traduzca en beneficios para los pacientes, una meta para la que considera esencial implicar a los modelos de organización interna hospitalaria. “Debe haber un cambio de cultura para que los equipos directivos rompan con la idea de que la investigación, la asistencia y la gestión son incompatibles y entiendan que sólo una visión conjunta y coordinada de esos ámbitos va a permitir una asistencia de calidad que controle los costes y permita la incorporación de nuevas tecnologías”.

Por su parte, el doctor Pedro Alonso, director del Centro de Investigación en Salud Internacional (CRESIB), jefe del Servicio de Salud Internacional y Medicina Tropical del Hospital Clínic-Universidad de Barcelona y director científico del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (C.I.S.M.) (Mozambique), lidera un equipo de más de 200 personas que están trabajando en el desarrollo de una vacuna contra la malaria provocada por Plasmodium falciparum, responsable del 95 por ciento de las muertes por esta infección en todo el mundo. En su opinión, la investigación científica es “una poderosa herramienta para promover el desarrollo y tener un mundo más justo en el que el lugar de nacimiento no determine las posibilidades de sobrevivir y tener una exigencia digna”.

Por ello, hizo un llamamiento para “redoblar los esfuerzos” del mundo occidental para luchar contra estas enfermedades “que mantienen a los pobres en la pobreza y a los países en el subdesarrollo”. Se estima que la malaria mata cada día a 3.000 niños y cada año a un millón de personas. El 90 por ciento de los casos se registra en los países africanos.

Según explica el doctor Alonso, aunque suele decirse que el nivel socioeconómico es un determinante del riesgo de enfermedad, “también vale la pena recordar que la enfermedad causa un empeoramiento en el nivel socioeconómico”. En el caso de la malaria, “basta pensar, por ejemplo, que una persona a la que cada día pican 200 mosquitos tiene infecciones continuas, por lo que nunca termina de encontrarse bien. Si, además, ha vivido la tragedia de perder a dos hijos “es difícil que pueda ir a trabajar”, explica. “Por eso hablamos con frecuencia del círculo vicioso de enfermedad-pobreza”.

El impacto social de estas investigaciones ha sido la principal motivación de la Universidad Europea de Madrid en la concesión del Honoris Causa, puesto que, según explicó el doctor Bañares, en algunas zonas la malaria es todavía “una auténtica plaga medieval”. A esto se suma la juventud del investigador, por lo que a través de su figura “queremos hacer un reconocimiento a las generaciones de científicos emergentes”, añadió el Rector.

El doctor Valentín Fuster, que en la actualidad desarrolla su labor en Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de Madrid como presidente científico y en el Hospital Mount Sinaí de Nueva York como director del Instituto Cardiovascular, ha dedicado su carrera a la investigación de las enfermedades cardiovasculares, con hallazgos que han tenido un fuerte impacto en el tratamiento y la prevención de estas dolencias.

Precisamente, la prevención es el aspecto que el doctor Fuster considera esencial para conseguir una mejor salud cardiovascular. “Hay que cambiar el tratamiento cardiovascular por la promoción de la salud”, asegura este experto. En ese sentido, el doctor Fuster cree que hay que cambiar las estrategias de salud cardiovascular porque “no están funcionando”.
“La enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en los países más desarrollados y de desarrollo medio y se acerca peligrosamente a este primer lugar en los países más pobres”, argumentó.
“El tratamiento de la enfermedad cardiovascular es caro y difícil de sostener en el futuro. Es prioritario investigar en diferentes estrategias traslacionales para promover la salud biológica del sistema cardiovascular, así como de las diversas poblaciones en las distintas economías: altas, medias y pobres”.

Esta importante labor de concienciación es uno de los motivos de reconocimiento desde la Universidad Europea de Madrid, que se suma a su proyección internacional. “En el doctor Fuster, además de la importancia de sus investigaciones en el área cardiovascular y su capacidad de liderazgo, estamos visualizando la proyección internacional de nuestra ciencia”, declaró el doctor Bañares. “Con su trabajo, reconocido en todo el mundo, hace de nuestros científicos figuras internacionales. Al impacto de sus investigaciones hay que sumar la importante labor que está haciendo para divulgar la vida sana como elemento de salud cardiovascular”.

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