Su trabajo por el reconocimiento de las especialidades odontológicas y su larga trayectoria en Cirugía Bucal le han hecho merecedor de este galardón otorgado por el Consejo General de Dentistas. Un premio, reconoce el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB), por el que se siente «muy honrado y feliz».
– El Consejo General de Dentistas le ha otorgado el Premio Dentista del Año 2023 por su extraordinaria labor al frente de la Comisión de Especialidades. ¿Cómo se siente al haber sido reconocido por este trabajo y cómo está siendo la travesía para que esta demanda sectorial, por fin, sea una realidad?
– Pues me siento muy feliz de haber sido galardonado con este premio y muy honrado con el Consejo General de Dentistas por haber pensado en mí para el mismo. El trabajo al frente de la Comisión de Especialidades está siendo bastante complejo y no debemos olvidar que aún nos queda un tramo importante del viaje. A la vez, este desempeño es muy ilusionante ya que, pese a las enormes dificultades para que la Odontología tenga especialidades, en este país somos conscientes de que la única manera de alcanzar ésta y otras metas para permitir el crecimiento de nuestra profesión es el trabajo intenso, arduo y honesto.
Ha sido muy complejo poner de acuerdo a toda la profesión en un formato de especialidad viable y asumible por todos los actores, pero aún queda hacer entender a nuestros políticos, que todo lo ven desde el prisma de la sanidad pública, que más allá de ésta, existen profesiones poco representadas en ella; sanitarios, que son también ciudadanos, que tienen el derecho y merecen la oportunidad de que su profesión se desarrolle, con independencia de que el sector público le acompañe en menor o mayor medida.
– Como actor clave en este proceso, ¿cuándo vislumbra que las especialidades oficiales podrán ser una realidad en España?
– Ahora mismo se cumplen todos los requisitos para que se den pasos y se avance en la creación de normativas específicas que creen las comisiones de las distintas especialidades de la Odontología y que se pueda empezar a trabajar, se indiquen las normas que deben cumplir los centros de formación para que se puedan ir acreditando y se puedan poner en marcha los criterios de selección de los futuros especialistas a nivel nacional.
Los proyectos y propuestas que están sobre la mesa demuestran que la profesión está madura y capacitada para ayudar en el desarrollo de sus especialidades. Los políticos deben dar un paso adelante y apoyar, sin ambages, este camino.
– ¿Cree que el reconocimiento de las especialidades pondrá algo de orden en el panorama formativo actual, quizás saturado de un exceso de oferta, y que servirá también para subir la calidad de los programas?
– El reconocimiento de las especialidades pondrá cierto orden en la formación postgraduada de algunas disciplinas odontológicas, pero, sobre todo, lo que se busca es equipararnos al desarrollo normativo de la profesión en toda Europa. Hay un dato fundamental, que se recoge en los últimos informes del Consejo General de Dentistas de España, que indica que sólo el 30% de los egresados en los últimos cuatro años se ha colegiado en nuestro país. El otro 70% o no ejerce la profesión o la ejerce fuera de nuestras fronteras. En cuanto a la oferta de formación postgraduada, evidentemente, se va a reordenar y reenfocar, abandonando los espacios reservados para la formación mediante especialidades acreditadas por el Ministerio de Sanidad y se va a asentar en otras áreas no acreditadas, que también son necesarias para el desarrollo de la Odontología. No hay que demonizar los postgrados.
Si ha existido una gran oferta (que seguirá existiendo) de postgrado es sencillamente porque eran (y serán) necesarios. Gracias a ellos, la profesión ha podido mantenerse al día pese a la no existencia de especialidades, y es lógico que haya esta plétora de postgrados, cuando llevamos más de 40 años de retraso en el desarrollo de éstas. Habría que hablar del binomio exceso de oferta de cursos de postgrado-déficit de formación en especialidades acreditadas.
Estoy seguro que cuando existan estas especialidades y estemos el mismo nivel que otros países de nuestro entorno, la formación postgraduada no especializada se reorganizará para seguir dando un servicio a nuestra profesión, porque es necesaria. También, las especialidades aportarán un pilar fundamental en la formación oficial postgraduada, además de conseguir que nuestra profesión y nuestros profesionales estén al mismo nivel de acreditación oficial que los compañeros de otros países europeos.
«Sólo el 30% de los egresados en los últimos cuatro años se ha colegiado en nuestro país. El otro 70% o no ejerce la profesión o la ejerce fuera de nuestras fronteras»
– Es usted todo un referente en Cirugía Bucal, tanto en el ámbito académico como clínico. Además, es el actual presidente de la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB) ¿Qué momentos considera claves en su carrera profesional?
– No me considero que esté todavía en una situación en la cual deba volver la vista atrás y plantearme momentos clave de mi carrera; sin embargo, sí que hay momentos importantes en ella: la consecución de una beca FPI, que me abrió las puertas de la universidad; mi estancia de la Universidad de París V, que me enseñó una forma de ver la universidad distinta a la española; la lectura de mi tesis doctoral con premio extraordinario; las cinco o seis oposiciones (si contamos la habilitación) que he pasado; tener la confianza de mis compañeros dentro de la Cirugía Bucal para ser presidente de la SECIB o del Consejo de Dentistas para presidir la Comisión de Especialidades… Todos estos momentos son importantes, pero sigo teniendo ilusión por mirar hacia adelante y pensar que lo mejor está por llegar.
– ¿A quién/es agradecer en este camino?
– A todos aquellos que me han ayudado e, incluso, a los que no, porque sin ellos, a lo mejor la historia también sería distinta. Serían innumerables las personas a las cuales tendría que citar, pero sí es cierto que hay algunas clave: mi mentor, José Luis Gutiérrez; mis amigos y compañeros dentro de la Universidad de Sevilla, con especial mención a Guillermo Machuca, Juanjo Segura y Antonio Chaparro; de otras universidades, como Raquel Osorio, Manuel Toledano, Javier Gil, José Vicente Bagán o Cosme Gay Escoda; y, por supuesto, del ámbito familiar, a mis padres, mis hermanos, mi mujer Ma Ángeles, y mis hijas Marian y Belén.
– Su extensa trayectoria profesional le ha permitido ser testigo de los avances que se han ido produciendo en Cirugía Bucal. A su juicio, ¿cuáles han sido los más reveladores? Y de cara al futuro, ¿qué avances o líneas de investigación resultan más prometedores?
– Los aspectos más reveladores que he podido ver han sido: el desarrollo de las técnicas de regeneración ósea y el uso de elementos biomoduladores como el PRP en sus múltiples evoluciones; el desarrollo de nuevos materiales en la regeneración ósea y en biomateriales; el desarrollo de las técnicas implantológicas al servicio de la rehabilitación oral al máximo nivel; el resurgir de los implantes subperiósticos o los implantes cigomáticos, etc. En los últimos años también se ha producido una actualización bastante importante en el conocimiento del cáncer oral y de la patología oral del punto de vista de la genética. En cuanto al futuro, tendremos que estar atentos a las mejoras tecnológicas y a la expansión de la inteligencia artificial y de la realidad virtual. La cirugía robótica también abrirá nuevas puertas a nuestra profesión.
«El reconocimiento de las especialidades pondrá cierto orden en la formación postgraduada de algunas disciplinas odontológicas, pero, sobre todo, lo que se busca es equipararnos al desarrollo normativo de la profesión en toda Europa»
– Precisamente, usted ha liderado importantes estudios y proyectos de investigación en Odontología. ¿Podría compartir algún proyecto reciente que considere que podría tener un impacto significativo en la práctica clínica?
– Actualmente acabamos de finalizar un estudio en el ámbito de la cátedra Alejandro Padrós de la Universidad de Sevilla, avalada por Klockner y en colaboración con los laboratorios Lacer, en relación a la potencialidad de las nuevas formulaciones de clorhexidina en la prevención y el tratamiento como coadyuvante de las enfermedades periimplantarias. Hemos encontrado resultados muy interesantes, que van a añadir más evidencias para incorporar estas nuevas formulaciones en el tratamiento y prevención de estas enfermedades periimplantarias, así como adecuar estas indicaciones a la superficie del implante que estemos utilizando.
– Por otro lado, antes mencionaba que en el futuro deberemos estar atentos a la expansión de la inteligencia artificial y de la realidad virtual. ¿Cómo ve la incorporación de estas nuevas tecnologías en la formación y práctica odontológica? ¿Cuál cree que será su impacto en la Cirugía Bucal?
– La inteligencia artificial en Odontología se está incorporando cada vez a más ámbitos, fundamentalmente al diagnóstico (ortodóncico, quirúrgico, ortognático, etc.;) o al diseño de sonrisas. Cada vez más los ordenadores son capaces de interpretar nuestras pruebas diagnósticas y darles una solución terapéutica al caso, al menos a nivel de planificación coherente con nuestros criterios terapéuticos. La innovación y la realidad virtual nos ayudan a llevar estas planificaciones a la realidad del paciente, haciendo cirugías más estandarizadas y acordes al plan de tratamiento.
La Odontología de dentro de 10 años no se va a parecer en nada a la de ahora, aunque es lógico. El tratamiento actual difiere bastante de los que se hacían a principios de siglo. Hay que verlo con un motivo de orgullo, signo de una profesión viva en continuo desarrollo y con el paciente en el centro de nuestra profesión.
¿Y el futuro de las nuevas generaciones?
En el ámbito académico, como catedrático de la Universidad de Sevilla, el Dr. Daniel Torres piensa que «las nuevas generaciones de odontólogos están formadas razonablemente bien, lo cual no evita que, una vez acabada la formación de Grado, no haya un margen importantísimo de formación, como siempre ha habido en todas las profesiones sanitarias. Es fundamental, por tanto, que se oficialicen y se organicen parte de dichos estudios postgraduados, acreditándose a nivel ministerial, para equipararnos a nuestro entorno europeo».
Por otro lado, detalla, «creo realmente que las nuevas generaciones de estudiantes universitarios, en general, han perdido bastante de su interés crítico por conocer la realidad en el sentido más amplio de la palabra, y eso también lastra su interés en ahondar y escarbar hasta la saciedad en el ámbito en el cual van a desarrollar su vida profesional. Como digo, es una sensación personal, pero que creo que compartimos muchos docentes universitarios de distintas áreas. Es un problema sobre el que tendremos que reflexionar como sociedad porque no es un buen camino para nuestro desarrollo en el futuro».
Sobre los aspectos de la formación universitaria que cree que necesitan ser fortalecidos para enfrentar los retos futuros, el Dr. Daniel Torres es claro: «En mi opinión, en la actualidad, la formación universitaria está bastante bien orientada para formar a los odontólogos. Sin embargo, siempre hay que luchar y pedir que, en la formación de los futuros odontólogos, se refuercen tres ámbitos fundamentales: que los profesores de áreas estomatológicas actualicen de forma eficaz los conocimientos de sus disciplinas; mantener y aumentar la exigencia de los conocimientos médicos y básicos (ya que formarán formar la base del desarrollo odontológico del profesional); y, finalmente, aumentar las horas de trabajo clínico supervisado con pacientes, porque va a dar soltura y seguridad al futuro dentista».