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Dr. Borja Zabalegui, Premio Santa Apolonia 2023

Cuarenta años dedicados a la Endodoncia han sido galardonados por el Consejo General de Dentistas con el Premio Santa Apolonia. Un reconocimiento, describe el Dr. Borja Zabalegui, «a las personas que nos dedicamos a esta disciplina; a su divulgación, promoción y docencia».

Dr. Zabalegui, ha sido reconocido por el Consejo General de Dentistas con el Premio Santa Apolonia 2023, la máxima distinción que concede la organización a título individual y que premia a los dentistas que más han destacado por sus trabajos, su dedicación y su contribución al prestigio y desarrollo de la Odontología. ¿Qué significa para usted recibir este galardón?

– Cuando el Colegio de Odontólogos de Bizkaia me llamó para proponerme como candidato al Premio Santa Apolonia, lo acogí con mucho cariño y con una emocionante ilusión porque nunca había vislumbrado la posibilidad de que pudiera ser candidato a ese premio. Pero ya cuando desde el Consejo General de Dentistas de España sale mi nombre, lo recibí con una ilusión muy grande. En este sentido, creo que se trata de un reconocimiento a la labor de las personas que nos dedicamos a la Endodoncia; a su divulgación, promoción y docencia.
No soy el primer endodoncista que ha recibido este premio, ya que ha habido otros merecidos endodoncistas que también lo han recogido y que es, en realidad, un premio a una carrera profesional, docente y divulgativa de muchos años.

Su trayectoria se ha centrado exclusivamente en la Endodoncia y en la Cirugía Endodóntica y, precisamente, una de sus contribuciones más importantes en este campo fue la incorporación, en 1995, del microscopio operatorio en la práctica clínica diaria. ¿Qué le llevó a apostar por esta tecnología?

– Lo hicimos por la necesidad de ser mejores, tanto en el tratamiento de endodoncia convencional como en el tratamiento de microcirugía endodóntica. ¿Cómo fue? Por aquel entonces me enteré que a nivel global se estaba iniciando el uso del microscopio, especialmente en Estados Unidos. Por tanto, acudí, me formé y luego, como no podía ser de otra manera, lo incorporé a mi práctica diaria en Albia Clínica Dental. Y asimismo empecé a hacer la promoción y la divulgación en todos los ámbitos de España, tanto en los colegios donde requerían mi presencia como cuando algún profesional acudía a mi consulta y me decía «Oye, ¿me puedes ayudar? ¿Tú crees que esto del microscopio es interesante?». Yo se lo explicaba y le decía que la aplicación del microscopio era importante porque aportaba luz y aumentos en un entorno, el de la Endodoncia, donde estábamos trabajando prácticamente a oscuras.

Recientemente, su hijo Gonzaga se ha unido al Departamento de Endodoncia de Albia Clínica Dental

¿Cómo diría que ha transformado esta tecnología su manera de trabajar? En definitiva, ¿qué aporta el microscopio a la práctica endodóntica? ¿Y el resto de tecnologías, como el CBCT?

– El microscopio aporta precisión en nuestro tratamiento de endodoncia, tanto para los tratamientos convencionales como para la microcirugía endodóntica porque nos da más precisión con la vista. Asimismo, la posición de trabajo que requiere el microscopio, con una espalda recta, hace que sea una posición de trabajo muy ergonómica. Esto quizás no sea muy valorado por los dentistas jóvenes, pero los que llevamos muchos años, esta posición de trabajo hace que no tengamos esos problemas lumbares como muchos otros compañeros que están trabajando o bien con lupas convencionales o sin ellas.

Por otra parte, las imágenes en 3D nos dan datos sobre los tejidos duros, como pueden ser el hueso, el cemento, la dentina y el esmalte. Estos datos reflejados nos dan visiones tanto en la patogenia de la endodoncia en sí misma como en los aspectos asociados de la traumatología dental. Por tanto, en la actualidad, el uso para el diagnóstico y tratamiento de la endodoncia entendemos que es imprescindible y nos da visión de algunas cosas que jamás hubiéramos pensado que podríamos llegar a ver y orientar.
Tanto es así que, muchas veces, un diagnóstico realizado en dos dimensiones es totalmente distinto a ese mismo diagnóstico y plan de tratamiento una vez hemos realizado las imágenes en tres dimensiones. Así pues, la incorporación tanto del microscopio operatorio como del uso de estas nuevas tecnologías en formato CBCT se hace imprescindible y nos hace poder acceder, de alguna forma, a la excelencia de nuestro trabajo.

«Debemos difundir a la población, sociedades científicas y áreas de la salud en general que dar una oportunidad al diente significa no solo quitar el dolor, sino regenerar por sí mismo el hueso»

Ha publicado una gran cantidad de artículos en el ámbito de la Odontología. ¿Qué temas le han resultado más gratificantes de compartir con la comunidad científica y por qué?

– Ha sido muy gratificante el concepto de éxito y fracaso en endodoncia, que son los parámetros biológicos y técnicos que aprendí en la Universidad del Sur de California y que he desarrollado a nivel pregrado, a nivel de los diferentes colegios de odontólogos y estomatólogos de España y a nivel de los seminarios de endodoncia clínica y microscópica que organizo en el centro. Eso incluye conceptos sobre la etiopatogenia, el pulpo-periapical y un concepto docente, endo-óseo, que desarrollé con mucho cariño para poder divulgar o enseñar a mis alumnos estos beneficios de la endodoncia, que lo que hace es regenerar ese hueso apical.
Por otro lado, no se puede entender la endodoncia sin la traumatología dentoalveolar, tanto si es liviana como moderada o severa; exige amplios conocimientos de endodoncia, tanto por el odontólogo general como por el especialista, porque tenemos que tomar la decisión de qué dientes deben y pueden ser salvados o conservados después de un tratamiento de endodoncia. A este respecto tengo que incidir que el tratamiento de endodoncia no es solo tratamiento de conductos, como se malinterpreta en ciertas zonas, sino que el tratamiento incluye varias fases o aspectos de tratamiento. Uno de ellos es mantener la pulpa, que recibe el nombre de terapéutica de diente vital. Esto significa que no siempre tenemos que extirpar todo el tejido pulpar, un proceso conocido como tratamiento de conductos y que antiguamente hacía referencia al nombre de polipectomía.
Asimismo, en parte de mis artículos me he centrado en los tratamientos multidisciplinares, los cuales he podido compartir en los distintos colegios de odontólogos o sociedades científicas. Allí he tenido el privilegio de poder hablar individualmente, con mi hermano Ion Zabalegui o con mi esposa María Inmaculada Tabernero Gallimó.

La formación y la docencia han sido una parte esencial de su carrera, con un Centro de Formación en Endodoncia Clínica y Microscópica en Leioa. ¿Qué le impulsa a seguir formando a nuevas generaciones de dentistas y qué aspectos considera más importantes en la educación de futuros especialistas en Endodoncia?

– Empecé en el centro porque en 1995, cuando incorporo a mi práctica diaria el microscopio, sí que había profesionales que acudían a mí para explicárselo y formarles, tanto en la biología de la endodoncia como en la endodoncia clínica y microscópica, como son los Dres. José Manuel Granero de Murcia y José María Malfaz. Esta formación la hacía directamente en el departamento de Endodoncia de Albia Clínica Dental. Allí venían, me veían trabajar y, una vez acabada la jornada, nos quedábamos en la misma consulta y proyectábamos las radiografías, elaborábamos contenidos teóricos y monitorizaba y tutorizaba los trabajos que ellos me iban trayendo. Entonces me di cuenta que necesitaba un local, un lugar donde atender
a todas esas preguntas e inquietudes de los doctores que se acercaban a la clínica a verme trabajar. Por eso, con la indudable ayuda de mi esposa, formamos e iniciamos a nivel personal este centro de formación en Endodoncia Clínica y Microscópica en Leioa. Allí empezaron los seminarios de endodoncia clínica y microscópica con microcirugía endodóntica.
Lo que más me ha ilusionado y dado fuerza para continuar con ello han sido las ganas de aprender del alumnado. Porque el esfuerzo por enseñar ha sido una vivencia irrepetible y única. De hecho, hoy en día, muchos de esos alumnos son mis mejores amigos y, de muchos de ellos, algunos también profesionales, me guío y aprendo.

¿Qué cualidades y habilidades cree que son más importantes o que deben tener los jóvenes odontólogos que desean especializarse en Endodoncia?

– A todos los endodoncistas nos gusta lo que hacemos. Tenemos pasión por el reto de lograr realizar un buen diagnóstico y tratamiento y conseguir los objetivos que he referido del mundo de la Endodoncia. Por lo tanto, lo primero que tienen que hacer es formarse para entender la biología y la técnica de la endodoncia, sus pronósticos y sus resultados clínicos, que son buenos para nuestros pacientes, pero también para otras disciplinas de la Odontología y de las Ciencias de la Salud.

¿Qué consejos les daría a los jóvenes profesionales que quieran desarrollar una carrera en Endodoncia?

– Primero, que no tengan prisa en volcarse exclusivamente en el campo de la Endodoncia y que tengan la mente abierta para hacer un poco de Odontología general y entender cómo funciona no solo la disciplina de la Endodoncia, sino también otras como la Periodoncia, la Implantología, la Ortodoncia, etc. Y es que, cuanta más Odontología general sepas, mejor. Una vez se decanten por el mundo de la Endodoncia, lo que tienen que hacer es formarse y capacitarse en la etiopatogenia, en el pronóstico, en el diagnóstico y en las alturas de tratamiento.
Logrados esos objetivos, hay que seguir actualizándose y renovándose. De no ser así, aquellos que no lo hagan, la misma profesión les pasará por encima y luego será muy difícil recuperar esa excelencia.

¿Cree que la Endodoncia vive actualmente uno de sus mejores momentos? ¿Considera que tiene suficiente consideración entre el resto de «especialistas»? ¿Y entre los pacientes?

– Sí, vive un muy buen momento porque hay muchos y muy buenos odontólogos jóvenes con pasión por la Endodoncia, que lo están haciendo muy bien y que, indudablemente, están dando brillo a esta disciplina. Sin embargo, en estos mundos de la información y las redes sociales, veo que, a pesar de que estamos muy bien, la Endodoncia sigue siendo la gran desconocida.
Por lo tanto, en el momento actual, creo que debemos volcarnos, si cabe aún más, en difundir a la población, sociedades científicas y de las áreas de la salud en general que dar una oportunidad al diente significa no solo quitar el dolor, sino regenerar por sí mismo el hueso. Por lo tanto, siguen siendo imprescindibles las tareas de formación y de divulgación. También hay que volver a los orígenes y, en este caso, empezar por la semántica y eliminar palabros que todavía existen y que son de hace 250 años, como puede ser la desvitalización de órbita.

Y, mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los retos y oportunidades que cree que los profesionales del sector, a nivel general de la Odontología, deberán afrontar en los próximos años y especialmente las generaciones venideras?

– El principal reto que veo es que los jóvenes deben de seguir dando cariño a la profesión porque es muy bonita, muy dinámica y, a nada que le demos un poco de cariño, formación y divulgación, veremos que nos proporcionará un bienestar que todos merecemos.

Una pasión con grandes mentores

La pasión del Dr. Borja Zabalegui por la Endodoncia empieza, como él mismo explica, «tras terminar mis estudios de Estomatología en la Universidad Complutense de Madrid en 1978. Por diversas circunstancias, me trasladé a Barcelona, donde los Dres. José María Barrachina Sanz y Juan Oliveres Folguera se convirtieron en mis mentores, y gracias a ellos di mis primeros pasos en este campo. Durante esa etapa, también conocí al Dr. Ángel Lasala, lo que influyó en mi decisión de especializarme en Endodoncia. Más tarde, apliqué para un postgrado en la Universidad del Sur de California, dirigido por los Dres. Alfred Frank, Duddley Glick y Marwan Abou-Rass. Allí aprendí los fundamentos y las opciones de tratamiento que, a lo largo de los años, he transmitido a mis alumnos en España, tanto en pregrado como en los cursos del Consejo General de Dentistas y en los seminarios de Endodoncia Clínica y Microscópica en Leioa. Esta formación me llevó a Bilbao en 1982, donde fundé junto a mi amigo Jaime Alfonso Gil Lozano y mi hermano Ion Zabalegui, Albia Clínica Dental. Recientemente, mi hijo Gonzaga se ha unido al Departamento de Endodoncia tras completar el mismo programa de postgrado en la Universidad del Sur de California, 40 años después que yo. Esto ha sido un acontecimiento muy especial, y espero que siga contribuyendo tanto en el ámbito asistencial como en el formativo».

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