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Albia Clínica Dental: máxima calidad con una atención cercana y personalizada

Tres décadas ofreciendo a los bilbaínos una atención odontológica personalizada y de calidad. Con estas palabras podemos resumir la historia y filosofía de trabajo que proyecta la familia Gil en Albia Clínica Dental. Una consulta pionera en áreas como la innovación, la especialización, la tecnología y la gestión, pero, también, un foco de formación de excelencia dental gracias a AES (Advanced Esthethic Seminars); un centro de referencia nacional e internacional en el panorama formativo que ya está dando mucho que hablar.

El Dr. Jaime Gil, fundador de Albia Clínica Dental, es una figura de referencia nacional e internacional de la Odontología.

Hace 30 años, Albia Clínica Dental abrió sus puertas en Bilbao con un objetivo claro: ofrecer un servicio de salud dental de máxima calidad con una atención cercana y personalizada. Su fundador, el Dr. Jaime A. Gil, es uno de los odontólogos más reconocidos de nuestro país y durante los años 90 fue de los pioneros profesionales del sector que apostó por la especialización. «Mi padre, cuando acabó la carrera de Estomatología, tenía el deseo de mejorar y especializarse. Como por aquel entonces no era posible hacerlo en España, o al menos los programas no estaban tan avanzados como en el extranjero, decidió irse a Estados Unidos para hacer un posgrado de Prótesis y Estética. Al volver a España comenzó un nuevo camino al asociarse con otros grandes de la Odontología, los hermanos Zabalegui, Borja, endodoncista, y Ion, periodoncista, constituyendo la primera clínica multidisciplinar que había por aquel entonces en nuestro país», explica con orgullo su hijo, el Dr. Alfonso Gil, quien actualmente comparte gabinetes en Albia con su padre y con su hermano Jaime.

«Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado»

«Él es ortodoncista y yo periodoncista. El tener unos padres dentistas –su madre Margarita López-Areal también es ortodoncista- que han apostado desde siempre por la especialización y por la formación, nos ha ayudado, tanto a mi hermano como a mí, a enfocarnos pronto en lo que queríamos hacer y en cómo lo queríamos hacer. En mi caso, tenía claro que quería formarme, primero, en Periodoncia e Implantología, y que quería contar con experiencia internacional, y así lo hice, primero me fui a Estados Unidos y después a Suiza para hacer Prótesis y Rehabilitación Oral. Mi hermano Jaime, por su parte, se especializó en Ortodoncia en Valencia, realizando su tesis doctoral en Los Ángeles (Estados Unidos). Insisto en que hemos tenido siempre muy claro cuál es el camino a recorrer; un camino no exento de sacrificio y esfuerzo, pero que al final supone poder afrontar cada caso en consulta con mucha confianza y sabiendo que los resultados que vas a conseguir para tu paciente van a ser los mejores», detalla el Dr. Alfonso Gil.

Alfonso -izda.- y Jaime Gil Jr. comparten con su padre la pasión por la Odontología. Los tres trabajan codo con codo en Albia, una clínica de referencia en un edificio privilegiado con vistas 360° de Bilbao.

Diferentes generaciones: adaptación mutua

Pero, ¿cómo es trabajar codo con codo padre e hijos? ¿Qué han aprendido los hijos de su padre? ¿Y el padre de los hijos? «Las maneras de trabajar vienen muy marcadas por parte de los padres, por lo que uno tiene que adaptarse. En mi caso, me he adaptado a cómo trabaja mi padre, que lo ha hecho de manera exitosa durante más de 30 años de carrera profesional, pero también intentando aportar mis conocimientos, con el fin de mejorar aquellos aspectos que se pueden optimizar en el día a día de la consulta», detalla el Dr. Alfonso Gil.

Por otra parte, «creo que para mi padre es un orgullo el tener una segunda generación que siga sus pasos. Él es, sin duda, una guía y un ejemplo en la profesión, pero al tener hijos dentistas también se ha encontrado con la parte desafiante de aceptar que alguien vuelve con una formación y una experiencia en la que se hacen cosas diferentes, en la que hay que apostar por la digitalización, la gestión o la inteligencia artificial; aspectos que en la generación de mi padre eran menos comunes, pero que, en la nuestra, están a la orden del día. Entonces, exige una adaptación por ambas partes. Nuestros padres también lo tienen que entender y empujarnos y apoyarnos en esa evolución. Y, en nuestro caso, tenemos la suerte de que así lo hacen», explica el Dr. Alfonso Gil.

«La tecnología nos hace más precisos, más predecibles y más eficaces»

La clave: un buen equipo

La evolución que guía la Odontología y, por tanto, eje motor en Albia Clínica Dental, no sería posible sin el trabajo de su equipo humano. En este sentido, el Dr. Alfonso Gil nos recuerda el proverbio africano que dice así: «si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado. Pues esta es la filosofía que llevamos en la clínica».

Cada persona que trabaja en el equipo -algunos de ellos desde sus inicios- tiene una función que se mejora u optimiza en la sinergia de trabajar con los demás. «Si te rodeas de un buen equipo, si uno confía en el otro, si sabes que siempre estás acompañado y que alguien te apoya, las cosas se hacen más fáciles», cuenta. Y esta filosofía de trabajo no es algo que pase desapercibido a los ojos del paciente. «Uno se puede rodear de la última tecnología, de los mejores estudios o de unas instalaciones fabulosas, pero al final, lo que el paciente se lleva a casa es la calidad humana, el trato, la comunicación que establezcas con él… Ese cariño que recibe por parte del personal de recepción, del cirujano o del técnico de laboratorio que baja y comprueba si la corona está bien ajustada y si el color está bien. Todos juegan un papel esencial», añade el Dr. Gil.

El papel de la tecnología

Un sólido equipo humano, unos profesionales en constante formación, un trato personalizado al paciente y, como no podía ser de otra manera, la mejor tecnología al servicio de los profesionales y pacientes son pilares en Albia Clínica Dental.
«A nivel de imagen tenemos tanto radiografías como un escáner y CBCT para poder realizar radiografías en tres dimensiones. También tenemos tres escáneres intraorales para tomar impresiones digitales, y una fresadora para poder fresar coronas y carillas. Además, ahora estamos en negociaciones para incorporar una impresora, para poder imprimir también guías quirúrgicas, férulas provisionales y, en un futuro muy cercano, cerámica, incluso restauraciones definitivas», detalla el Dr. Alfonso Gil.

El trato personalizado al paciente es una de las señas de identidad de Albia Clínica Dental.

Igualmente, «tenemos programas de inteligencia artificial que nos permiten tomar una foto del paciente y, automáticamente, emitir una propuesta de diagnóstico, un diseño de sonrisa y un plan de tratamiento que luego ratificaremos con el paciente. Tenemos también, por supuesto, máquinas o cámaras para hacer fotos y documentar todos los casos en cada una de las televisiones que están en los gabinetes», enumera el Dr. Alfonso Gil.

Pero, ¿cuándo empezaron a incorporar dicha tecnología en la clínica? «Nosotros fuimos una de las primeras clínicas en España en tener un CBCT y un escáner intraoral. También, fuimos pioneros en incorporar un microscopio para hacer tanto los tratamientos de endodoncia como los tratamientos restauradores y quirúrgicos. Ahora lo vemos muy normal, pero ten en cuenta que estamos hablando de que estas adquisiciones las hicimos hace más de 15 años», cuenta el Dr. Gil.

«Puedes tener la última tecnología o contar con unas instalaciones fabulosas, pero al final lo que el paciente se lleva a casa es el trato y la calidad humana»

¿Te hace la tecnología mejor dentista?, le preguntamos al Dr. Alfonso Gil. «Yo creo que los conceptos que un dentista ha de tener, sea cual sea su trabajo o especialidad, deben estar claros y no necesariamente siempre van ligados a una herramienta digital. Ahora bien, una vez que los conceptos, las bases y los fundamentos son sólidos, lo que hacen las herramientas digitales es hacernos más eficaces, nos permiten detectar, diagnosticar y ejecutar nuestro tratamiento mejor. Bien porque vemos mejor o porque sabemos exactamente lo que estamos tratando. Nos permiten, además, que las expectativas que nosotros manejamos con nuestros pacientes, sean más fiables, porque sabemos exactamente cómo nos va a quedar el tratamiento, cosa que antes era más difícil saberlo. Entonces, no nos hace mejores, pero sí nos hace más precisos, más predecibles y más eficaces», apostilla.

No obstante, a pesar de los beneficios que conlleva la tecnología en Odontología, si hubiera que ponerle algún «pero», el Dr. Gil señala el tema de la protección de datos. «Lo digital se nutre de muchos datos, lo que hace mejorar los algoritmos, haciendo las herramientas cada vez más eficientes y más rápidas. Sin embargo, para que esto funcione, debemos sacrificar cierta privacidad. A medida que usemos más inteligencia artificial, más conocerá el sistema nuestra tecnología, nuestros gustos, nuestras carencias, nuestras características; en definitiva, nuestra información. Y eso, no podemos obviar que puede ser peligroso».

Con el sello de BQDC

Adelantados a nivel de especialización y de tecnología, pero también en poner en primer plano aspectos como la gestión o la comunicación. «Fuimos una de las primeras clínicas que empezó con el Grupo BQDC (Best Quality Dental Centers), que nos presta apoyo a nivel de gestión de los equipos, gestión de la agenda, gestión del material e inventario, la contabilidad y la tesorería de la clínica. Muy importante su respaldo, sobre todo, con sistemas digitales que nos permiten captar más información y extrapolar acciones con los datos obtenidos», explica el Dr. Alfonso Gil.

Por otro lado, es importante «utilizar el marketing a nivel de página web, de redes sociales, del «boca a boca». Todos esos niveles que quizá un dentista conoce menos y en los que no se ha formado tanto. Porque es verdad que, en Odontología, no disponemos de formación a nivel de gestión de clínicas, al menos durante la carrera. Y BQDC nos facilita este marco de aprendizaje», concluye.

AES: formación de la máxima excelencia a nivel mundial

Además de una atención odontológica de calidad a los pacientes, la familia Gil ofrece formación de excelencia a sus colegas de profesión a través de AES (Advanced Esthetic Seminars), un centro de formación especializado en Odontología Estética y Rehabilitación Oral. «En los años 90, cuando no había ponentes internacionales en España, mi padre, que tenía formación en Estados Unidos, decidió empezar a traer a dictantes para dar conferencias en España. Y lo hizo bajo el paraguas de un centro de formación llamado Advanced Esthetic Seminars (AES). La idea era traer los mejores conocimientos de Implantología y Prótesis aquí. Por ejemplo, vinieron Dennis Tarnow, Peter Moy o Frank Spear, entre otros. Esta aventura, que antes mi padre realizaba en Madrid, ahora tiene continuidad con mi hermano y conmigo, en Bilbao. «Dentro de la formación continuada, nuestro objetivo es apostar por la innovación, siendo pioneros en traer nuevas técnicas y nuevos dictantes a España gracias a nuestra experiencia y contactos a nivel internacional», explica el Dr. Alfonso Gil.

Primero fue Jaime Gil padre quien trajo a Madrid a dar cursos a los máximos exponentes de la Odontología a nivel mundial. Ahora, esa misma filosofía es la que sigue el centro AES de Bilbao.

Los cursos de AES se dirigen a dentistas graduados que apuestan por su conocimiento profesional y que desean aprender nuevas técnicas y tecnologías en un ambiente familiar, con grupos reducidos de entre 15 y 25 personas. «Hasta ahora, el balance es muy positivo. Se han realizado cuatro cursos; uno de cubrimiento radicular; otro de regeneración ósea; otro de estética y de la importancia de la comunicación con el paciente a base de Mock up; y otro sobre Implantología, en concreto, de la regeneración de tejidos duros y blandos simultáneos a la colocación de implantes», explica Alfonso Gil.

Y con una oferta formativa odontológica tan abundante como la que hay en la actualidad, ¿qué diferencia a AES? «Cualquier persona que quiera traer a un verdadero experto mundial, para hacer el contacto normalmente tiene que ir a las sociedades científicas. Nosotros tenemos la gran ventaja de que a estas personas les llamamos amigos y pedirles que vengan a nuestro centro. Pero esto no es gratis, ni se consigue de la noche a la mañana. Es el resultado de muchísimos años de trabajo y de inversión en formación», manifiesta.

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