«La búsqueda de un implante inteligente con capacidad de reducir la formación de agregados de bacterias en su superficie, mediante tecnologías biológicas y de sistemas de inteligencia artificial, está hoy más vigente que nunca», destaca el Dr. Mariano Sanz en esta entrevista en la que hablamos sobre los avances en la investigación en el campo implantológico, la tendencia hacia la personalización de los tratamientos y la necesaria colaboración entre los profesionales de la salud bucal para la promoción de esta última entre la población.
– Recientemente, se publicaban en «Clinical and Experimental Dental Research» los datos de un estudio en el que usted lidera la lista mundial de autores con más artículos científicos relevantes en Odontología de la última década. Pasión, determinación, trabajo, tiempo… ¿qué ingredientes son necesarios para alcanzar este importante hito?
– Quizás lo importante no es liderar la lista mundial de autores, sino dirigir un grupo de investigación que sea muy competitivo y que tenga capacidad de publicar al más alto nivel. Para alcanzar esto se necesitan muchos factores y no solo pasión, determinación y trabajo que, por supuesto, son básicos, pero no suficientes. Se necesita una institución que te apoye y te permita realizar tu proyecto.
Yo en la UCM he tenido todas las facilidades y el constante apoyo de todos, desde el rector a los auxiliares de laboratorio. Además, independientemente de lo que uno trabaje, se necesita un equipo de personas que compartan contigo el mismo proyecto y lo que se necesita para llevarlo a cabo. Finalmente, se necesita tiempo y constancia para que lo que has sembrado durante tantos años fructifique y, efectivamente, puedas recoger esto que ahora estamos recibiendo.
– ¿Qué le aporta la investigación de entre todas las facetas profesionales que aborda
– La investigación puede parecer algo abstracto que abarca muchas cosas (curiosidad, inquietud, trabajo, dedicación, colaboración, triunfo, fracaso, satisfacción, remuneración, etc.), pero, al igual que otras facetas profesionales, es pasión y vocación.
Para aquellos que las tenemos, la posibilidad de hacer investigación de un modo profesional y competitivo genera muchas recompensas. Hay pocos sentimientos tan satisfactorios a nivel profesional que cuando te aceptan una publicación en una revista de alto impacto o cuando te otorgan la financiación a un proyecto, ya que supone la culminación de un proceso en el que involucras a distintos miembros de equipo, por lo que dicha publicación o proyecto te afecta positivamente no solo a ti, sino a todo el grupo. Además, investigar no es incompatible con la práctica clínica o con la docencia, y cada una de estas facetas tiene sus propias recompensas, por lo que la posibilidad de participar de todas ellas es un lujo que compensa con creces los esfuerzos.
«La Odontología española tiene un alto nivel profesional y tecnológico, pero es fundamental el trabajo y la coordinación entre las distintas profesiones sanitarias que formamos parte del equipo de salud bucal»
– Entre sus artículos más relevantes Dr. Sanz, se incluyen guías de práctica clínica, trabajos que desvelan la asociación entre periodontitis y enfermedades cardiovasculares, y periodontitis y diabetes, y la «Clasificación de las Enfermedades Periodontales y Periimplantarias» adoptada en todo el mundo. Aunque imagino que esto será como cuando a un padre le preguntan a qué hijo quiere más, ¿de cuál de estos trabajos de investigación se siente más orgulloso y por qué?
– Efectivamente, cada uno tiene su transcendencia y su desarrollo. Es muy relevante participar en proyectos cuyos resultados cambian la práctica profesional y, en ese aspecto, las guías de práctica clínica son herramientas que tienen una enorme transcendencia y por eso son tan ampliamente citadas. Sin embargo, hay pequeñas investigaciones que dan lugar a publicaciones relativamente sencillas que parten de una idea interesante o una curiosidad no satisfecha, en las que conseguir los resultados que planteaste en la hipótesis, genera una gran satisfacción.
– ¿Qué investigaciones cree que han tenido y tendrán mayor impacto para la comunidad odontológica y para los pacientes?
– Sin lugar a dudas, las publicaciones en relación con la clasificación de las enfermedades periodontales y periimplantarias, así como las guías de práctica clínica, por su trascendencia profesional. Sin embargo, las investigaciones en las que hemos estudiado a fondo los vínculos entre periodontitis y enfermedades cardiovasculares, diabetes o artritis reumatoide, nos han permitido no solo relacionarnos con el mundo odontológico, sino con la comunidad científica médica, lo que es no solo interesante, sino muy reconfortante, al formar parte de una comunidad científica muy amplia y competitiva.
– Los resultados del trabajo publicado en «Clinical and Experimental Dental Research» le han hecho aparecer en las últimas semanas en medios generalistas, poniendo en primera plana la importancia de la salud oral. ¿Cree que desde las consultas, las organizaciones profesionales y sociedades científicas se trabajan bien –y lo suficientemente– los mensajes al paciente? ¿Cómo podríamos mejorar el alcance de estos mensajes y qué repercusiones podría tener en términos sanitarios?
– Yo creo que la Odontología española tiene un alto nivel profesional y tecnológico, pero igualmente pienso que se debería hacer mucho más en la promoción de la salud bucal y para ello me parece fundamental el trabajo y la coordinación entre las distintas profesiones sanitarias que formamos parte de equipo de salud bucal. El hecho de que los higienistas dentales y los técnicos de laboratorio dental no se formen en las universidades junto con los odontólogos, como ocurre en otros países europeos, me parece un error e impide que interactuemos adecuadamente, sobre todo en procesos formativos, en investigación sanitaria y en promoción de salud.
«Debemos ser capaces de transmitir a nuestros pacientes que un implante no es un bien de consumo, sino un dispositivo médico que se puede infectar y que puede afectarse por múltiples complicaciones, por lo que su labor en la prevención es fundamental»
– Centrándonos en el tema de la periimplantitis, usted ha manifestado en más de una ocasión que la clave en el manejo de las enfermedades periimplantarias es la prevención. En este sentido, ¿cómo se ha avanzado en los últimos años en el por qué, en el cómo y los factores de riesgo de estas enfermedades? ¿Cree que se va en el camino correcto?
– Hemos avanzado en el sentido que conocemos mucho mejor cuál es la causa del inicio del proceso inflamatorio de los tejidos periimplantarios y cuáles son los factores de riesgo para su progresión. Esta es la razón por la que estamos investigando en desarrollar sistemas eficaces de descontaminación de las superficies de los implantes y componentes protésicos, y en desarrollar superficies de implantes y otros componentes con propiedades anti-biofilm y antibacterianas.
Esta búsqueda de un implante inteligente que tenga capacidad de reducir la formación de agregados de bacterias en su superficie, mediante tecnologías biológicas y de sistemas de inteligencia artificial, está hoy más vigente que nunca. Todo esto tiene sentido si, además, somos capaces de trasmitir a nuestros pacientes que un implante no es un bien de consumo, sino un dispositivo médico que se puede infectar y que puede afectarse por múltiples complicaciones, por lo que su labor en la prevención es fundamental, al igual que lo es la labor del profesional diseñando unas prótesis que el paciente pueda mantener adecuadamente.
– La periimplantitis es una enfermedad que afecta a aproximadamente 1 de cada 4 implantes dentales colocados y que, en caso de no abordarse correctamente, suele llevar al fracaso de la terapia de implantes. ¿Qué limitaciones se le presentan al clínico con los tratamientos quirúrgicos de la periimplantitis?
– La mayor limitación es que el implante dental como dispositivo médico no es un órgano o un tejido que disponga de mecanismos propios de defensa, sino que es algo inerte que tiene un comportamiento fantástico cuando los tejidos que lo soportan están sanos, pero que, ante un proceso inflamatorio crónico de dichos tejidos, estos tienen mucha peor capacidad de respuesta, sobre todo cuando el tejido que soporta los implantes se ha perdido en su mayor parte. Dicho esto, también es importante recalcar que hoy en día disponemos de intervenciones terapéuticas eficaces que están perfectamente contrastadas por la evidencia científica, sobre todo si el proceso de periimplantitis se diagnostica tempranamente. Por ello es importante realizar el diagnóstico cuanto antes, ya que su tratamiento, entonces, es altamente predecible
– ¿Qué tratamientos o abordajes están ofreciendo mejores resultados?
– Hay una frase muy utilizada en nuestra profesión que, por mucho que la repitamos, no deja de tener la misma vigencia: «Cualquier enfermedad puede tener distintos tratamientos, pero solo tiene un diagnóstico» y, por ello, dicho diagnóstico, en sus distintas vertientes, es muy importante, ya que, dependiendo de él, tendremos distintas posibilidades terapéuticas, cada una de ellas con distinto grado de predictibilidad en función de dichas circunstancias particulares. En Odontología, como en Medicina, cada vez vamos hacia tratamientos personalizados que deben estar basados en diagnósticos precisos, ya que los abordajes no quirúrgicos o, por el contrario, los quirúrgicos, pueden tener igual de predictibilidad dependiendo de dichas circunstancias.
«Nuestro grupo de investigación de la UCM participa en diversas líneas de investigación, siendo la regeneración y reconstrucción tisular una de las más activas»
– El aumento de casos en consulta de periimplantitis, ¿cómo ha cambiado los protocolos o modus operandi del equipo clínico (dentistas, higienistas, laboratorio…) y también la comunicación con el paciente?
– Lo que más ha cambiado es el enfoque con el paciente cuando le planteas la terapéutica con implantes, ya que no le puedes decir que es un tratamiento para toda la vida o para mucho tiempo, sino que tienes que plantear la posibilidad de complicaciones, sobre todo si el paciente no se involucra activamente en su prevención y no acude a un programa de mantenimiento reglado. Creo que este enfoque realista y participativo es fundamental para conseguir que la gran mayoría de los pacientes mantengan sus implantes sanos muchos años y, aunque se detecten procesos inflamatorios periimplantarios, que sean diagnosticados pronto, ya que entonces su tratamiento será muy exitoso.
– Lidera, junto al Dr. David Herrera, el grupo de investigación en la UCM «Etiología y terapéutica de enfermedades periodontales y periimplantarias» con varias líneas de investigación abiertas. Entre otras, las relativas a terapias regenerativas, tanto de regeneración periodontal como de regeneración ósea o la de protocolos de rehabilitación con implantes dentales. ¿Qué hallazgos están siendo más reveladores y prometedores en estas vías de investigación?
– Efectivamente. Nuestro grupo de investigación, que tengo el placer de codirigir con el Prof. Herrera, participa en diversas líneas de investigación, siendo la regeneración y reconstrucción tisular una de las más activas. Estamos trabajando tanto en terapias que combinan distintos tipos de biomateriales como injertos óseos, con terapias biológicas, utilizando tanto moléculas autólogas como sintéticas. Al igual que lo mencionado anteriormente en el tratamiento de las enfermedades utilizando terapéuticas personalizadas, estamos muy activamente trabajando en desarrollar andamiajes personalizados a la morfología tridimensional del defecto a tratar y su combinación con sustancias biológicamente activas, bien promoviendo la regeneración periodontal o ósea.
– Hace tres años nos hablaba de que estaban inmersos en pleno ensayo clínico dentro del Proyecto Maxibone. ¿Qué resultados ha ofrecido este proyecto y en qué punto está actualmente?
Este gran proyecto de investigación europeo, que he tenido el orgullo de coordinar, mediante la utilización de terapias celulares (con células madre autólogas procedentes de la médula ósea de la cresta espinal) en regeneración ósea vertical, nos ha permitido regenerar crestas óseas atróficas, permitiendo la colocación de implantes en periodos tan cortos como cuatro meses, con un alto grado de predictibilidad.
Hemos demostrado que es posible y que es predecible. Sin embargo, el desarrollo tecnológico para que estas tecnologías de expansión celular puedan aplicarse en la clínica diaria es todavía muy preliminar y las barreras regulatorias en el uso de células expandidas autólogas o alogénicas impide que estas terapias celulares sean de uso habitual. Sin embargo, dichas barreras serán superadas al demostrar que, biológicamente funcionan, y que disponemos de técnicas quirúrgicas y biomateriales para su aplicación en pacientes que han sufrido grandes atrofias en sus huesos maxilares. En estos momentos estamos analizando todos los resultados del proyecto y pronto estarán disponibles las publicaciones científicas que permitan a otros grupos de investigación replicar o mejorar dichas investigaciones y, con ello, avanzar poco a poco en mejorar nuestra capacidad de aplicar estas tecnologías.
– Sin duda, la industria implantológica realiza una gran apuesta por la investigación. ¿Hacia qué modelos o sistemas de implantes vamos?
– Yo creo que tenemos que ir a implantes que permitan tanto un alto grado de integración tisular, no solo en hueso sino también en tejidos blandos y, al mismo tiempo, tengan capacidad intrínseca para evitar y prevenir la colonización bacteriana. Cuando hablamos de modelos o sistemas de implantes debemos incluir no solo los implantes que anclamos en el hueso, sino los pilares y otros componentes protésicos que forman parte del componente transmucoso o en contacto directo con la cavidad bucal, que, en mi opinión, son tan importantes o más que los propios implantes.
– ¿Ha contribuido el boom de la Odontología Digital a la mejora de los tratamientos implantológicos?
– Por supuesto. El flujo digital es una maravillosa herramienta para mejorar nuestros tratamientos, sobre todo en cuanto a su precisión y fiabilidad. Sin embargo, la Odontología digital es un medio, no es un fin en sí mismo, por lo que el correcto uso de estas herramientas es lo que nos permitirá no solo ser mucho mejores dentistas, sino comunicarnos mejor con nuestros pacientes y conseguir que, con nuestras mismas manos de operadores, con estas herramientas, los tratamientos sean más precisos, más duraderos y, en algunos casos, con mejores resultados estéticos para el paciente.
– No podemos terminar sin hablar de la formación. Una buena práctica implantológica que logre resultados exitosos y evite fracasos o problemas en los tratamientos pasa necesariamente por la formación. ¿Qué consejos les da a los profesionales a la hora de elegir un itinerario formativo adecuado en la rama implantológica?
– La formación es, por supuesto, básica para cualquier profesional de la salud, independientemente de su faceta profesional, ya que lo que hoy enseñamos en las universidades en la formación de los odontólogos, no tendrá la misma vigencia dentro de 10 años y si formamos profesionales con una vida media profesional de alrededor de 30 años, los que no mantengan una formación a lo largo de su vida profesional, no podrán sobrevivir manteniendo una práctica profesional razonable. Sin embargo, cada uno debe diseñar su itinerario dependiendo de sus objetivos profesionales, ya que, por ejemplo, uno no puede ser especialista en una de las clásicas áreas odontológicas especializadas participando en cursos de fin de semana y, por el contrario, uno puede capacitarse perfectamente en distintas tecnologías, tratamientos y técnicas participando en cursos de formación continua y congresos. Yo llevo más de 30 años formando especialistas en Periodoncia y en implantes dentales y la demanda no ha descendido, sino todo lo contrario, lo que indica que este perfil de un profesional con una intensa formación y alta cualificación para trabajar fundamentalmente en un área especializada (Periodoncia, Ortodoncia, etc…) está todavía vigente y creo que tiene mucho futuro. Lo que es difícilmente entendible es como en España, teniendo algunos de los mejores centros de formación de especialistas, todavía dichas especialidades no estén reguladas.