La inflación en nuestro país ha alcanzado cifras récord. El Instituto Nacional de Estadística (INE) señalaba que el IPC (Índice de Precios de Consumo) del mes de agosto se situó en el 10,5%. Lejos ya de esa cifra, el IPC de diciembre se sitúa en el 5,7%, más de un punto por debajo de la registrada en noviembre. A pesar de que los datos demuestran una bajada del IPC, además de las políticas para contener los precios, lo cierto es que la incertidumbre sigue dibujando unas previsiones complicadas para el presente año.
Al igual que la población, los negocios también se están viendo afectados por el aumento de los precios. Y entre ellos, como es obvio, las clínicas dentales. Más aún en aquellas clínicas más modestas cuyos márgenes de costes son menores, sus pedidos con proveedores tienen un menor volumen y es más difícil negociar con ellos.
Tampoco resulta sencillo repercutir en los pacientes esas subidas, ya que un aumento del precio de los tratamientos puede suponer que el futuro paciente busque otra clínica, posiblemente más grande o perteneciente a una cadena que sí puede aguantar los precios.
Entonces, ¿cómo pueden hacer frente las clínicas dentales a esta situación? ¿Cómo les está afectando y qué medidas están llevando a cabo?
Para responder a estas cuestiones, desde Gaceta Dental hemos preguntado a tres directores de clínicas dentales al respecto.
«Un aumento del precio de los tratamientos puede suponer que el futuro paciente busque otra clínica»
Energía, materiales, laboratorios, ortodoncia: todo sube y afecta
La energía, especialmente la luz, supone el mayor coste extra que están asumiendo las clínicas dentales.
Para la Dra. Rocío Paredes, directora del Centro de Odontología Avanzada Navarra (COAN) en Pamplona, este es un tema complicado porque «hay que tener todo iluminado, los motores encendidos, temperatura adecuada… No veo manera de poder reducir este gasto. Como mucho, cambiar de compañía si te ofrecen una oferta mejor. Yo lo estuve viendo y, al final, he conseguido una reducción de apenas 500 euros al año; no es mucho, pero me cambié. También estamos notando la subida, desde la pandemia, del material de uso diario. Guantes, mascarillas, baberos, composites y demás material similar, ha subido de precio y, aunque parece que es poco, lo cierto es que a lo largo de todo un año supone un gasto importante»
Por su parte, Saray Hereza, directora de la clínica de Odontología Especializada Doctores Murri en Torremolinos, advierte de que «el laboratorio de ortodoncia invisible ya nos anticipó a finales del año pasado un aumento del precio de hasta un 5%. Nosotros no podemos subir el precio a los pacientes de la misma forma, así que asumiremos dichos costes equilibrándolos, en la medida de lo posible, con otros gastos de la clínica».
En términos similares, el Dr. David Lara, director de la clínica Lara&Ochoa de Logroño, se refiere a que «la mayor subida la estamos notando en la energía, y sí, eso sí que nos afecta mucho, pasando de facturas de 500-600 euros a 800-900 al mes, sobre todo estos meses de frío». También en su clínica de Logroño, puesta en marcha justo antes de la pandemia, tendrán que hacer frente a la subida del 4 al 6% advertida por su marca de implantes a partir de este mes de febrero.
Contención de costes
Con el objetivo de reducir esta subida de los precios, las clínicas están tratando de reducir los costes intentando ser lo más eficientes posible, especialmente con los gastos energéticos.
Es el caso de la clínica que dirige Saray Hereza, en la que han realizado un «cambio de horario los viernes, ya que hemos ampliado las horas de atención por la mañana y así cerrar por la tarde, lo que conlleva un ahorro de energía. El resto de la semana, mantenemos el horario partido y, a mediodía, cuando cerramos dos horas y media, ahora apagamos todo, aunque eso suponga tener los gabinetes un poco fríos al comenzar la tarde. No obstante, se templan pronto».
«Con el objetivo de reducir esta subida de los precios, las clínicas están tratando de reducir los costes intentando ser lo más eficientes posible, especialmente con los gastos energéticos»
En la clínica de Logroño del Dr. David Lara «todo el equipo estamos más concienciado sobre el consumo de luz, manteniendo la luz apagada en los gabinetes sin usar, así como las zonas donde no haya pacientes ni personal. También hemos empezado a trabajar con otros depósitos dentales para comparar en cada pedido los diferentes precios del material a pedir para comprarlo al de mejor tarifa. Esto no quiere decir que hayamos cambiado un producto de calidad por otro más barato de peor calidad, sino que seguimos apostando por las mejores marcas, pero viendo qué proveedor es más rentable para nuestra gestión de los gastos»
En la clínica de la Dra. Rocío Paredes y de su marido el Dr. Elio Praticó, más que una contención de costes, a lo que se han visto obligados es a retrasar determinadas inversiones. «Teníamos pensado abrir un par de gabinetes más justo cuando llegó la pandemia, pero todavía hoy, y más aún con la situación actual, no hemos podido llevar a cabo esta inversión, nos hemos frenado por un tema de previsión y de ver cómo va funcionando todo. Así que esto es algo que dejamos para más adelante. Vamos a esperar a ver cómo termina 2023 y a ver si para 2024 nos lanzamos a ello», explica la Dra. Paredes.
¿Asumir los costes o subir precios a los pacientes?
Además de revisar los contratos y tarifas de los proveedores, reducir el consumo energético y aparcar nuevas ideas de negocio, hay otro recurso para mantener los precios para los pacientes.
Se trata de que los profesionales al frente de sus clínicas asuman gran parte de la subida de costes con su trabajo.
«Estamos tentados de hacer algunas subidas –explica la Dra. Rocío Paredes-, pero aún no las hemos hecho. No tenemos pensado subir precios en tratamientos grandes (cirugías, implantes, etc.) porque nosotros asumimos que es nuestro tiempo y trabajo y no lo repercutimos en el paciente. Pero sí estamos planteando repercutir el precio a los pacientes de aquellos tratamientos que conllevan gasto de material, como las obturaciones, donde tenemos precios bajos».
«Hay que revisar periódicamente las tarifas de los tratamientos, analizar el margen de cada uno de ellos y estudiar el precio de la competencia directa e indirecta»
En la misma tesitura se encuentra Saray Hereza en la clínica de Odontología Especializada Doctores Murri en Torremolinos: «En principio no vamos a subir los precios, pero sí lanzaremos campañas de publicidad atractivas con ofertas, ofreciendo facilidades de pago y adaptándonos al bolsillo de todo el mundo. Somos conscientes de la competencia, pero seguimos trabajando en la calidad de nuestro servicio y nuestros materiales, y eso tiene como consecuencia que no podamos manejar los precios más bajos, pero tampoco dar presupuestos inalcanzables»
En la clínica del Dr. David Lara sí que se han aumentado los precios de los tratamientos «pero no tanto porque nos suban los precios, sino también por la adaptación de nuestra gestión de tarifas después del estudio de los 3 años que llevamos trabajando, ya que al principio no teníamos en cuenta datos tan importantes como nuestro precio/hora de consulta y se establecieron precios estándar al abrir la clínica. Es ahora, tras la pandemia, cuando estamos viendo nuestro histórico, equipo, gastos, facturación y beneficios empresariales para regularizar las tarifas. Por eso, unos tratamientos han subido y otros han bajado».
No obstante –argumenta el Dr. David Lara- «determinadas subidas de precio, como las de los implantes, nos afecta, pero nos da miedo repercutir el precio en los pacientes porque ya son de por sí tratamientos caros y no podemos entrar en la guerra de precios que existe con otras cadenas y empresas. Intentaremos mantener los precios utilizando uno de los mejores implantes y advirtiéndolo a los pacientes para que tengan en cuenta esta marca como garantía de calidad»
«Si quieres que tu clínica funcione a medio o largo plazo, tendrás que mejorar los servicios de atención al paciente»
2023, ¿será un año bueno o malo?
«Pienso que en 2023 la situación no va a mejorar», explica la Dra. Rocío Paredes. «De hecho, creo que en algún mes habrá un parón. No soy pesimista, más aún viendo cómo ha ido diciembre y enero, ya que hemos trabajado muy bien, pero imagino que en algún momento puede darse un parón a esta situación y habrá que mantenerse. Diciembre ha sido un mes fantástico y enero también ha sido muy bueno. Si todo el año siguiese esta trayectoria, en 2024 seguramente montaríamos dos gabinetes más, ya que es un proyecto que tenemos desde hace 3 años. Tenemos que seguir presentes, trabajando bien y realizando ofertas y campañas publicitarias para estar en la mente de la gente y que piensen en ti cuando te necesiten».
Para el Dr. David Lara «todavía es pronto para saber cómo será 2023, ya que enero no es el mejor mes para ver la facturación final como producto del factor «parece que nos viene mal año». Pensamos en su día que el año de pandemia sería malo y para el sector odontológico fue bueno. Llevo 3 años en mi corta experiencia como director y doctor, y creo que el servicio o facturación de una clínica no solo depende del estado económico de un país, sino de muchos más factores como valor y diferenciación, trato personal, facilidades de pago, y muchas cosas más con las que puede contar una clínica. Es un reto para nosotros cada día, cada mes y cada año intentar ser mejores, no vender más ni luchar contra la inflación, la guerra de Ucrania, la crisis energética y la pandemia», concluye el Dr. David Lara.
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La incertidumbre entre los pacientes
La subida de precios de la lista de la compra, de la energía, de las hipotecas y alquileres, como es lógico, repercute de lleno en el bolsillo de los consumidores, y habitualmente, cuanto peor es la situación económica, menos acude la gente al dentista. ¿Está sucediendo esto nuevamente? Pues, aunque los meses de diciembre y enero han sido positivos para estas tres clínicas, sí que se está viendo un cambio de tendencia.
Para el Dr. David Lara «sí que están viniendo pacientes con tratamientos multidisciplinares, pero solo se hacen pequeñas cosas. Por ejemplo, hace unos días he visto a una paciente que tiene desviación mandibular, chasquido articular, que le faltan molares y viene por un blanqueamiento. Entonces, finalmente ha elegido un tratamiento de estética de 500 euros, en vez de un tratamiento de salud de miles de euros.
Estamos viendo que los pacientes hacen una selección de tratamientos, en vez de realizarse tratamientos integrales. Trabajamos con financieras, pero hay pacientes que se están echando para atrás porque no pueden afrontar un gasto mensual más. En enero hemos visto que siguen entrando primeras visitas, pero el índice de aceptación de presupuestos está bajando porque eligen ir poco a poco, ir pagando a medida que puedan ir realizándose los tratamientos».
También en la clínica que dirige Saray Hereza «hemos notado que los pacientes no quieren meterse en financiaciones de 24 o 36 meses, aunque sea sin intereses, ya que tienen miedo a lo que pueda venir y no saben si van a poder afrontar el pago. En el caso de los empastes y tratamientos más sencillos, el paciente viene y los paga, pero en tratamientos grandes no se quieren meter. Si tienen un dinero ahorrado, prefieren guardarlo. Les influye mucho lo que se publica en los medios de comunicación porque los pacientes nos comentan lo que ven en la tele, la cesta de la compra, el fin de la ayuda por la gasolina, entonces prescinden de lo que ven que es prescindible, incluso la ortodoncia la consideran muchos como algo estético y no funcional, por lo que van alargando el comienzo de estos tratamientos»