En la actualidad, la utilización de los implantes para tratar el edentulismo parcial o total es una opción terapéutica de elección, segura y efectiva a largo plazo. Si bien el uso de los implantes comenzó a generalizarse en la década de los 80, ha ido evolucionando constantemente en los materiales, diseños y técnicas usadas, derivando en una especialidad al servicio de la salud oral de la sociedad; el uso masivo en todo el mundo ha traído consigo la aparición de nuevas patologías que afectan a los tejidos que rodean a los implantes.
Los problemas de los tejidos periimplantarios y el fracaso de los implantes pueden producirse en dos fases diferentes:
- Primarias: Alteraciones previas a la oseointegración definitiva o durante el desarrollo de la misma.
- Secundarias: Enfermedades o alteraciones periimplantarias que pueden producirse después de establecida la oseointegración.
Los implantes colocados en un individuo están expuestos o influenciados por distintos factores (1) que pueden condicionar, predisponer o provocar la aparición de complicaciones:
- Factores endógenos sistémicos: edad, estados de salud-enfermedad, uso de ciertos medicamentos, hábitos (tabaquismo, alcoholismo, drogas, etc.).
- Factores endógenos locales: higiene oral deficiente, enfermedad periodontal previa, parafunciones, calidad y cantidad de hueso.
- Factores exógenos: formación y experiencia del profesional, contaminación bacteriana, material, diseño y superficie del implante, técnica deficiente y trauma
quirúrgico, protocolos quirúrgicos y protésicos inadecuados, diseño de la prótesis que no favorecen la higiene produciendo retención de alimentos y atrapamiento de placa bacteriana, ausencia o deficiencia en controles y mantenimiento periódicos de los
implantes (Cuadros 1- 2).