Introducción
La colocación de implantes osteointegrados, como parte del tratamiento rehabilitador de nuestros pacientes, ha sido bien documentado en la literatura, siendo éste uno de los tratamientos con mayor predictibilidad en el campo de la Odontología (1).
En los últimos años han aumentado en gran medida los estudios relacionados con la colocación de implantes inmediatos a la extracción del diente, puesto que esta técnica ofrece ciertas ventajas, tales como que disminuye el número de cirugía y los tiempos totales de tratamiento; permite mejorar los resultados estéticos en los casos adecuadamente diagnosticados y ejecutados; minimiza el trauma quirúrgico, sobre todo en los casos en los que se pueden realizar procedimientos sin colgajo, y se reduce la necesidad de procedimientos complejos de injerto óseo (2).