Lo que empezó siendo una visita rutinaria al dentista pudo acabar en tragedia para Tom Jozsi. El hombre, de 60 años y procedente de Illinois, acudió a consulta para realizarse un empaste dental con tal mala suerte que, durante el procedimiento, se tragó la fresa dental que estaba utilizando su odontólogo.
Al principio, según explicó a la cadena WISN-TV, no notó que se la hubiera tragado; de hecho, «lo único que sentía era algo de tos». Para solucionar este inesperado «accidente», el afectado tuvo que acudir al hospital de inmediato para que le hicieran un escáncer y comprobar, de esta manera, dónde se encontraba el pequeño objeto.
Tras realizarle esta prueba, los médicos llegaron a una conclusión: Tom no se había tragado la fresa dental, sino que la había inhalado justo antes de toser, lo que hizo que ésta llegara a su pulmón. Al no poder extraer la pieza con los endoscopios normales, los médicos tuvieron que hacer uso de un dispositivo específico para el cáncer, con el que finalmente sí pudieron sacarla. De no ser así, detalló el afectado, probablemente hubieran tenido que extirparle parte del pulmón.
Ahora, como recuerdo de esta curiosa experiencia, Tom Jozsi guarda la fresa dental en una de las estanterías de su casa. ¿Quién le iba a decir que un empaste dental le iba a dar tantos quebraderos de cabeza?