En los últimos 50 años existen, en mi opinión, dos momentos claves en la Implantología. El primero fue, sin duda, la osteointegración y el segundo es el flujo digital desde un escáner intraoral.
Ambos nos han permitido trabajar de manera diferente, con un gran índice de éxito y, por supuesto, con un gran beneficio para nuestros pacientes. No existe discusión en cuanto a la osteointegración y todas las variantes y protocolos que han aparecido, basadas en ese concepto primigenio.
En cambio, la reciente aparición de la digitalización en Implantología, igual que ocurrió en los comienzos de la osteointegración, aún produce dudas, recelos y escepticismo.
Los beneficios indudables del uso del escáner intraoral en Implantología, desde un punto de vista clínico, son inmensos. Utilizado correctamente, con protocolos contrastados, reproducibles y sencillos, suponen un cambio que afecta a todo lo que estamos acostumbrados. Es un cambio positivo y atraumático y, como siempre, se trata de saber qué y cómo hay que hacer las cosas. Así de sencillo.
Quizás, dentro de la digitalización con el escáner intraoral en Implantología, el campo que genera más dudas y mayor controversia es el de su uso en arcadas completas.
Pues bien, justo ese campo es el que mayor beneficio supone para los pacientes. Solo con el escáner intraoral. Nada más.