Según un estudio publicado en The Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se ha observado una variación en las respuestas inflamatorias gingivales que sienta las bases para la odontología individualizada.
La asociación directa entre la acumulación de placa y la gingivitis (es decir, que se produzca una inflamación de las encías y que estas sangren, lo cual es una de las enfermedades dentales más comunes) está muy bien establecida. En estudios previos sobre la gingivitis humana experimental, tras el cese de la higiene bucal que se había enseñado a llevar a cabo, se reveló que había personas con distintos tipos de respuestas a la inflamación inducida por las bacterias: respuestas «altas» y respuestas «bajas».
Estos hallazgos son cruciales para identificar las características de la susceptibilidad del huésped, las cuales pueden ser predictores importantes no solo en cuanto al riesgo de padecer gingivitis, sino también de otras enfermedades inflamatorias, como la periodontitis y las enfermedades cardiovasculares.
Durante un período de 35 días, se monitorearon de cerca los cambios en el ADN de la placa bacteriana y las respuestas inmunitarias del huésped a dichos cambios. De esta manera, el equipo de investigación identificó tres tipos de respuestas humanas a la acumulación bacteriana en las encías:
- Los «respondedores altos» mostraron una gingivitis más intensa, lo cual es un marcador importante de enfermedad destructora de tejidos, ya que reaccionaban de forma más intensa de lo normal a los microbios. En estos casos, los neutrófilos liberaron una serie de moléculas de proteínas llamadas quimiocinas, que pueden indicar una inflamación más profunda de los tejidos e incluso la destrucción de los huesos en el cuerpo.
- Los «respondedores bajos» a la acumulación de placa bacteriana mostraron una activación mínima de los mecanismos inmunitarios contra las bacterias, lo que implica que existe un mecanismo protector evolutivo para proteger el tejido, permitiendo así conservar tejido y hueso durante la inflamación.
- Los «respondedores lentos» son el tercer grupo. Se encuentran entre los niveles bajo y alto y se pudieron identificar gracias al uso de nuevos métodos de evaluación temporal del microbioma longitudinal. Estos individuos mostraron una inflamación retardada ante la acumulación de bacterias y fueron el grupo de respuesta clínica más comúnmente observado, representando de hecho a la mitad de la población de la muestra.
Se considera que este trabajo tendrá un profundo impacto en la práctica clínica, ya que proporciona una base para comenzar a comprender los impulsores individuales de la susceptibilidad a la gingivitis y quizás a la periodontitis. A medida que ingresamos a la era de la odontología personalizada, es fundamental identificar los biomarcadores del huésped y los perfiles de microbiomas que pueden ayudar a predecir las personas con mayor susceptibilidad a las enfermedades orales y sistémicas.
No en vano, se habla de que el estudio del microbioma puede revolucionar el dogma de la Odontología. Y el caso de la gingivitis no es una excepción, sobre todo en lo que concierne a este estudio, que está dando un gran paso hacia el establecimiento de los fenotipos de respuesta inflamatoria que existen entre los humanos y sentando las bases para su caracterización molecular, tal como indica George A. Kotsakis DDS, MS y profesor asociado del Departamento de Periodontitis en UTHSCSA (San Antonio, Texas).
Si bien casi la mitad de los sujetos que participaron en la investigación mostraron una respuesta gradual y proporcionada a la acumulación de placa, – consistente con el «grupo de respuesta lenta» -, una cuarta parte exhibió una respuesta hiperinflamatoria a las bacterias. Es decir, en el grupo de «respondedores altos», sus sistemas inmunológicos activaron una respuesta inflamatoria potencialmente destructiva desembocada por una serie de mediadores que indican destrucción de tejidos y huesos. Por último, la cuarta parte restante de la población de investigación mostró un patrón de «respuesta baja», en la cual su sistema inmunológico mayormente ignoró el aumento de las bacterias orales y la inflamación de su tejido fue mínima, manteniendo así la integridad del mismo.
Una caracterización adicional y más detallada sobre la variación en la respuesta a la gingivitis puede muy bien conducir a programas de intervención más personalizados.
Es importante destacar que tras observar los mecanismos de protección en respondedores lentos y bajos, la pregunta claves es si este hecho se debe a una comunidad microbiana protectora que puede combatir las bacterias patógenas, o si por el contrario se trata de una configuración genética del huésped que confiere protección ante este tipo de desafíos inocuos.
Conocer esta respuesta puede determinar el desarrollo de probióticos orales específicos que ayuden a mantener la homeostasis y prevengan la inflamación destructiva que puede conducir a la gingivitis y finalmente a la periodontitis.
Fuente: Practice Update.
Estudio completo en PNAS.