Introducción
Es el legado del Prof. Per-Ingvar Brånemark el que revoluciona la clínica de las rehabilitaciones con prótesis (1). No solo se limita a la Odontología, sino que se extiende a cualquier campo de la Medicina en el que se necesite un anclaje óseo (2). Tampoco se limita a los seres humanos, ya que los implantes de titanio se utilizan también en veterinaria (3-5).
Hoy en día, la Implantología oral tiene valores sociales, económicos y clínicos. Se trata de uno de los motores económicos de la sociedad. La fiabilidad y alta tasa de éxito de la prótesis sobre implantes es fascinante, lo que hace que esta opción sea predecible y segura.
Sin embargo, como cualquier tratamiento, las prótesis implanto-soportadas pueden fallar o presentar complicaciones biológicas o técnicas (6, 7). Aunque las reconstrucciones cementadas han sido las más frecuentes, las atornilladas permiten la reversibilidad (8, 9). Se plantea habitualmente el principio de reversibilidad en relación con el mecanismo de retención de la prótesis, pero hoy en día, en nuestra opinión, es extrapolable a la propia fijación del implante.
Los implantes dentales no son dientes y deben considerarse como un sustituto protésico de la raíz dental. Bajo esta perspectiva, tanto la posición como el número adecuado de los implantes son algo dinámico y pueden sufrir cambios según evolucione la situación clínica del paciente.
Como por ejemplo, en el caso de la pérdida de un diente adicional o el fracaso (biológico/estético) de un implante dental existente. La rehabilitación de un implante mal colocado es un reto. La relevancia y la prevalencia de la periimplantitis, por ejemplo, han aumentado debido al incremento del número de implantes colocados y también al aumento de la esperanza de vida de los pacientes. Esta situación ha reforzado la necesidad de investigar los factores de riesgo del fracaso de los implantes, pero también las técnicas de extracción de los mismos. La reversibilidad (des-oseointegración) del implante dental nos abre un nuevo horizonte en el tratamiento de las complicaciones. Nos permita diseñar los tratamientos prostodónticos con otra perspectiva y nos hace más preparados para afrontar cambios en la situación clínica a lo largo de la vida del paciente.