Un consumidor residente en Castilla y León encontró un diente humano incrustado en la masa cuando se estaba comiendo una napolitana. Así consta en el Sistema de Alertas Rápidas de Alimentación de la Unión Europea (RASFF, por sus siglas en inglés), según informa el periódico El País.
La investigación ha concluido en España al averiguar que el producto procedía de Francia, y ahora son las autoridades francesas las que deben realizar los controles pertinentes, comprobar la procedencia del dulce y lo ocurrido en la planta de producción.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no considera necesario adoptar más medidas a la espera de la conclusión de las pesquisas. Se espera que sea un caso puntual porque en las fábricas de bollería industrial hay establecidas medidas de seguridad y procesos mecánicos que evitan este tipo de situaciones.