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Herramientas para la reducción de daños por tabaquismo

Esta semana ha tenido lugar el Congreso «Tabaquismo: perspectivas médicas y nuevos avances», organizado por la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, donde se puso de manifiesto que las nuevas tecnologías pueden ayudar a que se reduzca el número de muertes a nivel global.

En la primera jornada del congreso, que inauguró la presidenta de la Comisión de Sanidad del Congreso, Rosa Romero, se reclamaron debates y atención a las soluciones novedosas que se están usando en países de nuestro entorno para luchar contra el tabaquismo.

Asimismo, se hizo una radiografía del problema del tabaquismo en los últimos 15 años en España, los problemas que se están encontrando las políticas de prevención y cesación, y la necesidad de diferenciar entre nicotina y tabaco.

Durante la segunda y última jornada se recogieron testimonios y experiencias de profesionales sanitarios que trabajan en otros países con resultados muy alentadores.

Lucha contra el tabaquismo en Reino Unido

Fue especialmente interesante la ponencia de María José Duaso, enfermera especialista en tabaquismo del Kings College de Londres. Duaso expuso las conclusiones de una investigación, financiada públicamente, sobre el uso de las herramientas de reducción del daño en la lucha contra el tabaquismo.

Señaló que la caída en la cesación tabáquica en Reino Unido ha sido continua desde 2007 hasta 2020, con un 24,2%. Una caída que ligó directamente al uso de herramientas de reducción del daño. “La prevalencia tabáquica ha ido bajando a medida que ha aumentado el uso del vapeo”, señaló. Según señaló esta experta, se calcula que el impacto del uso de la reducción del daño ha evitado cerca de 175.000 muertes.

Jaimie Hartmann-Boyce, investigadora senior del Departamento de Ciencias de la Salud de Atención Primaria de la Universidad de Oxford, presentó las conclusiones de este trabajo. En él compara varias investigaciones sobre el uso de herramientas de reducción del daño y que “sienta unas bases poco discutibles y de gran base científica sobre el uso de los cigarrillos electrónicos en la reducción del daño”.

En la clausura del evento, el Dr. Fernández recuperó varias de las reclamaciones que se plantean en el Libro blanco de reducción de daños por tabaquismo, que fija el objetivo de una España sin humo en 2030:
– Facilitar una información objetiva y científicamente validada.
– Formación específica para los profesionales sanitarios.
– Promover el intercambio de expertos para que haya debates públicos.
– Implantar programas piloto.
– Crear un observatorio para el seguimiento del consumo de tabaquismo, de nicotina.
– Reforzar los sistemas de monitorización públicos y asegurar controles estándar de seguridad para todos estos productos sin combustión.
– Creación de un comité científico.
– Promover investigaciones tanto públicas como privadas.

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