Sin duda, la KGB soviética ha pasado a la historia por utilizar durante la Guerra Fría varias técnicas de espionaje, cuanto menos, curiosas. Algunas de ellas se exponen en un museo de Nueva York que abrió sus puertas en 2019. Entre los distintos objetos que se conservan y que, por cierto, van a ser ahora subastados, se encuentran unos dientes falsos de cianuro que usaban los espías de la KGB. Fueron diseñados para romperse al morderse, de modo que los agentes capturados pudieran quitarse la vida si fuera necesario para evitar ser torturados y entregar información comprometedora. Además de esta peculiar herramienta de los agentes secretos, se pueden encontrar otras como cámaras en miniatura escondidas en todo tipo de objetos; una réplica del paraguas de punta envenenada utilizado para matar al escritor disidente búlgaro Georgi Markov en Londres en 1978; y otros accesorios con compartimientos para esconder microfilms u otros documentos, gemelos, zapatos de tacos huecos, monedas ahuecadas e incluso cápsulas rectales. Todos estos objetos llegaron a Estados Unidos a comienzos de la década de 1990 tras la caída de la Unión Soviética.