Poco han cambiado las cosas desde la última vez que me dirigí a vosotros. El maldito coronavirus sigue siendo el dueño de nuestros desvelos, unas alteraciones del sueño que, por otra parte, se manifiestan como otros daños colaterales de este bicho de efectos devastadores.
La mayoría de nosotros seguimos consumiendo, de manera casi adictiva, noticias, entrevistas, vídeos, testimonios; de profesionales, pacientes o investigadores; de aquí y de allá; con el fin de saciar nuestra sed de respuestas a esta incomprensible realidad que vivimos y que todo parece indicar que nos seguirá acompañando no sabemos cuánto tiempo más. Pero en este rastreo informativo, también buscamos guías para saber afrontar el futuro. El nuevo comienzo que deberemos emprender todos.
2020 está llamado a marcar un antes y un después en nuestras vidas. A algunos les dejará más huella que a otros, pero no creo, sinceramente, que este «doble veinte» deje indiferente a nadie. A corto plazo, nuestro día a día va a cambiar a todos los niveles, desde el terreno personal hasta el ámbito profesional. Nuestros hábitos, hasta que se controle la pandemia y se encuentre una vacuna que nos permita una convivencia con garantías con el odioso virus, no van a ser los mismos.
Resiliencia, adaptación, empatía, paciencia, confianza… son términos que vamos a oír hasta la saciedad en las próximas semanas, muchos de ellos, de hecho, ya aparecen en las páginas de este nuevo número, también digital, de Gaceta Dental… Todas estas palabras tienen un denominador común: están asociadas al cambio. De ese cambio del que nos hablan en nuestras páginas dos colaboradores habituales: Roberto Rosso y Marcial Hernández.
En el ámbito de la clínica dental, y como no podía ser de otra manera, se está trabajando ya para afrontar, con las mayores garantías de seguridad, la atención clínica. Una asignatura en la que nuestros dentistas y su personal auxiliar llevan sacando desde hace muchos años matrícula de honor. Ahora, eso sí, toca adaptar los protocolos al nuevo visitante. Unos protocolos que tendrán que irse adaptando según avancen las investigaciones, el grado de conocimiento del virus o las posibles herramientas o productos que puedan surgir para mitigarlo.
Desde el Consejo General de Dentistas y diferentes colegios profesionales del ámbito odontológico se está ofreciendo información y formación a los profesionales para abordar la atención clínica desde el mismo «día 1 tras el confinamiento». En este sentido, además, habrá que trabajar en la confianza de los pacientes, y prestarle más atención a temas de gestión que quizás no se consideraban tan prioritarios. La presumible caída en el número de pacientes exigirá pensar en soluciones para que la herida de los próximos meses se quede en rasguño. Un gran reto para todos. También para nosotros, cómo no. Todos, como personas y profesionales, tenemos deberes pendientes. Aunque ahora resulte difícil, añadamos a la incertidumbre ingredientes como ideas y ganas para afrontar con fuerza la era pos-COVID-19. Dediquemos un tiempo a identificar nuevas oportunidades. Seguro que las hay. ¡Mucho ánimo a todos!