Introducción
La rehabilitación estética del paciente periodontal siempre ha supuesto un gran reto a la hora de conseguir un resultado estético aceptable (1). Los efectos que provoca esta enfermedad sobre la estética rosa, el periodonto, son irreversibles, generando sobre los pacientes incomodidad por la aparición de espacios negros, troneras y ausencia de armonía en su sonrisa. Todo esto les lleva a una situación de inseguridad en sí mismos.
En la actualidad, la estética, en toda sus facetas, presenta mayor peso en la sociedad. No solo damos más importancia a la apariencia estética, sino que, además, ésta está siendo cada vez más demandada. Nuestros pacientes, a día de hoy, saben más de estética dental, diferencian entre un sonrisa natural de una artificial, qué forma de dientes les gusta, qué aspecto deben de tener sus futuras restuaraciones, saben que tienen que ser finas y translúcidas, e incluso, que el borde del diente tiene que estar algo azulado. Es por todo ello que, cuando nos enfrentamos a este tipo de pacientes, con altas demandas estéticas y con una situación periodontal grave, debemos conocer cómo manejarlo para conseguir un resultado estético aceptable (1-5).
La rehabilitación mediante facetas de porcelana es considerada como el tratamiento de elección en cualquier caso con altas demandas estéticas (6-8).
La principal diferencia que reside en este tratamiento frente a otros protéticos son sus propiedades ópticas. Gracias a ellas podemos conseguir resultados muy similares al de un diente natural.
Sobre un diente natural, el cual vamos a restaurar con una faceta de porcelana que presente un buen sustrato y con una correcta preparación respetando los espacios necesarios, podremos conseguir un aspecto final similar al de un diente natural. Esto es lo que a día de hoy demanda la sociedad.