El sector lucha para no quedarse a la cola de los países europeos
Una de las prioridades de la profesión odontológica en la actualidad es que la formación continuada recibida durante el ejercicio profesional adopte definitivamente un carácter obligatorio. Al contrario lo que sucede en España, en muchos países europeos los dentistas tienen la obligación de realizar cursos de actualización para poder renovar sus licencias y seguir ejerciendo.
Aspirar a la excelencia en la enseñanza y formación de los dentistas para, con ello, alcanzar los más altos estándares de calidad asistencial es, hoy por hoy, uno de los caballos de batalla de la profesión dental al completo, junto con la creación de las especialidades odontológicas y la aprobación de un númerus clausus en España. De ahí, que sus principales actores trabajen y luchen conjuntamente para conseguir que las autoridades competentes doten de carácter obligatorio a la cada vez más importante y relevante Formación Profesional Continuada (denominada Continual Professional Development o CPD), tal y como sucede en muchos de los países de nuestro entorno. Por ello, tanto las sociedades científicas, junto con las universidades y los colegios de dentistas, contribuyen a diseñar programas de formación continuada que eleven el nivel de la profesión.
Garantizar la calidad asistencial
El resultado de que en España se siguiera finalmente el ejemplo de nuestros países vecinos y que el Ministerio instaurara la Formación Continua Obligatoria, además de suponer un perfeccionamiento en la formación de los dentistas en general, redundaría, en opinión de los profesionales del sector, en la mejora de la calidad asistencial y en la salud bucodental de la población, tal y como ha quedado demostrado en los países citados.
Por no hablar de la necesidad de mantener un nivel similar formativo al de nuestro entorno y no quedarnos atrás en lo que a calidad asistencial se refiere. Algo a lo que, el representante de los estudiantes, Álvaro Negrillo, actual presidente de la Federación de Estudiantes de Odontología (ANEO) se refiere como «una situación lamentable y de manifiesta desigualdad para los dentistas españoles con respecto a sus homólogos europeos». Tal y como ha manifestado Negrillo en diferentes encuentros con Gaceta Dental, los jóvenes se ven obligados a buscar competencias en el exterior para no tener que conformarse con una formación generalista que limita su proyección exterior ante la pasividad de las autoridades al respecto. Pese a esta necesidad de mejora, desde el sector también se insiste en el hecho de que la asistencia sanitaria en el plano bucodental de nuestro país es una de las más valoradas dentro de la Unión Europea, junto con el reconocimiento a la calidad de la formación en Odontología que se imparte en España.
No obstante, también para las instituciones odontológicas europeas es cada vez más apremiante que los mandatarios españoles adopten las medidas necesarias para implementar esta formación obligatoria que garantice que los profesionales actualicen sus conocimientos periódicamente a lo largo de toda su carrera. Y es que, tal y como asegura el presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas de España, el doctor Óscar Castro, es un hecho que mientras que en 2004, únicamente diez países europeos de los 32 existentes otorgaban un carácter obligatorio a la formación continua, en la actualidad dicha cifra asciende a un total de 16.
En este sentido, el doctor Miguel Ángel López-Andrade, vocal supernumerario de la Organización Colegial, además de actual presidente de la Federación Europea de Autoridades Competentes en Odontología (FEDCAR), asegura que es probable que en el futuro exista una legislación europea que «nos obligue a realizar este tipo de formación como vía para poder renovar la autorización de funcionamiento de las clínicas».
Este tipo de programas formativos que se demandan ya están instaurados en muchos países donde los dentistas tienen la obligación de realizar un mínimo de formación continuada postgraduada para poder renovar sus licencias, seguir colegiado o continuar ejerciendo, entre otros aspectos.
Las recomendaciones de las instituciones europeas para que España adopte las medidas necesarias para implementar la formación continua postgraduada obligatoria en Odontología se apoyan en el estudio que está realizando la Comisión Europea sobre la Formación Continuada Postgraduada en diferentes gremios de profesionales sanitarios.
Concretamente en el caso de los dentistas, y tras el análisis de 31 países, se ha estudiado lo que ocurre a medio plazo, en función de que la formación sea obligatoria o no, analizando el beneficio en la calidad de los tratamientos y respecto a la seguridad de los pacientes.
En aquellos países donde la formación continuada es obligatoria está demostrado que la calidad asistencial es mayor. En palabras del doctor López-Andrade, la principal conclusión del citado estudio es que es más positivo que la formación profesional continuada tenga un carácter obligatorio y transparente, tanto para los profesionales de la Odontología como para el personal auxiliar. Asimismo, en este modelo deberían delimitarse el número de horas y el tipo de cursos, entre otros aspectos.
En lo que a la financiación se refiere, y tal y como se desprende de dicho estudio, en algunos países existen subvenciones, mientras que en otros son gratuitos, si bien, sería necesario que hubiera incentivos, con disminución de impuestos o subvenciones. Además, también se analiza el hecho de que estos cursos sean fácilmente homologables entre todos los países con el fin de evitar que supongan un obstáculo a la hora de que un profesional pretenda desplazarse a otro país o instalarse allí.
El ansiado númerus clausus
Otra de las preocupaciones más acuciantes dentro de la formación en el sector odontológico y que se ha convertido en un objetivo prioritario por parte de todos sus actores es el establecimiento en España de un númerus clausus, tal y como sucede en otros países de Europa. La urgencia por implantar esta medida se debe a que con ella se evitaría la masificación de profesionales que su inexistencia está provocando en la actualidad y que sobrepasa ampliamente el ratio dentista por habitante que aconseja la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación aboca el futuro de los jóvenes graduados, o bien al desempleo, a tener que trabajar en condiciones no acordes con sus intereses profesionales o a marcharse fuera de España.
Las cifras hablan por sí solas, ya que, en este sentido y según el último Manual of Dental Practice de la Unión Europea, actualizado en 2015 y con cifras oficiales de 2012, en España, con 47 millones de habitantes, se graduaron más de 1.400 nuevos odontólogos. Lo que contrasta claramente con otros países del entorno, como Italia que, con unos 60 millones de habitantes tuvo 883 nuevos odontólogos o Francia, con unos 66 millones de habitantes y 917 nuevos graduados.
Sería, pues, recomendable seguir el ejemplo de los países vecinos, equiparando con ellos las cifras de graduados, así como el establecimiento de un númerus clausus europeo, como reclaman cada vez más voces en Europa.
¿Qué se mueve en nuestro entorno?
Tres hechos marcan las desigualdades de los dentistas españoles con respecto a sus homólogos europeos: que España sigue siendo el único país de la Unión Europea, junto con Luxemburgo, que no tiene especialidades oficiales; la ausencia de una formación continuada con carácter obligatorio, instaurada en la inmensa mayoría de países donde los dentistas tienen la obligación de cursarla para poder renovar sus licencias, seguir colegiado o seguir ejerciendo; y no contar con un númerus clausus. Según el doctor López-Andrade, a nivel europeo, los países del sur tienen muchas más facultades y un número excesivo de egresados. Destaca el exceso de licenciados en países como España, Portugal o Rumanía. Este hecho obliga a los licenciados españoles a buscar oportunidades en el extranjero. «Antes se iban sobre todo al Reino Unido, ahora también a Francia, Bélgica, Finlandia, etc.», asegura López-Andrade. En cambio, en los países del centro y norte de Europa (Francia, Reino Unido o Alemania, entre otros), «gracias, entre otras causas, al númerus clausus, existe un déficit de odontólogos, lo que deriva en un tránsito de licenciados del sur al norte cada vez más notable». Además, la ausencia de númerus clausus provoca que estudiantes de países como Francia o Italia, donde la formación es de 6 años, acudan a España (5 años), pudiendo volver a su país ya licenciados, dado que los títulos son homologables y tienen validez europea.
Gema Ortiz
Habitantes Nº Dentistas registrados Nº Dentistas en activo
Francia 65.657.000 41.505 41.505
Alemania 80.523.746 88.882 69.236
Italia 59.685.227 58.723 45.896
España 47.059.533 31.261 29.000
Reino Unido 63.887.988 40.156 34.534
Portugal 10.487.289 9.097 9.097
Fuente: Manual of Dental Practice de la UE 2015.
Sistemas europeos
En nuestro entorno podemos encontrar cuatro modelos diferentes de Formación Profesional Continuada (CPD), según el país:
– Obligatorio: es el más habitual, regulándose en ciclos de varios años. Es el caso de Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, Suiza, entre otros.
– Obligatorio y voluntario: combina obligatoriedad y voluntariedad, con diferentes porcentajes de un tipo y otro en países como Alemania, Dinamarca, Noruega o Islandia.
– Voluntario, pero recomendado: es el caso en el que se encuentra España, así como Portugal, Suecia, Noruega y Grecia.
– Sin sistema: sería el caso de países sin ningún tipo de sistema, situación en la que no se encuentra casi ningún país en la actualidad.