Los procesos alveolares de los maxilares son estructuras óseas dependientes de la existencia de los dientes. Este área ósea será sometido a cambios estructurales significativos cuando se pierden los dientes. La dinámica y la magnitud de estos cambios han sido investigados en modelos animales (1), así como en seres humanos (2). Estas investigaciones han identificado los procesos clave de la remodelación del tejido después de la extracción de los dientes que pueden dar lugar a una reducción en las dimensiones de la cresta con cambios significativos fundamentalmente en la tabla ósea vestibular.
El proceso biológico que acontece tras una extracción dentaria produce una reabsorción fisiológica del proceso alveolar y, como consecuencia, se genera una reducción en volumen del hueso maxilar, que afecta fundamentalmente al lado vestibular de la cresta ósea. En los primeros tres meses tras realizar una extracción se va a producir una reducción volumétrica horizontal del 30% del proceso alveolar, pudiendo llegar hasta el 50% al cabo de 12 meses (3), por lo que la necesidad de la reconstrucción de los tejidos orales viene determinada por los acontecimientos biológicos que ocurren tras la extracción de los dientes.
Por otro lado, parece claro que los implantes inmediatos postextracción no preservan la cresta ósea vestibular. Esta afirmación queda corroborada por estudios recientes en animales que han indicado que las estructuras óseas bucales de un implante postextracción se pierden independientemente de la colocación o no de un implante en el momento de la extracción (5,6). Este hecho se ha atribuido a la pérdida del hueso fascicular dependiente de la presencia del ligamento periodontal.