Después de tantos años en el mundo implantológico uno vuelve la vista atrás para preguntarse: en todo este tiempo, «¿Qué ha cambiado?». Es muy difícil apreciar en su justa medida la situación actual sin este análisis retrospectivo.
La otra noche encontré algunos de mis Kodak Photo CD. Ahí estaban, fieles, esperando su reconocimiento. Después de tantos años de estantería, seguían ahí, al lado de miles de diapositivas anteriores al año 1993.
Para los que lo desconozcan, el Photo CD era un CD en el que Kodak, cuando llevabas un carrete de diapositivas a revelar, si lo solicitabas, te digitalizaban el carrete o las diapositvas que llevaras. Era una manera rápida de poder pasar imágenes a las presentaciones, sin tener que usar un escáner (aquí está la palabra mágica) de diapositivas. No existían cámaras digitales de suficiente calidad.
Resulta que en estos Photo CD tengo almacenados varios cientos de casos clínicos. Estaban en mi memoria, pero verlos de nuevo ha sido espectacular. Se trata de casos anteriores a 1993, concretamente de 1986 a 1993.
El análisis de las imágenes es definitivo y llamativo. Sinceramente, hay muy poco nuevo en el paraíso implantológico. Casos que hoy parecen espectaculares están en esos Photo CDs.
¿Tac? ¿Elevación sinusal? ¿Membranas de colágeno? ¿Hueso liofilizado? ¿Bloques? ¿Carga inmediata? ¿Implantes extraorales? ¿Reconstrucción corporal?… Todo estaba ahí, antes de 1993.
Adjunto algunas imágenes de aperitivo que creo merecen una serie de artículos especiales para disfrute de todos (figuras 1-10). Algunos de esos casos se publicaron en su día en GACETA DENTAL. Ahora estoy seguro de que son una joya. Me siento muy orgulloso.
Por eso cabe preguntarse con sinceridad en qué hemos mejorado, dónde estamos.
Bueno, sin duda, no en lo fundamental, pero sí en la dirección correcta.
¿Por qué no en lo fundamental? Uno debía esperar que, a estas alturas, el cambio tendría que haber sido espectacular. ¿Por qué seguimos colocando tornillos en la boca para reemplazar piezas dentales? Bueno, la respuesta es compleja, de momento, digamos que queda mucho hasta que las nuevas generaciones nos consideren unos bárbaros y pasemos a ser una anécdota graciosa en la Historia de la Odontología.