Actualmente sabemos que la relación existente entre la cavidad oral y el resto del organismo no es un concepto nuevo. El motivo de asociar la enfermedad periodontal y cardiovascular se debe a su alta frecuencia y a que en las recientes investigaciones se ha determinado que las bacterias periodontales, entre ellas la Porphyromonas gingivalis, están en asociación con la formación de placas de ateroma causantes del síndrome coronario agudo.
Resultados: La relación existente entre ambas entidades podría explicarse ya que cuando existe inflamación periodontal y al entrar en contacto con el torrente sanguíneo tras diversos procedimientos dentarios como el cepillado, se puede producir bacteriemia. La presencia de bacterias en los vasos sanguíneos provoca que se libere una serie de mediadores que se relacionan con la adhesión y agregación plaquetaria, promoviendo la formación de células espumosas y la acumulación y elevación del colesterol tipo LDL, pudiendo de esta forma causar eventos aterotrombóticos y, por lo tanto, enfermedad coronaria. También se ha demostrado que el patrón de altos niveles de dimetilarginina asimétrica y la proteína C reactiva se asocia con altos índices de enfermedades periodontales y son un predictor útil para los futuros eventos cardiovasculares en una gran parte de la población.
Conclusiones: Aunque ambas enfermedades tienen factores de riesgo en común, debe considerarse la enfermedad periodontal como un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular. Esto no quiere decir que desde el punto de vista clínico esté justificado el tratamiento periodontal como medida de prevención de las enfermedades cardiovasculares.
Palabras claves: Enfermedad periodontal, infarto, enfermedad del corazón, enfermedad cardiovascular, patología oral.