La osteointegración definida como la presencia de hueso en contacto directo con una superficie implantaria por el Prof. Branemark (1) ha supuesto un gran avance en la Odontología moderna.
La implantología es una ciencia en la actualidad con resultados altamente predecibles que permite poder resolver con garantías de éxito la mayor parte de los casos que se nos presentan. En las últimas décadas, múltiples han sido los avances logrados para llegar a los resultados actuales. Los cambios en los paradigmas iniciales como implantología en dos fases quirúrgicas, tiempos de osteointegración, etc., que buscaban la rehabilitación funcional, etc. se han visto modificados por protocolos cada vez más rápidos y menos invasivos, como la implantología inmediata el mismo día de la extracción y, posteriormente, las técnicas de provisionalización y/o carga inmediata. La ingeniería de tejidos óseos y blandos, el conocimiento de la remodelación ósea y el conocimiento biológico del alveolo postextracción, entre otras, han permitido modificar las técnicas a las que actualmente conocemos.
Los implantes dentales también en estas últimas décadas han sufrido evoluciones como consecuencia del desarrollo técnico y la investigación. De las superficies de titanio pulidas evolucionamos a las superficies de titanio rugosas que permitían una mejor osteointegración.