Con el presente artículo, el autor desea compartir su experiencia en el campo de la rehabilitación oral integral, mostrando, de forma clara, la importancia que tiene, por un lado, la comunicación entre clínico, técnico y paciente, empezando por realizar una rigurosa planificación, un encerado de diagnóstico bioestético y, por otro, las prótesis provisionales como elemento diagnóstico para realizar una restauración protésica predecible, tanto desde el punto de vista estético como funcional.
La estética es por definición «la rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza». La función es por definición «el conjunto de características que hacen que un objeto sea práctico y duradero» (Figuras 1 y 2).
Es cada vez más frecuente en mi práctica diaria –y estoy seguro que también en la suya– recibir casos clínicos donde se pueden apreciar bocas con importantes desgastes de las piezas dentarias, desgastes que muchas veces superan el 60-70% de la longitud inicial, como consecuencia de un fenómeno denominado bruxismo. El bruxismo en edad adulta se considera una parafunción en la que el paciente aprieta o rechina los dientes. Este fenómeno de desgaste se realiza tanto en sentido antero-posterior como latero-lateral, provocando así distintos tipos de desgastes (Figura 3).