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España, tercer país europeo que mejor valora su sistema sanitario

La percepción de que su sistema sanitario es bueno sólo es superior a nivel europeo en Reino Unido y Austria. Según el estudio, el 5 por 100 de los españoles ha renunciado o pospuesto un tratamiento médico por motivos económicos; unos aplazamientos que están relacionados con los tratamientos dentales y oculares, los tratamientos rutinarios y con la compra de medicamentos.

Los resultados de la quinta edición del «Barómetro Europ Assitance Group y Cercle Santé», sobre la percepción que los europeos y norteamericanos tienen de sus respectivos sistemas sanitarios, se dieron a conocer el pasado 30 de septiembre en el marco de la tercera Convención sobre el Análisis y Gestión de la Salud (CHAM 2011), que puso de relieve muchos aspectos de la economía, la política, la ciencia y la medicina, en Chamonix (Francia).

Este barómetro, llevado a cabo por el CSA Institute a petición de Europ Assistance Group, en colaboración con Cercle Santé Société, tiene como objetivo ofrecer información sobre las prácticas, expectativas y preocupaciones, en lo referente al cuidado sanitario, de los ciudadanos de nueve países europeos (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Suecia, Polonia, Austria y, por primera vez este año, España y República Checa) y Estados Unidos.

Los resultados son el fruto de haber medido y monitorizado el estado de la opinión pública en los mayores debates sobre el cuidado sanitario durante los últimos cinco años.

Distintos grados de satisfacción, misma preocupación por el futuro

Los ciudadanos de los diez países encuestados tienen opiniones muy contrastadas acerca de la organización de sus sistemas sanitarios. Mientras que el 86% de los austriacos, el 72% de los británicos y el 69% de los españoles tienen una opinión positiva sobre éstos, sólo el 29% de los italianos y el 17% de los polacos los juzgan favorablemente. En España, a pesar de ser el tercer país que mejor valora su sistema sanitario, el 66% de los encuestados declara que el acceso a la sanidad es un problema, prácticamente igual que el descontento existente en ese sentido en Italia y Reino Unido (68% respectivamente). En Estados Unidos, menos de la mitad de los norteamericanos (49%) juzga favorablemente la organización del sistema sanitario de su país.

Aunque norteamericanos y europeos muestran distintos grados de satisfacción acerca de sus sistemas sanitarios, comparten preocupaciones significativas sobre del futuro de los mismos. La falta de financiación pública es identificada a nivel global como la mayor amenaza para sus sistemas sanitarios –en particular para los italianos (85%), británicos (78%) y españoles (75%)–, y las preocupaciones sobre la calidad del cuidado médico también se encuentran muy presentes: el 83% de los británicos y el 80% de los españoles estiman que los riesgos de contraer una infección en el hospital es un temor muy fuerte, mientras que el 88% de los polacos y el 76% de los españoles están preocupados por las listas de espera antes de poder recibir un tratamiento médico.

Además, de estos dos factores, en España, la falta de fondos públicos y los errores médicos (75% respectivamente), son las amenazas que más temen.

Crisis económica, seguridad sanitaria y dependencia

El impacto del clima económico sobre el consumo de la sanidad se está intensificando en diversos países europeos y en Estados Unidos. El 5% de los españoles y de los suecos han renunciado o pospuesto un tratamiento médico por motivos económicos. En España, estos aplazamientos están relacionados con los tratamientos dentales y oculares (2%), los tratamientos rutinarios (2%) y con la compra de medicamentos (1%). En Estados Unidos, el 25% de los encuestados declara haber pospuesto o renunciado a un tratamiento. Este porcentaje se eleva hasta el 66% entre la gente que no dispone de un seguro médico.

En términos de seguridad sanitaria, los encuestados en la mayoría de los países tienen confianza en los controles que realizan las autoridades sanitarias para limitar los riesgos relacionados con la ingesta de medicamentos: los italianos, españoles y suecos son los más positivos. (El 85%, 68% y 67%, respectivamente, de los ciudadanos declara que tiene confianza en las autoridades sanitarias), frente al 58% de los franceses. Por su parte, el 50% de los alemanes, polacos y checos declara que no siente confianza en sus instituciones. En Estados Unidos, la confianza en los controles implementados por las autoridades sanitarias está equilibrada, con el 50% de la población declarando que tiene confianza en estas autoridades y el 46% que no. El sistema para el cuidado de gente dependiente sigue teniendo una mala percepción en la mayoría de países, excepto en España (el 43% opina que es bueno, el 15% lo considera muy bueno y un 3% excelente) y Austria (42% cree que es bueno, el 22% muy bueno y 1% excelente). Con el fin de afrontar la realidad relacionada con el incremento de las expectativas de vida y el mayor número de personas mayores dependientes, todos los encuestados apoyan el cuidado de estas personas para que continúen viviendo en sus propios hogares (el 83% de los norteamericanos y el 82% de los británicos). Los españoles prefieren que los mayores dependientes puedan permanecer en sus hogares (70%) frente a su inclusión en una residencia de ancianos (26%).

Para asegurar el cuidado de los dependientes, alrededor de la mitad de los encuestados en todos los países (excepto en Suecia y en España) está a favor de la financiación mixta, combinando la financiación pública y las contribuciones individuales. En relación con la parte pública de esta financiación, los europeos y los norteamericanos consideran en su mayoría que debiera ser incluida en los costes sanitarios. Este pensamiento es seguido, sobre todo, por los italianos (83%) y los españoles (77%).

Nuevas tecnologías

El uso de las nuevas tecnologías para el cuidado de la salud se está estableciendo como una solución a largo plazo en Europa y en Estados Unidos. Desde 2006 se ha producido un incremento en el uso de Internet para la búsqueda de información relacionada con la salud en casi todos los países. Por otra parte, la mayoría de los encuestados está a favor del desarrollo de seguimiento médico continuo a través del teléfono móvil (por ejemplo, la medición diaria del nivel de azúcar en la sangre, la presión arterial o el ritmo cardíaco, etc.). El 79% de los españoles, el 63% de los británicos y el 55% de los franceses está a favor de tales desarrollos.

No obstante, el uso de nuevas tecnologías se sigue viendo como un complemento a la tradicional relación personal con el médico. Prueba de este apego a la relación médico-paciente puede percibirse en el hecho de que todavía existe una reticencia significativa ante la idea de realizar una consulta médica remota con un médico a través de Internet con una webcam: la mayor parte de la población en todos los países sigue en contra de este tipo de consulta, empezando por los franceses (82%) y los italianos (el 80%). Los españoles (39%), norteamericanos (38%) y polacos (35%) son, sin embargo, los más abiertos a esta posibilidad.

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