El PC acaba de cumplir treinta años desde su aparición en público y a nadie se le escapa que las máquinas de hoy en día y su capacidad están a años luz de aquellos primeros IBM que empezaban a llegar a las universidades y las grandes empresas.
Es cierto que su diseño exterior podría haber mejorado bastante más en todos estos años (creo que nadie conservará un viejo ordenador como elemento ornamental en el salón de su casa).
En estos treinta años, el uso del ordenador se ha extendido merced al aumento de potencia y capacidad de almacenamiento, así como la posibilidad de conexión con el mundo exterior.
Sin embargo, y a pesar de los avances, actulizaciones e inventos varios que lo han acompañado, y que han supuesto un verdadero quebradero de cabeza para casi todos, ha llegado el momento de darnos cuenta de que algo se nos ha pasado por alto.
Durante todo este tiempo, la industria informática nos ha tenido entretenidos con publicidad acerca de megaherzios, megabytes, megapixels y toda la jerga consuetudinaria, así que ahora puedo comprarme un ordenador, una tableta o un teléfono donde puedo almacenar miles de canciones, miles de fotos, miles de horas de vídeo, miles de libros, hasta el punto de que pronto necesitaré vivir más de mil años para poder escuchar toda la música, ver todas las fotos y disfrutar toda la filmografía planetaria existente, aparte de tener que contestar personalmente todos los días a los cientos de amigos del Facebook, dejar los comentarios en Twitter y discutir un poco en algún chat.
Desde luego es una perspectiva abrumadora, de la cual quizá los más jovenes, ni siquiera se han dado cuenta todavía.
Y el problema continúa: nuevos dispositivos, cirugía digital, planificación digital… ¿doctor digital?
Todo esto viene a cuento porque, aprovechando el receso veraniego, he tenido oportunidad de visitar un centro de CAD-CAM, probar un escáner intraoral (ver cuadro «Escáner Intraoral: Cómo funciona») y hacerme una idea de cómo se presenta el panorama odontológico para los próximos años, en su vertiente clínica, y por lo visto, es bastante «digital».
Quizá, mi posición me permite ver las dos partes de la ecuación, la médica y la informática, y aun no siendo médico, puedo entender las reticencias que aquellos plantean acerca de lo que ha de venir.
Por todo ello, me gustaría recomponer una lanza en favor de los profesionales médicos, en vez de partirla en pro de los informáticos. De hecho, pienso que los informáticos han sido un tanto sobrevalorados en los últimos años y en cierto modo han «forzado» al resto del mundo a informatizarse, sin preocuparse excesivamente por entender ellos mismos el mundo que les rodeaba.
En definitiva, las técnicas informáticas, desde mi punto de vista, no han evolucionado prácticamente nada, en lo que a uso doméstico se refiere, en estos treinta años y, para los más escépticos, preguntaría si alguien conoce a una sola persona que realmente domine Microsoft Word, sin que le cambie las tabulaciones o los estilos de letra a su antojo.
Lo cierto es que, no importa la cantidad de procesadores que tengas en tu CPU, la mayoría de programas (salvo honrosas excepciones) sigue teniendo un aspecto intratable.
Y lo que es más preocupante es que, en muchos casos, las aplicaciones profesionales tradicionalmente (si se puede utilizar ese término) han sido aún más intratables y en general con un aspecto más feo en pantalla.
Pero todo llega a su fin, y la gente está empezando a darse cuenta de que antes no necesitaba ningún procesador para hablar por teléfono y ahora probablemente tampoco. Así que va llegando el momento en que es necesario apreciar los beneficios de todo el desarrollo informático o, dicho de otra manera, aquel que consiga explicarlo con claridad y ofrecer sistemas realmente útiles, será el que prevalecerá sobre los demás.
Creo que ha llegado el momento de pasar a la siguiente generación de software (a mi modo de ver, aún estamos en la primera generación) que ofrezca soluciones reales a problemas principalmente informáticos. Particularmente, y a estas alturas, pienso que es absurdo necesitar a una persona para que te enseñe a usar un programa, el propio programa ya debería incluir esa funcionalidad y no una ayuda en texto que nunca contesta a las preguntas que se le hace y que acaba revelándose una pérdida de tiempo. Y, al mismo tiempo, creo que esta va a ser la tendencia en un futuro próximo y que ya empieza a atisbarse.
Al mismo tiempo, las técnicas de CAD-CAM se están integrando correctamente desde un punto de vista odontológico a la vez que son competitivas en términos económicos.
Ruego se me perdone por el ejemplo que voy a poner a continuación, pero no puedo evitar pensar que, en muchas ocasiones, en la clínica aún se utilizan métodos que me recuerdan al recauchutado que se le hacía antes a los neumáticos del coche en caso de pinchazo.
Desde luego, el tratamiento odontológico tiene una gran parte de necesario trabajo manual y que puede ser considerado artístico en algunas ocasiones, pero existen muchas otras ocasiones en las que sería mucho más rentable la sustitución por una pieza nueva antes que la reparación de una existente, y de hecho es lo que se hace cuando no queda más remedio, pero a nadie le hace gracia tener que tomar impresiones de nuevo, enviar al laboratorio y, en definitiva, comenzar otra vez todo el proceso. ¿No sería bonito llamar al laboratorio, pedir la pieza del código correspondiente y recibirla por mensajero en unas pocas horas? Y, lo que es más importante, comprobar que encaja perfectamente cuando llega, pues de eso se trata.
Es cierto que, en este momento, es difícil valorar la competitividad de los nuevos sistemas frente a los tradicionales, que incluso pueden salir ganando en ocasiones en términos puramente económicos, pero también es cierto que nadie se va a poder librar del progreso y, que nos pongamos como nos pongamos, es preferible pasar diez horas en un avión para cruzar el charco, antes que emplear un mes en barco, por mucho que te puedas pasear por la cubierta. Y no nos engañemos, la diferencia entre un sistema y otro va a ser así de grande, si no más, antes de que nos demos cuenta.
Por eso, hay que empezar a pensar, como dicen los americanos, «Fuera de la caja», hay que considerar que el odontólogo debe, en cierto modo, responsabilizarse también en todos los desarrollos que se están haciendo en este sentido y empezar a considerar que el mundo digital no le es ajeno, sino que está abocado a él irremisiblemente.
A partir de ahora, las barreras o los inconvenientes que se pudieran achacar a los sistemas informáticos van a ir cayendo rápidamente, siendo fundamental, al menos, entender qué es lo que está sucediendo y las consecuencias que puede tener a corto y medio plazo.
Desde luego, no creo que el doctor vaya a ser sustituido por una máquina, por lo menos creo que yo no lo veré, pero como ha sucedido en otras ocasiones, va a tener que ceder parte de su «soberanía» y desvelar algo de su «magia» y esforzarse en proponer soluciones y avances significativos que justifiquen su status.
Esto no quiere decir que haya que estar pendiente de todas las novedades y comprar rápidamente los últimos dispositivos, pero tampoco actuar como en la vieja anécdota donde un hijo le preguntaba a su padre: «Papá, ¿cuándo vas a comprar la televisión en color?» A lo que el padre contestaba: «Cuando salga el último modelo, hijo».
Más bien se trata de tener una mentalidad abierta y, en cierto modo, un poco de resignación, y pensar que si no pensamos jubilarnos mañana mismo, vamos a tener que entrar al trapo y tendremos que aprender realmente cuál es el lugar del médico y cómo y dónde realiza mejor su labor, cosa que por ejemplo han sabido asimilar perfectamente ciertos sectores de la radio, a pesar de la invasión de dispositivos de audio y vídeo, aunque algunos sectores de la profesión lo van a notar más que otros y, si no, que se lo digan a los pilotos de los nuevos y flamantes aviones de combate de última generación F22 Raptor del ejército norteamericano, que llevan en tierra más de tres meses (aduciendo un problema con el sistema de suministro de oxígeno).
El problema es que esos pilotos deben realizar vuelos periódicos cada mes para mantener su categoría en la licencia de vuelo, teniendo que, digámoslo de esta manera, examinarse de nuevo si pasan en tierra más de 210 días, para volver a pilotar esos aparatos.
Esto podría considerarse un problema puntual o un caso de diseño defectuoso de los cuales la historia está llena. Sin embargo, hay voces que apuntan a que las nuevas generaciones de aviones pilotados por control remoto («Drones» usados por ejemplo en Afganistán y pilotados desde bases situadas en Texas) están desplazando a los tradicionales aviones con piloto «humano», así que los F22 quizá ya no vuelvan a levantar el vuelo y sus pilotos tengan que buscarse una ocupación alternativa. Por supuesto, siempre les queda la opción del simulador de vuelo.
Los interesados pueden leer la historia aquí: http://www.wired.com/dangerroom/2011/08/grounded-stealth-fighter-jocks/
MAC VS. PC (1984 VS. 2007)
Quizá este es uno de los vídeos más ilustrativos de lo que supone la necesidad de una segunda generación de software.
Desde luego, los ordenadores hoy hacen muchas más cosas que hace veintitrés años, pero como aparece en los bocadillos que acompañan al vídeo, el ordenador de 2007 tiene un procesador 216 veces más rápido y 15.000 veces más memoria RAM, lo cual ofrece sitio para hacer muchas más cosas, el Mac en este caso ni siquiera dispone de disco duro y arranca desde un disquete.
Sin embargo, el Mac tarda 20 segundos en arrancar mientras que el PC tarda casi 3 minutos.
Desgraciadamente, y antes de que los fans de Apple empiecen con su letanía de por qué el Mac es mejor, etc. hay que decir que ni siquiera los Mac actuales arrancan así de rápido.
Probablemente va siendo hora de replantearse la situación y empezar a obtener el rendimiento real que el hardware permite en su estado actual.
La dirección completa del vídeo es:http://www.youtube.com/watch?v=tmRJ649ICPU
Aunque aparece el primero en YouTube si se busca: «mac vs pc 1984»
Mano robótica confeccionada con una bolsa llena de granos de café. |
PENSANDO FUERA DE LA CAJA (Thinking out of the box) Esta es la expresión que los americanos utilizan para definir una mentalidad creativa que ofrece resultados inesperados, pero que funcionan. Es lo que aquí definiríamos como saltarse las reglas o romper moldes, en definitiva, pensar lo impensable para abrir caminos nuevos, algo a lo que no sólo los odontólogos están abocados y que no sólo tiene que ver con los ordenadores (y, si no, que se lo digan a Ferran Adrià). Por ejemplo, son muchos los dispositivos que se han diseñado a lo largo de los años para sustituir la funcionalidad de la mano humana, sobre todo en el ámbito industrial, pero a la hora de manipular objetos de muy diferente naturaleza y peso, normalmente se ha pensado que una mano con dedos era lo más adecuado. Sin embargo, en alguna parte, pensaron que el trabajo también podía realizarlo una bolsa de café. El dispositivo en cuestión consiste en una bolsa que contiene granos de cafe (literalmente) y que hace el vacío para adaptarse a la forma del objeto para sujetarlo. Aunque la técnica parezca limitada, recomiendo echar un vistazo al vídeo donde se puede ver cómo el dispositivo puede sujetar desde un tapón para los oídos, hasta un amortiguador de coche, incluso puede sujetar un rotulador y dibujar con él. http://vimeo.com/16185356
En Photosynth.net podemos ver algunos ejemplos de reconstrucción de espacios 3D a partir de fotografías comunes. |
ESCÁNER INTRAORAL: CÓMO FUNCIONA Como he comentado en el artículo, recientemente he tenido oportunidad de probar de primera mano un escáner intraoral y hacerme una idea de los pros y los contras. Personalmente creo que la tecnología ya está «madura» para el uso común y no requiere mayor habilidad que el uso del instrumental diario en la clínica, ni preparación especial. Pero, ¿cómo lo hace? Cuando se hace esa pregunta, normalmente la respuesta que se obtiene es que el escáner hace miles de fotografías por segundo y de ahí obtiene el modelo 3D. Así que nos quedamos como estábamos, sin entender nada. En realidad el principio usado es mucho más sencillo de entender y es, fundamentalmente, simple trigonometría. ¿Alguien se acuerda del método de la Doble Observación para calcular la altura de las pirámides de Egipto que estudiamos en el Bachillerato? Pues básicamente se trata de lo mismo, sólo que se toman muchos más puntos y se aplica el método unos cuantos millones de veces. Para verlo en funcionamiento con más claridad, recomiendo visitar la página PhotoSynth.net, desde la que se puede descargar el correspondiente programa (incluso para móviles), que permite reconstruir entornos en 3D a partir de la simple toma de fotografías. Por supuesto la tecnología de Photosynth, así como el escáner intraoral, se apoyan en otros métodos de reconocimiento «inteligente» de imagen que implican color, luminosidad, incluso el tipo de objetivo utilizado en la cámara, para conseguir una reconstrucción más fiable. Es importante destacar que los diferentes ejemplos que se pueden ver en la página no han sido realizados con equipos especiales, sino con cámaras de fotos domésticas o teléfonos móviles; todo el trabajo recae en el software.
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Pero en el mercado existen ya métodos alternativos que utilizan otras características del color y la luz para realizar reconstrucciones 3D, como es el curioso caso de la aplicación tridimensional para móviles (en principio disponible para iPhone), que se puede encontrar en el App Store a 0.99 dólares. El programa utiliza la cámara frontal del teléfono y realiza una serie de disparos fotográficos, cambiando la iluminación de la pantalla del propio teléfono y, según dice el autor, posteriormente realiza una serie de cálculos de reflexión de la luz. Desde luego, ni el iPhone está diseñado específicamente para esta tarea, ni el resultado pasa de ser un mero divertimento, pero nos hace pensar que no ha de pasar mucho tiempo hasta que la toma de impresiones digital no sea más complicada que realizar una radiografía periapical. Otra cosa muy distinta es el uso que se le puede dar al modelo obtenido de esta manera, pero eso es tema para otro artículo. Artículo elaborado por: Iñaki Lauret Responsable del Departamento de Audiovisuales e Informática de i² Centro i² Implantología Madrid