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Carta abierta a la profesión

Reproducimos a continuación una carta del Dr. Manuel Peleato, donde reflexiona sobre las malas prácticas profesionales y donde anima a emprender «una campaña a favor de la honestidad y la dignidad de la profesión». El doctor Pelato es médico estomatólogo, socio fundador de la Sociedad Española de Kinesiología Médica Odontológica (SEKMO) y forma parte de la actual junta de gobierno del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Navarra (COENA), donde ejerce su profesión.

Estimado compañero:

He decidido emprender una campaña a favor de la honestidad y de la dignidad de nuestra (tuya y mía) profesión: dentista. Sabrás perfectamente que, de un tiempo a esta parte, han surgido determinadas fórmulas de negocio, basadas en el engaño, que cada vez me repugnan más, y es una herencia que no quiero dejar. No al menos con mi silencio.

Y eso no puedo yo hacerlo solo. Es tarea de todos sembrar algo que todos recogeremos en el futuro. Aquellos que utilicen el fraude como sistema habitual de trabajo, deben saber que hace mucho daño a todos, y que al menos yo, no estoy dispuesto a consentirlo. No quiero vender hipotecas ni tratamientos basura.

He dicho que he emprendido una campaña, y he empezado quemando las naves. He presentado una denuncia en la fiscalía de Pamplona con todas las barbaridades de las que he tenido conocimiento (algunas me las tendré que tragar, por indemostrables, claro) de algunas franquicias dentales. No es mi intención dirigirme contra ningún centro específico, ni tampoco contra ningún profesional, por muchas ganas que le tengas a alguno (te pido incluso que no lo cites, o bien que te limites a copiar el testimonio del paciente, si te autoriza) sino que voy directo al epicentro: quiero demostrar que las consignas emanan desde la propia central de inteligencia del negocio. Sin embargo, si te animas, y siempre detrás del paciente (denunciarles desde el Colegio no sirve, lo digo por experiencia) verás lo fácil que es ganar un juicio, a poco que lo documentes (y te lo digo también por experiencia).

Y por eso, repito, necesito, ¡NECESITO!, tu ayuda. Si quieres permanecer callado, allá tu, pero como te digo, yo quiero arreglar poco a poco nuestro buen nombre (no entrar en el templo a correazos, claro). Te pido que me aportes algún documento como explico:
– Un informe sencillo, con las iniciales del paciente o tu número de registro, las fechas de primera visita y su relato de los hechos, con tu aportación de aquello que tengas razonable certeza de trabajos de calidad más que deficiente o tácticas comerciales engañosas en el ámbito sanitario. O bien un escrito en el que manifiestes una situación continuada y habitual de alguna clínica en este sentido.
– Con mucho, lo más valioso, el testimonio de dentistas, gerentes o personal auxiliar que hayan abandonado el trabajo por cualquier causa (muchos asustados de lo que estaban haciendo) y deseen reparar en parte el daño causado. Son muchos.

Imagínate, por un momento, que a tu madre, tu mujer, tu hija, le han hecho lo que tantas veces has oído o lamentado en algún paciente. Pues todos ellos son hermanos, hijos, padres de alguien como tu y como yo. Y he decidido pararlo.

Y si algún día te llega algún paciente mío, con algún desastre, llámame. Si no te doy explicaciones razonables, díselo al paciente. Y en cuanto te llegue el segundo, denúnciame al Colegio, y a partir del tercero, que el paciente me mande a su abogado. Me lo mereceré.

Gracias. Me voy a meter (ya me he metido) en un buen lío, lo sé. Y necesito tu ayuda. Gracias otra vez.

P. D. Léete todo de nuevo, pero esta vez con el corazón.

Dr. Manuel Peleato Sánchez.

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