La seguridad y un considerable ahorro de tiempo son algunas de las ventajas que ofrece al endodoncista el sistema de fulguración electromagnética, ya que garantiza la eliminación del 99,98 por ciento de las bacterias en sólo 3 minutos, frente a la media hora que se tarda en conseguir el mismo resultado por el método tradicional.
Para el paciente, el empleo del sistema Endox representa una notable disminución en las molestias postoperatorias, hasta el punto de que prácticamente se elimina la necesidad de anti-inflamatorios o analgésicos. Acerca de esta novedosa herramienta hemos conversado con el profesor Antonio Chaparro, titular de la cátedra de Patología y Terapéutica Dental de la Universidad de Sevilla. El doctor Chaparro es además miembro honorario de la Associaçao Portuguesa de Odontología y académico de la Pierre Fauchard. También ha sido secretario y vicepresidente durante 16 años del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la IV Región.
En 1983 fue galardonado con el Premio Antonio Baca.
Pregunta. Profesor, para quienes no estén familiarizados con el sistema Endox, ¿podría resumirnos en qué consiste y cómo funciona?
Respuesta. Para mí fue una agradable sorpresa cuando Ueda me lo presentó. Parece mentira que con los avances tecnológicos que tenemos a nuestra disposición hoy día el sistema de fulguración electromagnética no lo hubiese patentado nadie hasta hace cinco años, cuando el ingeniero Sacchi lo concibió. Es un hombre con dificultades para mantener abierta la boca más de diez minutos y se le ocurrió el Endox como respuesta a sus necesidades, es decir, como un método rápido de destrucción del paquete vásculo-nervioso radicular.
El método, por su sencillez de concepto, es el huevo de Colón. Se introduce un electrodo activo muy fino y sutil en el conducto radicular y producimos una descarga electro-magnética de brevísima duración, una décima de segundo, y de muy alta frecuencia, 640 KHz, lo que necesariamente provoca la vaporización de toda la materia biológica comprendida en la cercanía de la punta del electrodo. Para hacerlo controlable, la energía emitida no afecta más allá de uno o dos milímetros de dicha punta, por lo que hay que efectuar varias fulguraciones a distintas distancias del ápice para asegurarse.
P. ¿Cuáles son las principales ventajas de este sistema para el profesional a la hora de realizar una endodoncia?
R. Hay ventajas de distintos órdenes y no es la rapidez la mayor de ellas, en contra de lo que su inventor pensó. Para mí y también para los usuarios más representativos, entre los que se encuentran ya muchos endodoncistas exclusivos, como el doctor Joan Oliveres, miembro distinguido y ex presidente de la Asociación Española de Endodoncia, que tiene publicada la mayor casuística clínica con Endox, 1.500 casos, la principal ventaja es la seguridad. Mire usted, conseguir el grado de eliminación bacteriana que se obtiene en una endodoncia con Endox (99,98 por ciento, según la investigación realizada en la Universidad Ludwig Maximilian de Munich) supone en la práctica tradicional más de media hora de trabajo de diferentes limas y aplicación continua de hipoclorito si se trata de un molar. Esto, con un poco de práctica se alcanza en algo más de tres minutos con Endox. Pero insisto en que la rapidez no es la principal ventaja, con lo que ella significa de comodidad para el paciente y de ahorro para el clínico. ¿Sabe usted qué cantidad de dentina gastamos innecesariamente trabajando todo ese tiempo con las limas? En dientes que luego van a soportar una prótesis significa una pérdida de solidez muy considerable que podemos obviar con Endox. Luego están las temibles fracturas verticales, virtualmente eliminadas con el uso del Endox. Ese trabajo mecánico de las limas también tiene el peligro de la embolización de detritus ultra-ápice. En ápices abiertos esto es casi inevitable con el método tradicional y suele terminar en problema peri-apical antes o después, pues una vez que estos restos han pasado el ápice, ¿qué posibilidades hay de reintegrarlos? Cuando las bacterias están fuera del diente, no nos queda más que confiar en que el sistema inmunitario del paciente responda bien. Sólo la pericia de un gran profesional puede disminuir un riesgo que en el caso de estar usando Endox queda prácticamente eliminado.
Pero que nadie crea que es una varita mágica. La endodoncia no es sólo la eliminación del paquete vásculo-nervioso; hay que hacer la apertura de la cámara y eliminar su contenido por los medios tradicionales; tenemos que visualizar los orificios de entrada al conducto con la misma claridad que siempre, si no, no habrá un acceso correcto y no podremos trabajar con seguridad. También, y esto es muy importante, tras la eliminación del contenido radicular, si la anchura del conducto no nos permite obturar correctamente, hay que ensancharlo hasta el mínimo calibre que, según nuestra habilidad profesional, nos consienta introducir la gutapercha adecuada; esto significa que las limas hay que usarlas, aunque sólo con este propósito, en más de la mitad de los dientes que endodonciemos con Endox. Ah, muy importante, después de introducir una lima en el conducto, tendremos que volver a hacer al menos una fulguración más con objeto de eliminar cualquier bacteria que hayamos podido introducir con el uso de la lima. En los casos en que no hay que ensanchar el conducto para obturar, como en incisivos y caninos que habitualmente tienen un calibre generoso, sentimos que al obturar la gutapercha entra muy bien, muy suavemente. Esto es debido a que la pared del conducto no ha sufrido la erosión de la lima y su consecuente aspereza. Es una endodoncia más cómoda de obturar en estos casos, aparte de más conservadora.
P. ¿Y para el paciente? ¿Influye en una más rápida recuperación, menos molestias, etc.?
R. Al principio todos temíamos la sensación de “calambrazo” que el paciente pudiera sentir. Hoy está plenamente demostrado que si la conexión a tierra del enchufe es correcta, el paciente está bien anestesiado, y no hay contacto del electrodo con elementos metálicos que pueda llevar en boca, la sensación que describen los que sienten algo es de un brevísimo y leve pinchazo que generalmente sólo tiene lugar en la primera fulguración, pues normalmente ésta produce un efecto insensibilizante que determina una analgesia. Hay que recordar que un enchufe sin toma de tierra en una clínica dental constituye en cualquier caso un delito de imprudencia, que el estado de la toma de tierra es fácilmente determinable por cualquier electricista y que, aun en el caso de que la toma no sea correcta, aparte de una breve, pero fuerte, eso sí, sensación de calambre, no se ha descrito ningún daño adicional. En realidad la única contraindicación importante de Endox se centra en portadores de marcapasos.
Por el contrario, las ventajas para el paciente son mayores que para el clínico. Muchas menos molestias post-operatorias; prácticamente las llamadas pidiendo anti-inflamatorios o analgésicos quedan eliminadas. Las re-visitas, igual. Los procesos periapicales, fístulas y abscesos se resuelven generalmente en menos de la mitad del tiempo que usualmente se necesita.
Es curioso, pero una vez que mandamos el equipo al laboratorio técnico para comprobarlo, volvimos a tener pacientes con molestias en re-visitas, cosa, cuando menos, desagradable, pues un paciente en la sala de espera con la mano en la mejilla conteniendo un flemón es lo menos deseable para una clínica que se precie. En ese momento desaparecieron las últimas dudas de los componentes de mi equipo sobre la calidad del tratamiento con Endox. Habíamos dejado de utilizarlo momentáneamente y allí estaban de nuevo los problemas. He comentado este extremo con otros usuarios e investigadores y todos coinciden en que, si pueden, no hacen endodoncias si no cuentan con el Endox. “Crea dependencia”, dice en broma el doctor Oliveres. Y eso que él sólo lo usaba como complemento de esterilización del método clásico.
P. ¿Hasta qué punto permite el sistema de fulguración electromagnética una reducción de la carga bacteriana o de los riesgos de contaminación?
R. La respuesta está implícita en los comentarios anteriores, pero tengo que decirle que sin la investigación de la Universidad de Munich, llevada a cabo por un profesor del renombre mundial del doctor Hickel y sus colaboradores, profesor Benz y el doctor Cornelius Haffner, en quien recayó precisamente el análisis microbiológico de dientes inoculados con Escherichia Colli y Estreptococus Aureus, microorganismos de la mayor resistencia, que tras la aplicación de una sola fulguración con Endox desaparecían de su interior en un 99,98 por ciento, incluidos canalículos accesorios y deltas apicales, con la dificultad que su tratamiento entraña, la verdad es que no nos hubiéramos atrevido a hacer la investigación clínica en humanos, más de cuatrocientos casos, que presenté en el congreso mundial de endodoncia de Madrid, con una evolución de más de dos años y unos resultados que sorprenden a los mejores endodoncistas del mundo. Que la eliminación bacteriana tenga lugar con una sola fulguración quiere decir que la acción del Endox no se limita a la zona de vaporización pulpar, sino que va más allá, de acuerdo con multitud de estudios que han demostrado que una descarga electromagnética de determinada magnitud y frecuencia posee una virtud bactericida en su entorno, de ahí, deducimos, la acción ultra-apical del Endox y la rápida regeneración ósea observada en granulomas y, en general, en todos los procesos periapicales tratados.
Una vez eliminadas las bacterias el hueso se regenera casi de la misma forma que en una fractura no abierta. En cuestión de semanas resulta evidente clínica y radiográficamente.
En cuanto se refiere a los riesgos de contaminación, son nulos. De hecho, no hay razón para esterilizar el electrodo entre una y otra aplicación; con cada fulguración se auto-esteriliza. Lo que sí debe hacerse es cambiarlo cada diez o doce conductos tratados, pues la naturaleza de su acero puede degradarse con el uso y la sucesiva formación de sales minerales en su cuerpo actuar de aislante al paso de la corriente electro-magnética, lo que podría atenuar su efecto.
P. ¿Se han realizado un número suficiente de investigaciones y estudios que permitan valorar con seguridad los resultados del sistema?
R. Como ya he comentado, los estudios iniciales provienen de Milán en un principio (doctor Bianchi), pero la investigación más sólida se realizó, cómo no, en Alemania. Allí los profesores citados desarrollaron a lo largo de 18 meses en los años 96-97 las pruebas que concluyeron, primero, que el sistema Endox no es nocivo. Con cámaras termográficas determinaron que la temperatura alcanzada en el exterior del ápice del diente tratado con Endox no entrañaba riesgo periodontal, ya que un aumento de 10 a 12 grados durante escasos segundos es perfectamente tolerable. También fue la de Munich la universidad que realizó una completísima y explícita investigación “in vivo” sobre la eliminación del paquete vásculo-nervioso radicular, presentando evidencia fotográfica al microscopio electrónico de barrido de conductos perfectamente limpios, mostrando túbulos dentinarios abiertos, con total ausencia de “smear-layers”, sin posibilidad práctica de acantonamiento de bacterias, una de las causas principales del fracaso endodóntico. A partir de ahí, mi equipo del post-grado de endodoncia de la Universidad de Sevilla y yo hemos publicado resultados de los distintos grados de nuestra investigación clínica en revistas nacionales, como la misma Gaceta Dental, Maxillaris, Avances y Quintessence y otras publicaciones, ya aceptadas, que verán la luz en breve en revistas especializadas en Endodoncia de difusión mundial. Quiero mencionar especialmente las comunicaciones escritas efectuadas en el Simposio “La Endodoncia del 2000” por clínicos tan importantes como el ya citado doctor Oliveres Folgueras, doctor Regino Arenas, doctor Antonio Llorente, doctor Ulf Thams, así como las orales a cargo de la profesora doctora Concepción Murillo, profesor doctor Aníbal González, doctor André Ballard, doctor Vicente Colomer, doctor Javier Denche, doctora Silvia Herrero, doctor Román Jara y doctor Vicente Catalá.
En otro orden, está publicado en esas mismas páginas los resultados de una investigación multicéntrica que presentamos en el citado Congreso Mundial de Endodoncia de Madrid, firmados por 34 doctores de otras tantas clínicas españolas, con un total de casos tratados que se acercaba a los siete mil, con envidiable 94 por ciento de resultados excepcionalmente buenos (la mayoría) y buenos. Hay un 4 por ciento de re-endodoncias, pero en comparación con el 20 por ciento aceptado como bueno hasta ahora, bien pudiera ser la cifra más significativamente positiva de todo el estudio.
Debo añadir que de todos los estudios recibidos tan sólo una décima parte corresponde a clínicas de endodoncia exclusiva.
P. Tengo entendido que Endox lleva incorporado un localizador o medidor de ápice, ¿significa esto que quien tenga un localizador ya en su consulta se encuentra con un producto duplicado de alguna forma?
R. En absoluto, aunque el que no lo tenga e incorpore un Endox a su clínica pueda ahorrárselo. Verá, Endox lleva un localizador de ápice que tiene varias funciones. La primera es la de un elemento de seguridad; si el localizador detecta que hemos sobrepasado ápice, nos impide hacer una fulguración no deseada en ese punto; bloquea el sistema. Es como un seguro. La segunda es la función de un localizador, digamos de falsos ápices, de fracturas, de conductos secundarios, y no nos permitirá seguir hacia ápice real en tanto no hayamos fulgurado allí; nos está indicando una concavidad, un sitio propicio al acantonamiento bacteriano. Para esta función, el localizador de ápice incluido en el equipo Endox precisa de una sensibilidad mayor que un mero conductómetro, pero es también un conductómetro de alta precisión, si bien su manejo es más delicado que el de un localizador estándar de tercera o cuarta generación que están diseñados para ignorar falsas señales. En el caso del Endox no es así, pero lo hemos comprobado y su eficacia como localizador es la misma establecida en las publicaciones internacionales, por encima del 85 por ciento de mediciones exactas. En todo caso, al ser la conductometría una disciplina tan importante en Endodoncia, no está de más disponer de varios elementos de constatación. Aquí vengo a abundar en lo ya dicho: Endox no perdona al que hace una mala endodoncia; la conductometría debe ser verificada; la apertura, perfecta. La eliminación de la pulpa de cámara y del tercio coronal, manual. Tercio medio y zona apical, con varias fulguraciones de Endox. Ensanchamiento del conducto, previo a la obturación, el mínimo posible que nos permita obturar bien. Si hay que ensanchar, después, pero antes de obturar, volver a hacer una fulguración. Obturar correctamente según el método que otorgue mayor confianza a cada profesional. Sellado coronal y fin.
P. Por cierto, profesor, ¿qué tal ha acogido la comunidad de endodoncistas al sistema Endox?
R. Con las naturales reservas. Las técnicas-milagro, como a mi parecer se ha presentado erróneamente al Endox, encuentran siempre una reticencia por parte de los especialistas, de los que, de verdad, conocen la magnitud de los problemas que dicen resolver. Una veces resulta cierto, pero, muchas, no lo es. Los profesionales dentales estamos hartos de tener cacharros en las estanterías porque alguien nos contó sus maravillas, pero ahí están. En este caso, lógicamente, la comunidad profesional se encuentra muy expectante, pero, por una parte el elevado precio del sistema y, por otra, el miedo al cambio de los que poseen la técnica más depurada, ralentiza su difusión, que es lo que le ha ocurrido a Endox en los cinco años de vida que tiene. Al principio, parecía una aventura científica de alemanes e italianos a la que me incorporé yo por la deformación profesional que debemos tener los universitarios, por aplicar el método científico y comprobar que clínicamente Endox hacía lo que decían. Ahora sé que era verdad y en España hay cientos de clínicas que lo están incorporando, por tanto, ya hay mucha gente a la que preguntar cómo va. En cualquier caso, en mi departamento de la Universidad de Sevilla estamos abiertos a cuantos quieran saber. Esa es nuestra obligación. v