InicioNoticiasLa mandíbula, el primer cascanueces empleado por nuestros ancestros

La mandíbula, el primer cascanueces empleado por nuestros ancestros

La morfología craneofacial del Australopitecus, con fuertes premolares, estaba adaptada para el consumo de alimentos protegidos por una dura cáscara, como nueces u otras semillas. Así lo revela un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de antropólogos de universidades de distintos países y publicado en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States (www.pnas.org) el 2 de febrero.

El estudio, “The feeding biomechanics and dietary ecology of Australopithecus africanus” revela que el cráneo de este antepasado del hombre actual, que vivió hace entre 2 y 3 millones de años, estaba especialmente preparado para soportar cargas pesadas con los premolares, y deduce que la musculatura de la mandíbula era la responsable de la forma del cráneo como consecuencia de la fuerza ejercida al morder alimentos protegidos por una cáscara dura, tales como nueces o semillas de gran tamaño.

Esto quiere decir que los A. africanus empleaban los premolares a la manera de cascanueces y les resultaban de gran utilidad durante las épocas en las que escaseaban otros alimentos.

El equipo de científicos firmantes de este trabajo, encabezados por David S. Strait, de la Universidad de Albany, realizaron un completo análisis de la morfología del cráneo de los australopitecus para probar una hipótesis sobre la cual se venía trabajando desde hace muchos años. Se creía que la forma del cráneo de estos homínidos del plio-pleistoceno era una adaptación a ingerir ya fuera con alimentos pequeños y duros o grandes cantidades de comida. Se creía que la carga aplicada a los premolares durante la masticación tuvo una influencia profunda en la forma del cráneo y del rostro del australopitecus.

Los antropólogos autores de este estudio descubrieron que, en efecto, el esqueleto facial de la especie tipo, A. africanus, estaba preparado para soportar cargas en los premolares, aunque sugieren que la masticación de pequeños objetos o grandes cantidades de comida no explican por completo la evolución de su forma facial. En su lugar, proponen como explicación más probable que la forma de su cráneo guarde relación con la ingestión y la preparación de alimentos protegidos por cáscaras duras como las nueces y semillas.
“La habilidad de comer alimentos difíciles de procesar podría haber sido una adaptación ecológica significativa”, menciona David Strait, y añade que “romper nueces proporcionó a estos seres humanos primitivos la habilidad de modificar su dieta cuando los tiempos se volvían duros”.

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