Resumen
El síndrome de desgaste profesional es una consecuencia del estrés crónico y excesivo asociado al mundo laboral. Se caracteriza por cansancio emocional, distanciamiento social y autoevaluación negativa.
Sin embargo, estos sentimientos pueden sobrepasar el mundo laboral y afectar otros ámbitos de la vida, suponiendo un factor predisponente para la aparición de ansiedad, depresión, trastornos somáticos, divorcio, suicidio, abuso de alcohol y consumo de otras drogas.
Esta patología, aceptada en España por la INSS como accidente laboral y posible baja médica, afecta principalmente a aquellas profesiones obligadas a un contacto directo y constante con personas. Por esta razón el personal sanitario es considerado de gran vulnerabilidad, constituyendo los odontólogos uno de los grupos de mayor riesgo.
Palabras clave
Estrés laboral, burn-out, Maslach Burnout Inventory.
Introducción
Síndrome de burnout, de desgaste profesional o literalmente traducido del inglés: “del quemado profesional”, es el nombre que se le atribuye a un conjunto de signos y síntomas que el trabajador puede presentar en el transcurso de su vida laboral.
La persona “quemada” presenta desmotivación (1) y agotamiento (físico, psíquico y emocional) (2), que le llevan a creer que pierde el control sobre lo que le rodea (3), ocasionándole desconfianza en sí mismo (3, 4).
Desde que en 1974 el psiquiatra alemán Herbert J. Freudenberger (5) introdujo este término, su importancia ha ido creciendo. Cobrando en el mundo de la odontología especial interés al ser este sector uno de los de mayor riesgo.
Según Freudenberger, el síndrome de burnout es la consecuencia de una demanda excesiva en el ejercicio laboral, lo que se manifestaría como un conjunto de signos y síntomas inespecíficos. Sin embargo, después de los estudios realizados por C. Maslach y S. Jackson en 1976, el síndrome de desgaste profesional se considera una consecuencia de la exposición continua a situaciones estresantes (6). Cuando estas situaciones exceden el umbral de adaptación, el profesional entra en una situación de estrés crónico. Si a este estado, ya de por sí pernicioso, no se le pone remedio y continúa, puede evolucionar hacia el síndrome de burnout (Figura 1).
Según C. Maslach, las manifestaciones pueden agruparse de la siguiente forma:
— Agotamiento emocional: el profesional experimenta una sensación creciente de agotamiento y de pérdida de energía para llevar a cabo su tarea. Siente como su fuerza emocional se va consumiendo y se vacía su capacidad de entrega a los demás.
— Despersonalización: el profesional tiende a aislarse o distanciarse tanto de compañeros como de pacientes. Este comportamiento surge como un arma de protección, ya que el distanciamiento de situaciones estresantes supone menor agotamiento. Las consecuencias de este comportamiento son una deshumanización de la relación profesional-paciente, aparición de un talante cínico ante el entorno y tendencia a culpabilizar a otros de fracasos y frustraciones laborales.
— Sensación de inadecuación profesional: el profesional tiende a hacer una autoevaluación negativa de sí mismo, así como a estar insatisfecho con sus logros profesionales.
La sintomatología mencionada anteriormente, aunque en un principio afecta al entorno laboral, con el tiempo puede repercutir sobre otros ámbitos de la vida cotidiana favoreciendo la aparición de mayores tasas de divorcio, suicidio, abuso de tóxicos, absentismo laboral, menor expectativa de vida y pérdida de calidad asistencial (8-12).
El cuadro clínico en ocasiones es inespecífico, característico de cada estadío del proceso o similar al de otras patologías como estrés crónico, ansiedad y depresión. Sin embargo en la “persona quemada” se encuentran una serie de alteraciones físicas, conductuales y emocionales que llevan de forma certera hacia su diagnóstico (Figura 2).
Su evolución es insidiosa, lenta e incremental, pudiéndose manifestar de forma cíclica (13). Según Edelwich (14), se pueden diferenciar cuatro fases (Figura 3):
— Fase de entusiasmo: corresponde con los primeros años de ejercicio. Las expectativas laborales están idealizadas y el profesional establece un vínculo con el paciente exagerado.
— Fase de estancamiento: el profesional comienza a reconocer que su entrega es excesiva y que el coste emocional cada vez es mayor. Esto obliga a buscar un extra energético en detrimento de otras actividades de su vida privada.
— Fase de frustración: comienza a dudar de su labor, a desmotivarse y a autoevaluarse de forma negativa. Esto da lugar a una frustración que donde primero repercutirá es en la relación con pacientes y compañeros.
— Fase de apatía: se tiende a enfriar la relación profesional-paciente, pudiendo aparecer situaciones de cinismo y desprecio (este comportamiento aparece como defensa ante el continuo desgaste emocional que el paciente supone).
Como factor desencadenante del síndrome de desgaste profesional puede actuar cualquier factor que convierta el entorno laboral en un estado de estrés crónico, sin embargo se pueden destacar: actividades que supongan constante atención social (como médicos, dentistas, maestros…) (7), sobrecarga laboral (existe una relación proporcional entre el número de horas de trabajo y el riesgo a padecer desgaste profesional), escasa autonomía profesional (contratos u horarios preestablecidos) y dedicación exclusiva profesional (la variedad de actividades laborales hace disminuir significativamente el riesgo). Existen además factores personales que, aunque no son factores desencadenantes, hacen más vulnerable a la persona, como por ejemplo: personalidad tipo A (personalidad perfeccionista, competente e idealista), jóvenes profesionales (donde las expectativas idealistas parecen incompatibles con la realidad), ser mujer (debido a la doble carga laboral que supone trabajar dentro y fuera de casa), ser soltero o tener pareja inestable y tener dificultades en las relaciones interpersonales.
¿Supone la odontología un factor de riesgo? La odontología, como integrante del mundo sanitario, tiene como objetivo el resolver los problemas que demanda la sociedad. Por consiguiente se encuentra ante una continua exposición a problemas, ante la obligación de abordar cada uno de ellos (estando sujeto a las expectativas y constante evaluación del paciente) y ante el desgaste emocional que supone la interacción tratamiento-salud del paciente. Además existe una serie de factores predisponentes (15,16) que hace a los profesionales de este campo más susceptibles al desgaste profesional:
— Sobrecarga laboral (el tiempo de cada tratamiento está prefijado en un horario donde no se incluye la atención inmediata a urgencias, las complicaciones del tratamiento y las consecuencias de la tensión emocional del paciente).
— Ejercicio solitario (por lo que la responsabilidad no puede ser compartida y es frecuente la sensación de soledad).
— Ambigüedad en la relación paciente-profesional (la desconfianza económica y el miedo al dolor se enfrentan con otros sentimientos como necesidad y desamparo).
— Riesgo económico (siempre presente al trabajar como autónomo y gestionar su propia empresa).
— Ejercicio laboral en lugares cerrados y con ambiente contaminado.
— Obligación de un continuo estudio y puesta al día.
Material y método
El estudio ha tenido lugar entre los meses de mayo, junio y julio del 2003 en las ciudades de Alcorcón, Madrid y Móstoles.
La muestra de estudio la componen estomatólogos y odontólogos elegidos de forma aleatoria en consultas privadas, Hospital Militar Gómez Ulla y centros especializados en odontología de las compañías sanitarias de Adeslas y ASISA.
Cada profesional ha respondido a un cuestionario (Figuras 4 y 5) que recoge: 20 items (valorables con escala tipo Likert) pertenecientes a la versión española de Maslach Burnout Inventory (16) y preguntas sobre ciertas variables cuya relación con el síndrome de burnout se valora en este estudio (edad, sexo, profesión, especialidad, actividades desarrolladas, consumo de tabaco y alcohol, práctica de ejercicio físico y hábitos de sueño).
Los datos obtenidos, anónimos y tratados de forma confidencial, fueron utilizados con el objetivo de determinar la prevalencia y distribución del síndrome de burnout, así como su relación con otras variables socio-demográficas. Para el análisis estadístico se ha utilizado los programas Windows 97 y SPSS. El estudio fue de carácter descriptivo y con comparación de medias para un error tipo I y probabilidad Alfa de P < 0,05.
Resultados
Se repartieron 170 cuestionarios, de los cuales se recogieron 134 y se eliminaron 11 por no estar correctamente cumplimentados. De los 123 restantes recogidos se eligieron 100 formularios al azar.
Después de haber hallado las medias de las tres dimensiones del Maslach Burnout Inventory con relación a la muestra total (Figura 6), se observa que los valores en agotamiento personal y despersonalización están por debajo de los valores mínimos calculados y que el obtenido en la falta de realización profesional está por encima de su valor máximo. De estos resultados se deduce que de forma general los profesionales no padecerían ni de estrés laboral ni de falta de realización personal. Sin embargo, la desviación típica de cada media toma valores altos, de donde se deduce que los valores entre sujetos son muy distintos unos de otros y que sería conveniente aumentar el número de muestra para compensar esta variabilidad.
Para estudiar las tres dimensiones del MBI con relación a la edad, se ha dividido la muestra en 5 grupos: 1 (de 24 a 34 años), 2 (de 35 a 45 años), 3 (de 46 a 56 años) y 4 (de mayores de 57 años). Se han encontrado resultados estadísticamente significativos en el rasgo de despersonalización respecto a la edad (Figuras 7-9), sin embargo esta afirmación hay que hacerla con cautela ya que en el grupo 4 disponemos de un solo individuo de estudio.
En cuanto a la relación entre síndrome de burnout y sexo (con una distribución en la muestra de 55% hombres o grupo 0 y 45% mujeres o grupo 1), no se han encontrado diferencias significativas (Figuras 10 y 11).
Según la profesión (estomatólogos o 0 y odontólogos o 1) se han encontrado diferencias significativas en falta de realización, encontrándose resultados mayores en odontólogos (Figuras 12 y 13).
En relación a la especialización o no de los profesionales (odontología general ó 0 y especialidad ó 1) se han obtenido diferencias significativas en relación al cansancio emocional, apareciendo valores mayores para los odontólogos generales (Figuras 14 y 15).
En cuanto al resto de variables, se ha realizado el siguiente estudio porcentual:
• Desarrollo de actividades aparte de la clínica: 36%.
• Ejercicio de forma habitual: 50%.
• Alteración del sueño: 57%.
—Problemas paraconciliar el sueño: 12,78%.
—Interrupciones del sueño sin causa: 42,1%.
—Sensación de cansancio al despertar: 42,1%.
• Fumadores: 29%.
• Abuso de alcohol (18): 3%.
Conclusiones
A partir del tamaño de muestra obtenido se ha podido validar ciertas conclusiones, entre ellas que el sexo no es un factor estadísticamente significativo en la aparición del síndrome de desgaste profesional (1, 9, 16). De igual modo ha quedado confirmado que la especialización proporciona diferencias significativas como protección ante este síndrome. En este estudio se han obtenido diferencias significativas entre profesionales odontólogos y estomatólogos, siendo mayor el riesgo de padecer sensación de inadecuación personal por los odontólogos.
En contraposición con otras publicaciones (1, 16), la edad sí aparece como un factor significativo, siendo la longevidad causa de la parición de mayor despersonalización. Sin embargo, como ya se ha comentado anteriormente, esta afirmación hay que hacerla con cautela ya que el número de sujetos en cada grupo de edad es muy variable, siendo muy reducido el grupo que ha aportado la significación. Un dato destacable referente a la edad es que no se ha encontrado ningún profesional mayor de 57 años, por lo que un futuro objetivo de estudio podría ser la relación de este síndrome con la disminución de la carga laboral y la jubilación anticipada.
A pesar de que el síndrome de burnout toma en nuestros días mayor importancia, existen medidas preventivas que pueden impedir la aparición o frenar la evolución del cuadro. La especialización, un horario que admita complicaciones y urgencias, la descentralización de los deberes de la consulta, una alternancia entre actividades dentro y fuera de la clínica, así como la incorporación de momentos de descanso en cada jornada, son medidas accesibles que suponen el tratamiento más eficaz y barato: la prevención. v
Bibliografía
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7. Mayka S. El Pais. 30-1- 2001; p. 28.
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12. Frazer M. Contributing factors and symptoms of stress in dental practice. British dental journal. 1992; 8: 111.
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14. Edelwich J, Brodsky A. Burnout: stages of disillusionment in the helping professions. Nueva York. Human Services Press, 1980.
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17. Maslach C, Jackson SE, Schwab RL. eds. Maslach Burnout Inventory. Madrid: TEA Ediciones; 1997. p. 1-35.
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