A unas semanas de que el Congreso de la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica y Estética (SEPES) aterrice en Bilbao, charlamos con el presidente de la Sociedad, el Dr. Guillermo Pradíes, sobre los atractivos de esta gran cita científica; del necesario cambio de modelo de los eventos del sector y mucho, mucho, de tecnología. Su amplio conocimiento y su clara visión en este ámbito ofrecen a los profesionales de la Odontología una nítida fotografía de presente y dibujan la hoja de ruta de un futuro donde la IA y la robótica serán imprescindibles compañeras de viaje.
-Estamos a poco más de un mes para que se celebre el Congreso SEPES Bilbao, bajo el lema “El Desafío interdisciplinar”. Atendiendo a este claim, ¿qué retos les plantean a los profesionales dentales los tratamientos interdisciplinares?
-El flujo digital completo en los protocolos multi e interdiciplinares implica una comunicación entre los diferentes especialistas clínicos que participan en el tratamiento así como con el técnico de laboratorio.
Como en un puzle, en el que cada pieza debe encajar en un lugar determinado para terminar la obra final y se sigue un camino planificado para llegar a ella, en los tratamientos interdisciplinares el encaje de todas las disciplinas odontológicas que intervienen requieren de una exigente y minuciosa planificación. Ninguna pieza puede colocarse al azar ni fuera de secuencia sin comprometer la integridad del resultado final.
Sin esa planificación del tratamiento es fácil perderse, duplicar esfuerzos y no conseguir el resultado deseado en un tratamiento y, por tanto, no satisfacer al paciente. La comunicación fluida entre los especialistas que intervienen en un tratamiento es clave: deben compartir el mismo plano, respetar los tiempos y entender cómo cada intervención impacta en las demás. Esto es lo que garantiza una rehabilitación funcional, duradera y estética. No se trata de sumar tratamientos, sino de orquestarlos con precisión.
-¿Qué se llevarán a sus clínicas y laboratorios los congresistas de esos tres días de ciencia y clínica en Bilbao?
-Se llevarán unos protocolos de trabajo claros, sencillos, practicables y conectados entre las distintas disciplinas odontológicas, la clínica y el laboratorio. La Odontología moderna no puede entenderse sin una visión interdisciplinar y multidisciplinar y en Bilbao contaremos con los mejores en todas y cada una de las disciplinas odontológicas, con especial atención, por supuesto, a la Prótesis y la Estética.
–Además, como novedad este año, en el Congreso de SEPES habrá una jornada TikTok&Reels Time para estudiantes. ¿Con qué objetivo nace esta iniciativa?
-El uso de las redes sociales como medios de comunicación, divulgación y para aportar visibilidad a nuestro trabajo es indiscutible. La Odontología cada día tiene un mayor reflejo en medios como TikTok e Instagram, y su repercusión para bien y para mal, es indiscutible. El año pasado ya hicimos una primera jornada y este año profundizaremos aún más. Para ello contaremos con la participación de varios dentistas que son muy activos en redes y que cuentan con muchos seguidores. Ellos nos darán consejos para el uso de estas redes como medios de divulgación. Los más jóvenes podrán ver cómo compaginar los estudios con el tiempo que conlleva la creación de contenidos, siempre con un sentido útil, veraz, realista y riguroso con respecto a la legalidad y la investigación contrastada.
«Más allá de la tecnología,
la verdadera transformación
ocurre cuando ésta se integra
con sentido clínico, criterio
científico y una visión ética»
-SEPES se ha caracterizado por innovar dentro del formato de congreso que podemos llamar tradicional, organizando iniciativas como Smart Clinic 3.0. ¿Con qué objetivo se creó este curso diferente dentro del panorama dental? ¿Cree que este tipo de formatos será el que pueda enganchar más a la comunidad odontológica de cara al futuro?
-Creo que estamos asistiendo al declive de los formatos clásicos de eventos. Los congresos
tradicionales están demandando un cambio y las Sociedades tendremos que hacernos eco de
ello: pensar en otras fórmulas más innovadoras, participativas y que favorezcan el networking
entre los asistentes y ponentes.
La Junta Directiva de SEPES es consciente de ello y permeable a la sensación de saturación que
existe en cuanto a un evidente exceso de eventos de formación, todos ellos, me atrevería a decir,
cortados por el mismo patrón. Por ello, llevamos años trabajando en cursos prácticos de pequeño
formato como son los “SEPES Training on Tour” en los que el tutelaje por parte del clínico formador
hacia el clínico asistente es muy personal y eficaz.
En este sentido, pero en la esfera de todo lo que tiene que ver con la clínica inteligente (aplicación de la IA en los diferentes procesos clínicos, en la comunicación clínico-paciente y clínico-técnico, gestión empresarial, marketing y comunicación…), hemos creado, quizás, el evento formativo más novedoso e innovador que hay en la actualidad, el Smart Clinic 3.0 del que este año hemos hecho la tercera edición. Sin duda, este tipo de formatos, participativos, reducidos, especializados y con una carga importante de networking, es hacia donde creemos que tenemos que ir. La industria, la más innovadora, nos ha transmitido su interés y apoyo hacia este evento. El que puedan compartir, mano a mano, tiempo con los asistentes durante tres días es enriquecedor y rentable.
-Y hablando de innovación, tecnología, IA… y como referente que eres en el campo de la digitalización en el sector. ¿Qué innovaciones son las que están revolucionando el campo odontológico en estos últimos años
-En los últimos años, la Odontología ha experimentado una auténtica revolución impulsada por la convergencia de tecnologías digitales, inteligencia artificial y flujos de trabajo cada vez más integrados. Desde mi perspectiva como clínico, docente e investigador, destacaría varias innovaciones clave que están
transformando profundamente nuestra práctica:
-Inteligencia artificial: La IA está redefiniendo el diagnóstico y la planificación del tratamiento, especialmente en radiología, ortodoncia, cirugía, prótesis y patología oral. Los sistemas de apoyo a la decisión clínica, entrenados con millones de casos, ya ofrecen una precisión diagnóstica y terapéutica que complementa y potencia la experiencia del profesional.

-Uso de los escaneados intraorales en pruebas diagnósticas. Una vez conseguida la precisión adecuada necesaria para realizar casi todos los tipos de trabajos posibles, los escáneres intraorales están aumentando su potencial en labores como la toma de color o el diagnóstico de caries en combinación con técnicas de fluorescencia, infrarojo cercano, etc. Parte de estas funciones están asociadas nuevamente al uso de inteligencia artificial y llevan el uso de los escáneres a un escenario distinto donde, además, la experiencia de usuario y la experiencia de paciente están muy implicadas. Las distintas apps de un móvil pueden ya servir para que el paciente vea su boca en 3D, se haga consciente de los niveles de placa, recesión, desgaste, etc. de sus dientes a través de la información proporcionada por el escáner intraoral.
-La fabricación aditiva, es decir, la impresión 3D ha evolucionado muchísimo y se perfila, sin duda alguna, como la destinada a llevar el liderazgo de la tecnología de fabricación. Hoy no solo hablamos de modelos, férulas o provisionales. La impresión 3D personalizada está abriendo caminos en la regeneración ósea, la ortodoncia personalizada e incluso en tejidos bioimpresos en fase experimental.
-Flujos de trabajo completamente digitales: Desde la primera consulta hasta la rehabilitación final, los
tratamientos pueden gestionarse de forma 100% digital. Esto mejora la trazabilidad, la predictibilidad
y la colaboración interdisciplinar.
-Realidad aumentada y realidad virtual: Están empezando a integrarse tanto en el ámbito formativo como clínico, con aplicaciones en cirugía guiada, educación del paciente y planificación virtual.
-Plataformas de datos y conectividad en la nube: La digitalización no es solo hardware. El acceso a datos clínicos integrados en tiempo real, desde cualquier lugar, permite una Odontología más colaborativa, basada en evidencia y centrada en el paciente.
En resumen, estamos viviendo un cambio de paradigma. Pero, más allá de la tecnología, la verdadera transformación ocurre cuando esta se integra con sentido clínico, criterio científico y una visión ética. Innovar no es solo incorporar nuevas herramientas, sino cambiar la forma en que pensamos, enseñamos y practicamos la Odontología.
-Por último, la robótica sin duda alguna va a formar parte de este futuro, yo diría presente, que revolucionará nuevamente la consulta dental en los próximos 10-15 años.
-¿Cómo lo está aceptando y adaptando el colectivo de profesionales? Parece que el debate entre ser digital o no ya está superado. ¿En qué punto estamos?
-Efectivamente, digitales somos todos y desde hace muchos años, otra cosa es la percepción que ha tenido el dentista. Aún sin saberlo, desde el momento en que encargaba un trabajo de óxido de circonio, por ejemplo, era digital. El debate ahora está, sin duda alguna, en el papel de la inteligencia artificial, su aplicación, las consecuencias éticas y legales de algunas de sus aplicaciones y, como he dicho antes, su
proyección en la robótica.

–¿Qué es para usted ser un profesional digital en el campo odontológico?
-Ser un profesional digital en Odontología implica mucho más que simplemente incorporar tecnología en la consulta. Para mí, significa integrar de forma estratégica herramientas digitales en todos los procesos clínicos, diagnósticos y de gestión, con el objetivo de ofrecer un tratamiento más preciso, eficiente y personalizado a cada paciente.
Pero también conlleva una mentalidad abierta al cambio, un compromiso con la mejora continua y una visión clara de futuro. Es estar en constante formación, conocer las innovaciones que están transformando nuestra profesión y cómo aplicarlas en la experiencia de paciente.
Además, ser un profesional digital supone asumir un rol activo en la transformación de la clínica dental, no solo adoptando tecnologías, sino impulsando una cultura digital entre el equipo, optimizando flujos de trabajo y fortaleciendo la comunicación con el paciente a través de canales digitales. En definitiva, es evolucionar con sentido, poniendo la tecnología al servicio de la excelencia clínica y humana.
«Necesitamos un marco
regulatorio más dinámico,
que combine seguridad con
apertura a la innovación»
-A nivel regulatorio, España se encuentra con grandes frenos en la incorporación a la práctica clínica de ciertos avances como la robótica. Algo que no sucede en países como China o Estados Unidos. ¿Cómo nos está frenando la legislación en esta carrera tecnológica? ¿Qué nos estamos perdiendo a nivel de desarrollos, oportunidades y crecimiento?
-Efectivamente, la legislación española en materia sanitaria y tecnológica avanza a un ritmo considerablemente más lento que el desarrollo de las innovaciones, lo que crea una brecha importante entre lo que es técnicamente posible y lo que legalmente se puede implementar en la práctica clínica.
Mientras países como Estados Unidos o China cuentan con marcos regulatorios más flexibles o con vías rápidas para la validación de nuevas tecnologías —como la robótica aplicada a la cirugía o los sistemas de inteligencia artificial para diagnóstico y planificación—, en España nos enfrentamos a una normativa más rígida, fragmentada y, en muchos casos, desactualizada respecto a las necesidades reales del sector.
Esto nos está frenando en varios sentidos:
-Desarrollo y validación clínica: No podemos participar activamente en ensayos o estudios clínicos con tecnología puntera si su uso no está permitido. Eso nos deja fuera de la conversación internacional sobre cómo deben aplicarse y evolucionar estas herramientas.
-Atracción de inversión e innovación: Las startups y empresas tecnológicas buscan entornos donde puedan testear y desplegar sus soluciones con agilidad. Si el marco regulatorio no lo permite, optan por otros países. Esto supone una pérdida directa de oportunidades económicas y de empleo cualificado.
-Formación y competitividad profesional: Si no podemos incorporar estas herramientas al día a día clínico, tampoco podemos formar adecuadamente a la próxima generación de odontólogos en su uso. Esto nos hace menos competitivos y nos distancia de los estándares globales más avanzados.
-Calidad asistencial: En última instancia, el gran perjudicado es el paciente. La tecnología bien aplicada no solo mejora la precisión diagnóstica y terapéutica, sino que permite una Odontología más predecible, menos invasiva y más eficiente. No se trata de aplicar la tecnología sin rumbo, sino de permitir que los profesionales podamos explorar su potencial con responsabilidad, ética y evidencia científica. Para ello, necesitamos un marco regulatorio más dinámico, que combine seguridad con apertura a la innovación.
–¿Es suficiente la inversión en España en I+D?
-Como investigador, docente, clínico especializado en la digitalización de la Odontología, conferenciante y espectador en foros tecnológicos de otros países podría decirle, sin temor a equivocarme, que en España
la inversión en I+D sigue siendo claramente insuficiente, especialmente si la comparamos con el ritmo de innovación tecnológica que estamos viendo a nivel global.
En nuestras universidades y centros de investigación contamos con profesionales altamente capacitados y con un gran potencial, pero carecemos de un ecosistema sólido que fomente la conexión entre ciencia, tecnología e implementación clínica. Esto nos impide avanzar al ritmo que exige la transformación digital del sector salud.
«Carecemos de un ecosistema
sólido que fomente la conexión
entre ciencia, tecnología e
implementación clínica»
–Muchos profesionales, no solo sanitarios, ante la imparable evolución de la IA o la robótica, temen perder sus trabajos. ¿Cree que en un futuro próximo se podrá sustituir parcialmente algunas tareas clínicas o diagnósticas del odontólogo?
-Es comprensible que exista cierto temor ante el avance de la inteligencia artificial y la robótica en el sector sanitario, incluida la Odontología. Sin embargo, creo que es importante transmitir un mensaje claro y tranquilizador: la tecnología no viene a sustituirnos, sino a complementarnos y
potenciarnos como profesionales.
En mi experiencia como formador en Odontología digital y usuario habitual de estas herramientas en clínica, puedo decir que la IA ya está ayudándonos en tareas como el diagnóstico radiológico, la planificación de tratamientos o la predicción de resultados, pero siempre desde un enfoque asistencial. Es
decir, la decisión clínica final sigue y debe seguir estando en manos del profesional.
En un futuro próximo, veremos cómo ciertas tareas repetitivas o muy protocolizadas pueden ser automatizadas —por ejemplo, la segmentación de imágenes, la detección de patrones o la generación de modelos 3D—. Esto no significa pérdida de empleo, sino liberación de tiempo para que el odontólogo pueda
centrarse en lo que realmente aporta valor: el juicio clínico, la relación con el paciente y la toma de decisiones complejas.
Además, estamos en un momento apasionante en el que los profesionales que se formen en estas herramientas no solo no perderán su lugar, sino que estarán mejor preparados para liderar la Odontología del futuro. La clave está en ver la IA y la robótica no como una amenaza, sino como una oportunidad para trabajar mejor, con más precisión, eficiencia y previsibilidad.
Por tanto, lejos de reemplazarnos, la tecnología bien integrada nos hace más clínicos, no menos.
-¿Qué riesgos o limitaciones ve en la implementación de la IA en el sector dental?
-La inteligencia artificial todavía se equivoca. Se tiene que mejorar este aspecto y, desde luego, todos los aspectos relacionados con su aplicación e implicación ética, también.
Referentes en investigación e innovación
¿Cuáles son los espejos en los que mirarnos cuando hablamos de I+D+i? Estados Unidos sigue siendo el líder en este campo. Su capacidad para unir a la universidad, laempresa y el sector clínico en torno a proyectos de innovación es un modelo muy eficaz. Alemania y los países nórdicos han desarrollado estrategias de salud digital con fuerte respaldo público, asegurando una integración efectiva de la tecnología en sus sistemas sanitarios.
Israel destaca por su ecosistema ágil, donde las startups pueden colaborar rápidamente con hospitales y universidades para desarrollar, testar e implementar soluciones clínicas. China, por su parte, ha escalado de forma impresionante. Con una inversión masiva y una ejecución rápida, ha logrado posicionarse como potencia en inteligencia artificial médica, robótica y big data sanitario. Aunque su modelo es más centralizado y vertical, está marcando el paso en muchas áreas de la innovación aplicada a la salud.
En comparación, España necesita una estrategia clara y sostenida en I+D, que contemple tanto financiación como agilidad regulatoria y cooperación público-privada. Solo así podremos aprovechar el talento que ya tenemos y posicionarnos de verdad como país referente en salud digital y Odontología de vanguardia.