Un caso clínico de la Dra. Lorena Mingotti, especialista en Odontología y Estomatología.
Anteriormente, realizarse un tratamiento estético en la boca, como las carillas de cerámica, no era lo más habitual en la práctica diaria, ya que muchos pacientes sabían que, para conseguirlo, era necesario “tallar” sus dientes, lo que ponía en riesgo su salud bucal.
De hecho, hoy en día un alto porcentaje de personas sigue pensando que tener una sonrisa bonita es sinónimo de someterse a un tratamiento invasivo, una percepción que ha cambiado y evolucionado en los últimos años. Además, otro tanto de quienes se sometieron a un tratamiento estético años atrás está sufriendo las consecuencias de un procedimiento que entonces se consideraba idóneo y que hoy se ha demostrado todo lo contrario.
Hoy contamos con herramientas que nos ayudan a mostrarle al paciente que la Odontología ha cambiado, que ahora podemos trabajar de manera mínimamente invasiva. Mejor aún, estas mismas herramientas también nos permiten planificar mejor nuestros tratamientos para alcanzar los objetivos propuestos. Lo más importante es hacerle saber al paciente que la estética dental no es solo un tratamiento superficial: está estrechamente ligada a la función y, en definitiva, a su salud.
El tratamiento con carillas cerámicas no consiste únicamente en preparar el diente y adherirlas; va mucho más allá. Se trata de ver al paciente de una forma más integral y multidisciplinar. Al abordarlo y diagnosticarlo desde esta perspectiva, podemos ofrecerle un plan de tratamiento adecuado y con garantías de éxito a largo plazo. El caso que mostramos a continuación es un ejemplo de cómo planificamos nuestros tratamientos, haciendo partícipe al paciente en cada paso para alcanzar el resultado deseado.
Caso clínico
Ignasi, paciente de 30 años, acude a la clínica con el objetivo de mejorar su estética dental. Su deseo era colocarse microcarillas superiores para mejorar la anatomía y el color de sus dientes.

Comenzamos realizando los protocolos pertinentes: radiografía panorámica y periapicales, escáner intraoral con iTero Lumina, y fotografías intra y extraorales, con el fin de obtener un diagnóstico integral y proporcionarle un plan de tratamiento ideal.

Con la ayuda de Align Oral Health Suite en nuestro iTero Lumina, pudimos determinar clínicamente que el paciente presentaba múltiples desgastes a nivel anterior, en los bordes incisales tanto superiores como inferiores, como consecuencia de su maloclusión inicial. Observamos una mordida profunda, con sobremordida aumentada, y una mordida cruzada en el sector posterior derecho.

Como resultado de esta maloclusión, se evidenció un desequilibrio en las fuerzas masticatorias: los contactos eran más fuertes a nivel anterior y, contrariamente a lo ideal, no había un contacto adecuado en el sector posterior.


Le mostramos al paciente el antes y el después de su oclusión, que modificaríamos en solo 21 semanas de tratamiento con Invisalign Go. Durante este proceso, aumentaríamos la dimensión vertical anterior, mejorando así la sobremordida. Además, con la ayuda del IPR, expandiríamos el maxilar superior y lingualizaríamos los dientes antero-inferiores para mejorar el resalte.

En cuanto al diseño de sus carillas, comenzamos la planificación desde el primer día del tratamiento, escuchando las expectativas del paciente respecto a la anatomía y el color que deseaba para las restauraciones una vez finalizado el tratamiento con Invisalign Go.


En el plan de tratamiento ClinCheck, utilizamos Invisalign Smile Architect para planificar las restauraciones. Una herramienta clave en este proceso fue la función de “Reducción y Adición de Masas”, que nos permitió mostrar al paciente cuánto tendríamos que intervenir sobre su estructura dental si no realizábamos un alineamiento previo, en comparación con hacerlo tras las 21 semanas con Invisalign Go.


Fase restaurativa
Una vez finalizado el tratamiento con alineadores, iniciamos la fase restauradora. Para ello, volvimos a escanear al paciente y solicitamos al laboratorio la confección del mock-up, diseñado previamente por nosotros con Invisalign Smile Architect, y enviado en formato STL.


Habíamos planificado con el laboratorio —incluso antes de comenzar el tratamiento con Invisalign Go— cómo queríamos que fueran las carillas: material, grosor, color, estratificación y grado de translucidez. Estos son aspectos clave a tener en cuenta al planificar los movimientos dentales necesarios para lograr una estética óptima.



Conclusión
Hoy contamos con múltiples herramientas a nuestra disposición. La tecnología avanza a pasos agigantados, y entonces, ¿por qué no aprovecharla si nos permite ser mejores dentistas y obtener diagnósticos más completos e integrales?
Hay una frase que tengo muy clara: «quiero ofrecer a mis pacientes el tratamiento que yo misma me haría.» Estoy segura de que todos desearíamos recibir un tratamiento que fuera mínimamente invasivo. Saquemos el máximo partido a estas herramientas para diagnosticar, planificar y, sobre todo, para comunicarnos mejor con nuestros pacientes y con nuestro equipo.
El protocolo es muy sencillo:
- Escuchemos a nuestros pacientes y conozcamos sus expectativas.
- Escaneamos para diagnosticar y mostrarles su situación inicial, con la ayuda de herramientas como Align Oral Health Suite o IOSim Pro.
- Tomemos fotografías y vídeos que nos ayuden tanto a diagnosticar como a planificar.
- Tratemos correctamente a nuestros pacientes, supervisando que todo evolucione según lo planificado.
- Y no olvidemos retener el tratamiento una vez finalizado.
Invisalign Go es un tratamiento totalmente predecible: lo que planificas, se lleva a cabo. Por eso, si trabajamos con estas herramientas y seguimos un buen protocolo, nada puede salir mal. Al contrario, obtendremos el resultado deseado, logrando un tratamiento mínimamente invasivo, eficaz y duradero. Un tratamiento que tú también te harías.