Las lesiones pigmentadas orales son un grupo de patologías poco frecuente y suponen menos del 2% de las lesiones orales biopsiadas (1). El 46,1% de estas lesiones tienen un origen melanocítico y el 53,9% no melanocítico. Pueden ser focales (únicas) o multifocales (múltiples). En cuanto a las lesiones pigmentadas no melanocíticas focales, el tatuaje por amalgama se describe como la más prevalente (99,5%), aunque en los últimos años se ha descrito una disminución de su incidencia, asociada al aumento del uso de otros materiales restauradores.
Por otro lado, a la vez que ha ido disminuyendo el uso de la amalgama, hemos presenciado el auge de la Implantología asociado inherentemente al aumento de la presencia intrabucal de distintos metales y aleaciones metálicas, como el titanio Grado V o las aleaciones de cromo-cobalto, materiales elaborados utilizando diferentes métodos de producción.
Aunque ha sido poco descrito el tatuaje por metales en torno a implantes (3), en este trabajo presentamos un caso clínico y discutimos su diagnóstico y su posible origen, así como las recomendaciones para evitarlo.