En la actualidad, los profesionales de la Odontología estamos incorporando cada vez más dispositivos que facilitan la realización de trabajos chairside de manera sencilla y predecible.
Existen sistemas completos y, a veces cerrados, que incluyen dispositivos intraorales, software de diseño y fresadoras, con protocolos validados y muy predecibles, pero no abordaremos estos en el presente artículo.
Nuestra intención es arrojar un poco de luz sobre las fresadoras para clínicas dentales que nos permitan realizar restauraciones provisionales, coronas unitarias o restauraciones de 3 a 4 unidades máximo, que son la mayoría de los casos que encontramos en nuestra práctica diaria.
Las fresadoras dentales están convirtiéndose en herramientas clave para los tratamientos conocidos como chairside, normalmente realizados en el mismo día.
Es crucial analizar detalladamente si es mejor imprimir o fresar, ya que están surgiendo nuevos materiales que podrían cambiar esta dinámica en el futuro, aunque actualmente esto es una utopía.
«Las fresadoras están convirtiéndose en herramientas clave para los tratamientos conocidos como chairside, normalmente realizados en el mismo día»
La elección entre imprimir o fresar en Odontología dependerá de varios factores, incluyendo el tipo de trabajo que estás realizando y tus preferencias.
En relación con la impresión, este abordaje es especialmente efectivo para modelos dentales, restauraciones provisionales o guías para tratamientos quirúrgicos y restauraciones. Además, genera menos desperdicio de material en comparación con el fresado, y los costos de adquisición de dispositivos son más bajos en comparación con fresadoras de alta gama.
Por otro lado, las fresadoras ofrecen muchas ventajas en la fabricación de restauraciones tanto provisionales como definitivas, con procedimientos verificados, alta precisión y una amplia variedad de materiales, aunque con un mayor costo de adquisición de la maquinaria.
Para volúmenes de trabajo más grandes, las fresadoras pueden ser más eficientes y rápidas en comparación con algunas impresoras 3D, proporcionando una calidad de superficie final excepcional, especialmente importante en restauraciones estéticas.
En última instancia, la elección entre imprimir o fresar dependerá de tus necesidades específicas, el tipo de trabajo que realizas con mayor frecuencia y tus preferencias personales.
Contar con una fresadora en la clínica puede ofrecer diversas ventajas tanto para tu práctica como para los pacientes, siendo las más destacables: eficiencia en el proceso de fabricación; control de calidad tanto de procedimientos como de materiales; reducción de errores humanos en procesos como el encerado, colado, repasado, entre otros; mayor flexibilidad en el diseño; optimización del tiempo de tratamiento; y mejora en la experiencia del paciente, en combinación con el resto de los procesos (escaneado intraoral, etc).
A pesar de la inversión inicial, tener una fresadora puede llevar a un control de costes a largo plazo al reducir la dependencia de laboratorios externos y los tiempos de espera asociados. Sin embargo, es crucial recordar que los laboratorios son aliados precisos en nuestra práctica diaria, siendo su colaboración imprescindible.
Al elegir una fresadora, debemos considerar el número de ejes, compatibilidad con sistemas CAD/CAM, si imprime en seco o mojado, si utiliza discos o bloques, y qué materiales fresan, entre otros aspectos.
En cuanto al tipo de fresadora, encontramos: fresadoras de 3 ejes, las más comunes y adecuadas para trabajos básicos; fresadoras de 4 ejes, que permiten un mayor grado de complejidad en la fabricación; y fresadoras de 5 ejes, que ofrecen la máxima flexibilidad para trabajos detallados y complicados.
En líneas generales, debes asegurarte de que la fresadora sea compatible con tus sistemas de CAD/CAM, capaz de manejar los materiales que utilizas comúnmente y cuente con un software fácil de usar y actualizaciones regulares.
Asimismo, debes considerar aspectos logísticos, como la existencia de tomas de presión, aspiración del polvo en las fresadoras que trabajan en seco, irrigación para las húmedas, sistemas de filtrado del refrigerante y fácil accesibilidad para su mantenimiento, ya que son máquinas pesadas y complejas de mover.
Otro aspecto a considerar es si adquirir una fresadora que trabaje en seco o húmedo, ya que las diferencias son considerablemente significativas y pueden limitar los materiales que utilizamos.
El agua actúa como refrigerante durante el proceso de fresado, lo que ayuda a evitar el sobrecalentamiento de las fresas y del material, siendo crucial al fresar materiales como el zirconio, la cerámica o el metal. Asimismo, ayuda a reducir la generación de polvo durante el fresado, contribuyendo a mantener un ambiente de trabajo limpio y seguro, y mejorando la calidad de la superficie final, especialmente en trabajos estéticos y detallados. Además, reduce el desgaste de las fresas, prolongando su vida útil.
En contraposición, el fresado en seco elimina la necesidad de lidiar con sistemas de suministro de agua, simplifica el mantenimiento de la fresadora, permite velocidades de fresado más altas y aumenta la eficiencia en ciertos escenarios, aunque puede colocarse en lugares sin acceso a sistemas de refrigeración.
«La legislación relacionada con tener una fresadora en tu consulta varía según la ubicación geográfica. Recurre a los organismos competentes para un buen asesoramiento»
Hoy en día, existen sistemas híbridos con depósitos de agua que se pueden retirar para rellenar con filtros lavables y desechables, aumentando la versatilidad de las mismas.
La decisión de adquirir un sistema u otro deberá basarse en los diferentes materiales que utilicemos y sus requisitos de fresado, así como en nuestros protocolos de trabajo diario.
Algunos de los materiales más comunes son cerámica, zirconio, metales, bloques de resina, composite, materiales vítreos, PMMA y cera, entre otros. Es importante conocer cada material y el posprocesado que necesitan, ya que en ocasiones deberemos adquirir dispositivos complementarios, como hornos cerámicos que necesitan de ventilación.
Cabe prestar especial atención a la sinterización del zirconio, ya que es un procedimiento complejo que requiere hornos dentales específicos para este propósito, diseñados para proporcionar condiciones de temperatura y tiempo controladas. La sinterización exitosa requiere un control preciso de la temperatura y el tiempo para garantizar la calidad y resistencia adecuadas del zirconio. Este proceso puede implicar temperaturas muy altas y debe realizarse de manera segura y en cumplimiento con las regulaciones de seguridad, básicamente en un espacio dedicado con la ventilación adecuada para garantizar un entorno seguro.
En la mayoría de los casos, la sinterización se realiza en laboratorios especializados o en instalaciones de producción que cuentan con el equipo necesario y cumplen con las normativas de seguridad.
La legislación relacionada con tener una fresadora en tu consulta odontológica puede variar según la ubicación geográfica, siendo necesario recurrir a los organismos competentes para conocer si podemos instalarlas o no en nuestra clínica y qué procedimientos podemos llevar a cabo.
Antes de tomar una decisión, es crucial realizar una investigación exhaustiva, considerando aspectos como la reputación de la marca, la facilidad de uso, la asistencia técnica y el soporte, así como las características específicas de las fresadoras que ofrecen. Además, ten en cuenta que la tecnología y las ofertas de productos pueden evolucionar, por lo que es importante mantenerse actualizado con las últimas novedades en el mercado.
Podemos concluir que las fresadoras son una opción más a considerar dentro del equipamiento general de la consulta, siempre y cuando tengamos en cuenta que debemos conocer en detalle las máquinas y los materiales que utilizamos en ellas para ofrecer a nuestros pacientes trabajos de alta calidad, no siendo la reducción de costes de producción nuestra motivación principal, sino la de proporcionar a nuestros pacientes los mejores y más predecibles tratamientos que podemos realizar.