El Consejo General de Dentistas de España ha denunciado, ante la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), los riesgos palpables de la venta directa al paciente de férulas de descarga para tratar el bruxismo sin el diagnóstico previo ni la supervisión de un dentista.
En este contexto, el Consejo General de Dentistas insta a la AEMPS a que “revise la procedencia de autorizar como productos sanitarios de fabricación en serie las férulas dentales y que, en su caso, tome las medidas oportunas para prohibir su comercialización directa al paciente”.
“El bruxismo es una patología insidiosa que afecta la calidad de vida del paciente y que requiere un diagnóstico y un tratamiento individualizado que solo puede llevar a cabo un profesional altamente cualificado como es el dentista”, explica el presidente del Consejo General, el Dr. Óscar Castro, quien denuncia que “la venta de este material no solo se realiza online a través de conocidas plataformas de venta, sino que también está disponibles en tiendas de suministros ortopédicos, farmacias o distribuidores de farmacia”.
A este respecto, el Dr. Castro precisa que “un diseño o un ajuste incorrecto de una férula de estas características puede llegar a producir problemas tan serios como una luxación del disco articular que derive en una limitación de la apertura bucal, lesiones severas en el tejido mucoso o dolores crónicos en la articulación temporomandibular (ATM)”.
Estos argumentos han sido refrendados por la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO), que ha elaborado un manifiesto en el que especifica que “una férula provoca siempre cambios en la ATM y requiere un ajuste extremadamente preciso que solo puede llevar a cabo un dentista”. Por ello, consideran “absolutamente inexcusable que las férulas de descarga para tratar el bruxismo sean indicadas, ubicadas y ajustadas en boca únicamente por un odontólogo o estomatólogo colegiado”.
“La AMPS y el Ministerio de Sanidad tienen que dar una respuesta contundente a esta cuestión porque no es admisible que cualquier ciudadano tenga acceso a este tipo de productos que solo debería prescribir un facultativo. Esto abre la puerta, no solo a sufrir problemas de salud, también a engaños y malentendidos porque muchas de las personas que adquieren estas férulas no conocen los riesgos”, concluye el presidente de los dentistas.