La compresión maxilar transversal en pacientes adultos era una de las maloclusiones que rara vez se podía solucionar con medidas conservadoras.
Hasta hace pocos años, la alternativa a dejar los molares en mordida cruzada y descruzar los premolares realizando compensaciones en el alambre, requería la intervención del cirujano maxilofacial para solucionar la mordida cruzada posterior.
Los problemas que emanan de la expansión rápida del maxilar asistida quirúrgicamente (SARPE) (1), aunque hoy día se considera una práctica quirúrgica muy segura, son la negativa de muchos pacientes al procedimiento quirúrgico y a su coste monetario; además, se pueden producir otras complicaciones como recidiva, compresión de la membrana periodontal, extrusiones y desplazamientos dentales (2, 3).
En los últimos años se ha incorporado un nuevo método no quirúrgico de expansión rápida palatina asistida por minitornillos (MARPE) que aumenta la eficacia de la expansión esquelética y minimiza los efectos indeseables de la técnica anterior (4, 5). La incorporación de cuatro minitornillos que fijan el disyuntor ERM al paladar le confiere un anclaje esquelético, eliminando así la inclinación y expansión dentoalveolar, y maximizando la expansión del hueso basal (6).
Además de ser accesible, se valora la exactitud de su colocación en los lugares de mayor densidad ósea (7). Si bien la aparatología descrita es bastante eficaz en adultos de no más de 35 años, en el caso que nos ocupa no es viable al superar el paciente dicha edad, por lo que la solución pasa por utilizar la técnica de Autoligado Pasivo USS (Universal Smile System) (8, 9), de comprobada eficacia en otros pacientes con similares características.
En este artículo se describe el tratamiento realizado a un varón de mediana edad con mordida cruzada severa que rechaza procedimientos quirúrgicos, optando por la vía del camuflaje ortodóncico.