Empezar una actividad profesional como la de dentista, con tanta responsabilidad y contacto directo con una gran cantidad de pacientes a lo largo de la jornada, puede ser al principio un poco complicado, incluso tras haber hecho prácticas.
Para hacerlo algo más fácil, en este artículo hemos recopilado algunos de los consejos que creemos pueden tener más valor a la hora de enfrentarte a tu primer trabajo como dentista tras haber terminado la carrera.
La primera oferta de trabajo que aparece
Es normal terminar la carrera de odontología y querer empezar a trabajar y poner en práctica los conocimientos lo antes posible, Pero procura no precipitarte. Investiga qué hay disponible y qué tipo de oportunidades se adaptan mejor a tus objetivos profesionales.
Y si tienes claros esos objetivos, sé proactivo en la búsqueda de la clínica que mejor se pueda ajustar. Y sobre todo, trabaja bien el currículum que les vayas a presentar. Precisamente la Dra. María José Muñoz te da algunos consejos para la elaboración de un currículum de calidad en el sector dental.
Hay que seguir aprendiendo
Aunque ya estés trabajando en una clínica, o precisamente por eso, asegúrate de estar haciendo todo lo posible para mejorar tus habilidades y conocimientos, ya que como seguro sabes, un dentista nunca deja de aprender.
Aparte de escuchar siempre a tus compañeros de clínica más veteranos, también es aconsejable ampliar tus conocimientos asistiendo a conferencias y seminarios dentales donde aprender sobre nuevas técnicas.
Leer libros como los que tenemos en la Tienda de Gaceta Dental, diarios, revistas del sector… O incluso seguir estudiando. Para ampliar conocimientos o, como dice el Dr. Manuel Enciso en nuestro artículo ‘Qué hacer tras graduarte en Odontología’ , para valorar a qué quieres dedicarte en el caso de que te interese especializarte.
Debes cuidar la postura
La necesidad de cuidar la postura se hace evidente desde que se empiezan las prácticas en la carrera de odontología. Por lo que es importante que si no lo has hecho ya, empieces desde este momento a adquirir buenos hábitos para que desarrolles una buena postura mientras atiendes a tus pacientes.
Al principio, estarás tan ansiosa o concentrado en realizar el tratamiento, que puede que se te pase ese “detalle” de adoptar la postura correcta. Pero recuerda que si no lo haces, con el tiempo te pasará factura. Por eso, la FDI propone algunos consejos sobre cómo mantener una buena postura en la clínica que no debes olvidar.
Saber manejar la comunicación con los pacientes
Durante las prácticas habrás tratado con pacientes, pero tener la baza de ser todavía estudiante es diferente a saber que ya te están ‘juzgando’ como profesional, aun sabiendo que acabas de terminar la carrera.
Saber mantener una buena comunicación con el paciente es algo que, como todo lo demás, te dará el tiempo, pero también tu actitud. Vas a encontrarte con diferentes tipos de pacientes y hay que saber lidiar con todos ellos.
- Desde pacientes que pierdan la paciencia o incluso se pongan agresivos.
- Pacientes que acuden al dentista con una boca muy descuidada y hay que saber hablarles de manera que no piensen que se les está juzgando ni hablarles con impaciencia por haber cuidado tan mal su boca.
- Pacientes que no siguen las indicaciones que se les proporciona.
- Y un largo etc.
Para ganar algo de terreno en este aspecto, el Dr. Mario Utrilla y la Dra. Helga Mediavilla nos dejaron algunos consejos que no caducan y que te pueden ayudar: el Decálogo para una buena comunicación con el paciente y Aprender a escuchar a nuestros pacientes. ¡Aprovéchalos!
Recuerda derivar a un especialista
Como dentista generalista, hay ciertos casos que se deben derivar a un especialista para un óptimo resultado. No hay que tener miedo a hacerlo, eso no significa que no sepas hacer tu trabajo o asumir responsabilidades. Todo lo contrario. Denota responsabilidad y respeto por el bienestar de tu paciente.
Esto también se aplica a pedir ayuda o una segunda opinión a un compañero de la clínica. Si no tienes claro cómo llevar a cabo de la manera más adecuada un tratamiento, o si consideras que excede (a fecha de hoy) tus habilidades, consulta. Si hay alguna sintomatología que no reconoces, – ya que cada vez más se descubren nuevas evidencias de la relación entre la salud oral y la salud general – pregunta, investiga… Aprenderás y con el tiempo dominarás esa técnica que hoy te ha hecho dudar, o a reconocer esos síntomas que antes se te escapaban.
No dudes de tus capacidades
Igual que es necesario saber cuándo debes derivar o preguntar, también es importante concienciarte de que estás donde debes estar y has llegado hasta ahí porque estás capacitado para ello.
Porque es normal que incluso los mejores graduados duden, el aprendizaje es un proceso que no acaba nunca, pero la experiencia te irá dando esa confianza que a lo mejor de primeras sientes de vez en cuando que te falta.
Para evitar que pase o al menos para sentirte más tranquilo/a, puedes prepararte las citas con tiempo, tener mentores (puede ser un compañero o compañera que te quiera acoger bajo su ala), estar siempre al día de todo lo referente a los tratamientos más habituales, etc.
Y sobre todo, un ejercicio importante es repasar cada día todo lo que se ha hecho bien, lo que se ha aprendido, para poder valorar cómo tu conocimiento realmente es valioso Porque a pesar de que siempre hay que seguir aprendiendo, tú ya sabes mucho, y así lo estás demostrando cada día en tu trabajo, aunque a veces dudes o tengas que preguntar. Que ya hemos visto que es perfectamente normal.
¿Estás siendo demasiado crítico?
Este punto va de la mano con el anterior. No solo no debes dudar de tus capacidades, es que tampoco debes ser demasiado crítico contigo mismo. Por supuesto, la autocrítica es válida y siempre podemos aprender de los errores que hayamos cometido.
Pero para hacer una autocrítica correcta, hay que ser objetivos. Repasa bien las circunstancias, pregúntate si realmente se podría haber hecho mejor o si bajo las circunstancias (paciente ansioso, con una apertura insuficiente de la boca, etc) lo hiciste lo mejor que pudiste.
Una vez más, una cosa es la autocrítica, que está muy bien y es necesaria, y otra es no darte tregua porque eres demasiado perfeccionista y lo quieres hacer todo perfecto a la primera. Obviamente, es necesario hacer bien, porque está en tus manos la salud bucodental de esa persona, pero la excelencia te la dará el tiempo.