¿Repercute la salud oral en nuestra vida social o interacciones sociales? La respuesta, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Saskatchewan (Canadá), es que sí.
El estudio es parte de un proyecto liderado por el Dr. Da Silva (presidente de la Asociación Canadiense de Odontología de Salud Pública) y cuya idea surgió al observar la actividad de la clínica dental gratuita dirigida por estudiantes de la facultad de odontología y que se encuentra situada en el centro de Saskatoon.
El objetivo de dicha clínica es proporcionar servicios dentales a las comunidades desatendidas. Su atención gratuita es tan solicitada, que la fila para poder optar a sus servicios da la vuelta a la calle incluso en invierno, según hace notar la publicación de la universidad.
Para obtener datos para el proyecto, junto al Dr. Keith Da Silva (DDS), profesor asistente en la Facultad de Odontología de USask, ha estado la Dra. Isobel Findlay (PhD), codirectora del Instituto de Investigación Social de la Universidad Comunitaria.
Los investigadores encuestaron a los pacientes que habían accedido a la clínica, y según declaraciones de Da Silva, el proyecto mostró una correlación entre la atención dental, la autoestima, la empleabilidad y la calidad de vida, y destacó una mayor necesidad de acceso a una atención dental de calidad para los residentes desatendidos y empobrecidos.
“No poder acceder a la atención dental está afectando la vida diaria en casi todos los aspectos”, dijo Da Silva. “Simplemente tiene una especie de efecto progresivo en todo. Sabíamos que el problema estaba ahí, pero no su alcance, el impacto. Sabemos”, continúa, “que si te faltan los dientes frontales, es más difícil sonreír y no te sientes tan bien contigo mismo. Pero cuando comienzas a relacionar eso con tu capacidad para ir a una entrevista de trabajo, como muestra nuestra encuesta, comienza a tener un significado más profundo para la naturaleza general del problema”.
Porque siguiendo con la relación entre la salud oral y los comportamientos sociales, los datos arrojados por la Universidad canadiense no son, por supuesto, los primeros en revelar dicha asociación.
En el 2021 se publicó, por ejemplo, este estudio en Int. J. Environ. Res. Public Health, cuyo objetivo fue evaluar algunos aspectos de la salud bucal con posibles repercusiones en adolescentes y jóvenes para evaluar la calidad de vida oral, el impacto negativo de las condiciones orales y la autoestima. Se encontraron correlaciones, entre otras, entre la preocupación estética y el impacto social, convicciones y autoconfianza. Concluyendo que “el impacto de la salud oral en el bienestar psicológico de los jóvenes es relevante. Estos factores, si se consideran dentro de la práctica clínica, pueden mejorar la calidad de vida del sujeto”.
No en vano, esta correlación entre salud oral y estética – que no solo existe en jóvenes – es lo que ha hecho que se diera un auge del tratamiento de las ortodoncias durante la pandemia, aprovechando que llevábamos la boca tapada o estábamos en casa y nadie lo podía ver.
Volviendo al estudio original de Canadá, Da Sila defiende además que los datos de su proyecto han sido utilizados por investigadores y grupos de defensa locales y nacionales para debatir sobre los fondos del gobierno canadiense destinados a la salud bucal de la población más desfavorecida.
De la misma manera, a pesar de los servicios que ya cubre el dentista de la Seguridad social, en España existen varias iniciativas y clínicas solidarias que ofrecen asistencia gratuita a los ciudadanos como la del proyecto mencionado en el estudio canadiense. De hecho, en el año 2021, más de 15.000 tratamientos dentales fueron llevados a cabo en las Clínicas Odontológicas Solidarias españolas. Y el Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas en España ha solicitado al director general de Cartera de Servicios del SNS un incremento del presupuesto destinado al Plan de Salud Bucondental, tal como también se está haciendo en Canadá con sus fondos.
No debemos olvidar, además, que la salud bucodental no solo tiene implicaciones sociales, como demuestra el proyecto llevado a cabo por Da Silva y Findlay, una mala salud bucodental también tiene relación con enfermedades sistémicas como artritis reumatoide, diabetes, enfermedades cardiovasculares o incluso Alzhéimer.
Lo cual, a su vez, se puede argumentar que también afecta a la calidad de vida de las personas, y por tanto, volvemos al mismo punto: las implicaciones sociales de la salud oral.