En la mayoría de los casos, el verano no daña nuestros dientes directamente. Pero es cierto que la llegada del calor puede favorecer que aparezcan patologías como caries o hipersensibilidad dental, ambas posibles fuentes de dolor.
¿Por qué ocurre esto? Muy fácil. En verano, debido al calor, aumenta el consumo de refrescos, bebidas azucaradas, una cerveza, una sangría, polos, helados, granizados…
Todos ellos tienen un alto componente en azúcar o bien provocan una bajada de pH en la boca, lo que favorece la proliferación de bacterias que pueden causar la caries. O si la sensibilidad dental nos había pasado desapercibida o aún no se había manifestado plenamente, con este cambio de hábitos, – el estar tomando continuamente algo frío, – puede provocar que ahora sí podamos percibirla.
Hay algunos ejemplos concretos sobre cómo el verano puede afectar a nuestros dientes. Es importante conocerlos, porque te ayudarán a prevenir que tus dientes duelan, y por tanto, a disfrutar del verano sin incidencias.
Menos producción de saliva al beber alcohol o deshidratarnos
Cuando se bebe mucho más alcohol – cada día en el chiringuito de la playa, por ejemplo – y poca agua, estamos provocando una disminución en la producción de saliva, lo que provoca que las bacterias puedan proliferar, pudiendo desarrollar un mayor número de caries, mal aliento y llagas en la boca.
Más consumo de refrescos fresquitos
No solo eso, si al alcohol y los helados le sumamos los refrescos, por ejemplo, a la hora de la comida o incluso entre horas, estaremos también ingiriendo una gran cantidad de azúcar. Lo que nos expone a un mayor riesgo de caries, que como ya sabemos, también pueden causar dolor.
Por otro lado, los refrescos tienen además un pH ácido, el cual provoca erosión dental, pudiendo producir sensibilidad dental.
Cuidado con los niños y sus juegos
Los niños juegan todo el año, pero si están de vacaciones en la playa, el campamento, todo el día montando en bici en el pueblo o simplemente con más tiempo disponible en casa, esto les puede hacer más propensos a caerse y lesionarse. Hay que tener cuidado en caso de que estas caídas puedan provocar repetidas microlesiones en los dientes, ya que pueden llegar a provocar dientes sensibles.
¿Cómo podemos evitar que nos duelan los dientes en verano?
La respuesta es sencilla.
Lo primero, no abusando de refrescos, alcohol, polos… Recuerda que siempre, la mejor forma de hidratarte, es bebiendo agua.
Y lo segundo y sumamente importante, hay que reforzar nuestra higiene bucal, o al menos no descuidarla. Si vas a comer fuera de casa, lleva un cepillo y pasta de dientes para poder cepillarlos. Y si esto no es posible, entonces sí sería conveniente que tengas en cuenta que cuantos más refrescos, etc, consumas, y más tardes en lavarte los dientes, más probabilidades existen de que puedas sufrir dolor de dientes, ya sea por hipersensibilidad o por caries.
Pero realmente, con una buena higiene y no abusando de aquello que puede perjudicar a nuestros dientes, todo debería ir bien.