Introducción
Todos entendemos la importancia de la fase de conformación del sistema radicular de conductos, permitiendo ampliar el espacio necesario para que nuestra irrigación sea lo más efectiva posible. Conocer la morfología radicular es de vital importancia para anticiparnos a la hora de proceder a conformar los conductos radiculares.
Durante más de 20 años se han propuesto una gran variedad de sistemas de instrumentación, teniendo como objetivo minimizar complicaciones como escalones, transporte apical, adelgazamientos y, por supuesto, la tan temida fractura de los instrumentos. Esta última complicación tiene una alta incidencia cuando procedemos a preparar conductos esclerosados, con grandes ángulos de curvatura o radios muy pequeños (1).
Siempre que podamos, insistiremos sobre la importancia de realizar un estudio exhaustivo de nuestras radiografías intraorales y, en aquellos casos de elevada dificultad diagnóstica, no dudar en realizar una tomografía computerizada de haz cónico o CBCT, para minimizar los accidentes anticipando las complicaciones.