Atender a pacientes odontológicos con patologías mentales o alteraciones conductuales requiere de unos conocimientos adecuados y del empleo de una serie de pautas. Sobre estos aspectos se centró el simposio que se celebró en el Congreso de la Periodoncia y la Salud Bucal, que organizó la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) en la ciudad de Málaga.
Los trastornos mentales figuran actualmente entre las patologías más comunes de la sociedad española. Según la última Encuesta Nacional de Salud, en España 1 de cada 10 adultos tienen algún tipo de problema de salud mental (ansiedad, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.), y sufren deterioro cognitivo 3 de cada 10 mayores de 65 años.
También es alto el porcentaje de españoles que toman medicación ansiolítica o antidepresivos (con uno de los índices de consumo más altos de Europa), “lo que también puede influir de manera directa en la aparición de patología bucodental por la disminución del flujo salivar que conllevan estas medicaciones”, destacó la Dra. Regina Izquierdo, que moderó esta sesión científica.
La sensibilidad hacia la salud mental parece estar despertando en nuestro país, especialmente tras la pandemia. Tal y como indicó esta periodoncista miembro de SEPA, “destaca el aumento de la incidencia de trastornos de la conducta alimentaria, cuadros depresivos y diferentes adicciones que se multiplican entre los más jóvenes, lo que también termina por repercutir en un empeoramiento de la salud bucodental”.
Según el Consejo de Dentistas, alrededor de un 15% de españoles sufre de odontofobia
Dificultades añadidas y el riesgo de paciente ‘hiper’ empoderado
Partiendo de esta realidad, se aprecia una importante dificultad en el manejo de muchas de estas personas que acuden a la consulta odontológica por un problema bucodental y que manifiestan algún desorden mental o alteración de la conducta.
“Estos casos plantean un reto más al que enfrentarse cada día, no solo por el esfuerzo extra que puede suponer en ocasiones el manejo de la conducta sino también porque a veces estos pacientes o no están diagnosticados o, por vergüenza o miedo al rechazo, no se atreven a ponerlo en nuestro conocimiento”, indicaba la Dra. Izquierdo, quien admitió que “esto impide enfocar adecuadamente nuestras estrategias de actuación, y nos aboca a no entender al paciente y a fracasar en nuestros objetivos terapéuticos y/o lograr su satisfacción”.
A juicio de los expertos que se reunieron en este foro, subsiste en nuestro país una laguna importante de formación en este campo, “de modo que acabas aprendiendo con la experiencia y adquiriendo cierta intuición sobre cómo manejar estos casos”, reconocía esta experta. Desafortunadamente, cada vez es mayor el número de pacientes con problemas de salud mental o alteraciones conductuales, lo que incrementa significativamente los casos de este tipo que acuden a la clínica dental.
A esto, además, se le une un grupo de pacientes ‘excesivamente empoderados’, que “suelen ser los más conflictivos y de más difícil manejo: desconfiados, hipercontroladores, desmesuradamente críticos o exigentes…”, aseguraba la Dra. Izquierdo, dado que “no es fácil dar consejos a estas personas”.
La base del éxito
En todas estas situaciones, “el éxito en la comunicación y el manejo tiene mucho que ver con la capacidad de empatía de cada profesional y las dosis de paciencia y tiempo que se invierta en estos pacientes”. Pero, además, “es necesario un buen entrenamiento para ser capaz de entenderlos mejor y discernir sus necesidades. Hay que evitar estigmatizarlos y discriminarlos, y tratarlos como al resto de personas que sufren cualquier otra enfermedad”, afirmaba la periodoncista en esta jornada. Después de muchos años de práctica clínica,“lo más complicado de nuestra profesión no es el manejo de la parte técnica, sino de la parte humana”.
Todos estos procesos conllevan mucho tiempo y dosis ‘extra’ de paciencia por parte del equipo de salud bucodental, siendo fundamental construir una relación de confianza con el paciente.
Consejos prácticos para los casos de odontofobia
Como consejos prácticos y básicos, especialmente útiles para los casos de odontofobia, la Dra. Regina Izquierdo indicaba cuatro pautas:
1) Planificar y organizar bien las visitas: a primera hora de la mañana, para evitar esperas, y siempre después de uno o varios contactos previos con la consulta y el equipo humano para ir familiarizándose con el ambiente.
2) Acudir a la consulta acompañado por un familiar o amigo.
3) Acudir a una clínica de confianza, con un servicio personalizado y profesional que le haga sentir cómodo y seguro.
4) Insistir en la necesidad de visitas de control programadas y regulares, y no esperar a tener dolor para evitar tratamientos complejos o complicaciones.
Soluciones frente a la odontofobia
Según el Consejo de Dentistas, alrededor de un 15% de españoles sufre de odontofobia. Afecta más a adolescentes y su presencia va disminuyendo con la edad adulta. Este problema de origen psicológico supone un miedo “irracional” al tratamiento dental, provocando una conducta de evitación que empeora aún más el trastorno bucodental original. “Este estado de angustia que sufren muchos pacientes puede provocar malestar también en el equipo de salud bucodental, pues dificulta seriamente los tratamientos o intervenciones, incluso las más simples”, exponía la Dra. Izquierdo.
La principal herramienta para manejar esta situación es la comunicación, es decir, informar adecuadamente al paciente sobre cada uno de los aspectos del tratamiento que se le va a realizar; y es que, “en la mayoría de los casos, la odontofobia proviene de malas experiencias previas, sobre todo durante la infancia”, detallaba la periodoncista de SEPA.
También es muy útil aislar al paciente de los ruidos (haciendo uso de auriculares, por ejemplo) o evitarle la visión de objetos desagradables, que deberían estar colocados por detrás de la cabeza del paciente. En casos más extremos, puede recurrirse a relajantes por vía oral o a la sedación.
La ansiedad anticipatoria, junto al sentimiento de culpa y/o la vergüenza provocados por la odontofobia, son los principales hechos que refuerzan la actitud de evitar la consulta dental, lo que acabará provocando un mayor deterioro de la salud oral. Por eso, según esta experta, “es fundamental hacer llegar a los pacientes con odontofobia que en las clínicas dentales disponemos de numerosas ‘herramientas terapéuticas’ para ayudarles a enfrentarse a sus miedos y poder superarlos. El cambio de actitud requiere también el esfuerzo del paciente, para que sea capaz de concebir la visita a la clínica dental como una rutina saludable”.
Labor en la detección precoz de trastornos mentales
Pero, además, desde la consulta dental también se puede contribuir, directa o indirectamente, a detectar muchos casos no diagnosticados de enfermedad mental. Por estas clínicas pasa cada año un alto porcentaje de la población que, generalmente, se considera ‘sana’ y, por tanto, no suele visitar ningún otro servicio de salud.
“Cambios repentinos en los autocuidados y, en concreto, el abandono de hábitos correctos de higiene oral nos puede dar una pista sobre la aparición de un trastorno emocional”, señalaba la Dra. Izquierdo.
También la detección de hábitos parafuncionales (bruxismo o apretamiento dental), el aumento en el consumo de tabaco o la aparición de recaídas/complicaciones en pacientes tratados y estables periodontalmente pueden ser la primera señal de estar pasando una época de estrés o estar cayendo en una depresión que el paciente no ha sido capaz de identificar y/o asumir. Por otra parte, un desgaste selectivo localizado en la cara interna de los dientes superiores podría estar relacionado con trastornos de conducta alimentaria, “lo que nos da pie a investigar en ello, preguntando al paciente y/o sus padres”, detallaba la Dra. Izquierdo.
Habitualmente, según esta experta, “en las clínicas dentales se establece un vínculo de confianza necesario para que, después de detectar un problema, se ayude y anime al paciente a buscar una solución, remitiéndole a un especialista en salud mental que valore la necesidad de tratamiento específico”.
En el caso concreto de los trastornos de la alimentación, se considera que, especialmente en los adolescentes, la consulta dental puede ser en muchos casos el primer centro sanitario donde se puede sospechar su presencia.
Desde la consulta dental, “la labor más importante es poner en alerta al paciente e informarle de las posibles consecuencias de estas conductas en su salud bucodental y, sobre todo, enfocarnos en el mantenimiento de los cuidados de higiene oral y la importancia del control de hábitos dietéticos (evitando el consumo de azúcares ocultos, bebidas de PH ácido,… ) y, por supuesto, llevar un correcto programa de seguimiento”.