La implementación de la robótica en los diferentes aspectos de la vida es cada día más habitual, pero aún genera opiniones contrapuestas.
En un lado de la balanza, se encuentran los factores y argumentos positivos como la innovación, la eficacia, la precisión y la reducción de costes. Pero todo ello no ha sido capaz de derribar las connotaciones y los aspectos negativos, como son la eliminación de puestos de trabajo, la inversión, las dificultades de implantación o la formación necesaria para su utilización. Controversias que se acentúan todavía más en el ámbito de la salud, reflejo de esta tendencia social de opiniones contrapuestas.
Por este motivo, un equipo de investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) analiza los factores que influyen en la percepción de la ciudadanía europea sobre la utilización de la robótica en las intervenciones quirúrgicas médicas.
«Pretendemos aportar nuevas pruebas desde la perspectiva social, de los pacientes y ciudadanos, ya que en algún momento podrían ser instados a recibir una intervención quirúrgica con la utilización de robots», detalla el profesor Joan Torrent Sellens, catedrático de los Estudios de Economía y Empresa e investigador principal del grupo i2TIC de la UOC y coautor de esta investigación junto con los docentes de la UOC Ana Jiménez Zarco y Francesc Saigí Rubió.
Un futuro del que Gaceta Dental ya ha hablado en otras ocasiones, como recientemente en el artículo ‘Cómo la tecnología robótica está revolucionando la cirugía tradicional de implantes dentales’. Pero, ¿cómo se siente la aproximación a este tema en la realidad del día?
Conclusiones de la investigación
La realidad es que los resultados de este trabajo de la UOC muestran un panorama general de motivaciones basado en la desconfianza hacia la RAS (robot-assisted surgery, RAS por sus siglas en inglés). Así se ha determinado tras un análisis de las opiniones de unas 28.000 personas de los 28 países de la Unión Europea.
Los únicos factores que impulsan la confianza en este tipo de técnicas y dispositivos son la experiencia previa en el uso de robots y la percepción de la facilidad en su uso. «También hemos constatado que, a medida que aumenta la experiencia en uso de robots, los antecedentes de confianza relacionados con la información, la actitud y la percepción de la RAS se vuelven más negativos», explica este experto.
El análisis de los datos también muestra que los argumentos tras las motivaciones que generan desconfianza en este tipo de dispositivos no tienen un perfil homogéneo. Es más, la experiencia desempeña un papel determinante. «Nuestra investigación pone de relieve que la ciudadanía tiene en cuenta cuestiones racionales, como la experiencia previa en el uso de robots o la facilidad percibida de su uso, en sus valoraciones de confianza», apunta este experto. Por ejemplo, el efecto de la experiencia sobre la confianza en la RAS es mayor entre los hombres, las personas entre 40 y 54 años y aquellos con mayor nivel educativo.
También hay elementos de valoración que son más emocionales, como los efectos de la robótica en el contexto laboral, determinados por el cariz normalmente negativo de la opinión o por las informaciones generales sobre la robótica en la cirugía.
Igualmente, muchos ciudadanos europeos se han mostrado reticentes al uso de la RAS, ya que, a su juicio, supone disponer de unas habilidades y formación novedosas tanto por parte de los profesionales sanitarios como por parte de las instituciones que adopten estas nuevas tecnologías; unas circunstancias que generan ciertas dudas en la sociedad. «La cuestión principal es trabajar las motivaciones de esta confianza para que las valoraciones y los efectos positivos ya detectados por los profesionales de la salud se extiendan a la ciudadanía. De todo el cambio en profundidad que la irrupción de la e-health y la telemedicina están generando en las prácticas asistenciales, la opinión del paciente es fundamental», explica el investigador de la UOC.
¿Ventajas de la RAS para el ciudadano?
El uso de robots en cirugía conlleva múltiples ventajas para los profesionales de la salud, ya en el caso de los cirujanos, ofrecen técnicas y posibilidades mínimamente invasivas capaces de ayudarles con procedimientos quirúrgicos complicados. En general, aplicando la robótica hay una reducción de los riesgos y del tiempo de recuperación. Sin olvidar costos financieros más bajos.
La cuestión es que, hasta ahora, las investigaciones sociales han puesto de relieve las ventajas que la RAS proporciona para los profesionales de la salud, pero la evidencia disponible desde la perspectiva social es escasa. «Nuestro trabajo aporta una de las primeras muestras en el ámbito europeo, lo que sugiere posicionamientos sobre la RAS que van más allá de los usos particulares, culturas o idiosincrasias por países», recalca Torrent Sellens.
Políticas de salud para impulsar la confianza de la ciudadanía
Los resultados del estudio dejan claro que existen dudas y desconfianza por parte de la ciudadanía europea, por eso sus autores señalan que es crucial establecer una estrategia de robótica que esté alineada con los objetivos del sector y sus grupos de interés. «Sin una estrategia alineada con el paciente, es probable que cualquier iniciativa de robotización permanezca en las etapas piloto«, apunta Torrent Sellens.
Por eso es importante conocer las razones por las que las personas confían o desconfían de los robots en el ámbito sanitario para poder desarrollar políticas sanitarias más efectivas. En concreto, este trabajo de la UOC muestra diferentes medidas dedicadas a impulsar la confianza de la robótica en medicina de cara a la percepción de los pacientes.
«En la gestión de las tecnologías de la salud, como en todos los otros aspectos de la vida, las externalidades – los efectos no intencionados de una decisión sobre otros aspectos vinculados con esta decisión – importan. Por ello, trabajar la confianza en la RAS por parte de los ciudadanos es totalmente coherente con la idea del paciente empoderado a través de la e-health».
Por ejemplo, en el caso de los robots sociales destinados al cuidado de la salud de las personas, la opinión del paciente es imprescindible para su implementación y proliferación.
Tal como concluye Torrent Sellens, la opinión de los profesionales en relación con la utilidad de la RAS es primordial de cara al diseño de estrategias y políticas para su implantación. “Pero, al mismo tiempo, no es menos cierto que avanzar en estas políticas en un contexto de confianza o desconfianza por parte de la ciudadanía no es lo mismo«. Y nos recuerda que la conexión entre la robótica y otras muchas tecnologías digitales aplicadas en salud «no ha hecho más que empezar, de manera que sus combinaciones para la práctica asistencial tienen infinidad de aplicaciones».
Se puede leer el estudio completo en el International Journal of Environmental Research and Public Health, 2021, 18, 12519: «Do People Trust in Robot-Assisted Surgery? Evidence from Europe«.