Se conoce como bruxismo a la acción involuntaria de apretar los músculos de la mandíbula y rechinar los dientes sin ningún tipo de propósito funcional.
Esta acción puede darse en cualquier momento del día. De hecho, se reconocen dos tipos de bruxismo:
– El bruxismo diurno: se realiza de manera inconsciente y no suele conllevar ese rechinamiento dental.
– El bruxismo nocturno o del sueño: también se produce inconscientemente. En este caso, confluyen ambas situaciones (tanto apretar la mandíbula como rechinar los dientes).
¿Por qué me rechinan los dientes?
No existe una única causa que provoque el bruxismo, pero entre las más reconocidas están:
– Estrés o ansiedad.
– Edad (el bruxismo es más frecuente en niños, aunque suele desaparecer en la madurez)
– Alteraciones dentarias como la maloclusión, asimetría esquelética o trastornos degenerativos e inflamatorios de las articulaciones temporomandibulares.
– Factores genéticos o familiares.
– Trastornos del sueño.
– Consumo de bebidas como el alcohol, o de sustancias como el tabaco o las drogas.
Debido a la diversidad de causas y consecuencias que puede provocar el bruxismo, es muy importante que el paciente acuda a la consulta del odontólogo que será quien valore, a través de diversas pruebas como modelos articulados de la cavidad oral, radiografías y resonancias magnéticas, el alcance de esta patología.
¿Cómo sé si me rechinan los dientes?
Los síntomas más comunes de bruxismo son:
– Dolor de cabeza y de cuello.
– Desgaste en las piezas dentales.
– Chasquidos al abrir y cerrar la boca.
– Molestias en los músculos de la cara.
– Lesiones a nivel de las encías.
– Sensibilidad dental.
– Movilidad dental.
– Insomnio.
– Dolor de oído.
– Sensibilidad muscular.
– Dolor o inflamación en la articulación de la mandíbula.